¿Qué diferencia existe entre una filia y una parafilia?
La palabra "filia" proviene del griego (philos, amor) y del sufijo "ia" (cualidad). En psicología una filia se entiende como una afición o atracción a determinadas realidades o situaciones.
Una filia, además, es lo opuesto a una fobia, un concepto que se relaciona directamente con nuestros miedos.
Todos sentimos preferencia por objetos, acciones o personas. Así, usamos el término “filia” para referirnos a esa atracción por diferentes elementos, que no tienen por qué enfocarse en la sexualidad o en los genitales.
Por ejemplo: hay personas que sienten filias por los coches o por un alimento en concreto. Sin embargo, esas filias no tienen una connotación sexual. Dicho de otra manera: un individuo que colecciona sellos siente una filia por los sellos, pero no siente una atracción sexual hacia ellos. Se trata de una afición.
El concepto “parafilia”, sin embargo, sí se refiere exclusivamente a las prácticas sexuales. Consiste en un patrón de comportamiento poco habitual, que también podríamos llamar atípico, que se relaciona directamente con la sexualidad.
Las parafilias se salen de la norma, pero eso no quiere decir que exista un componente patológico. Algunas prácticas sexuales, aunque sean poco comunes, no pueden considerarse en sí mismas una parafilia si son inofensivas para las personas que la practican.
Según George R. Brown, profesor del Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de la East Tennesse State University, las parafilias se transforman en trastorno cuando "causan angustia o problemas de funcionamiento en la persona afectada o que perjudican o pueden perjudicar a otra persona”.
La mayoría de las personas con parafilias son hombres y muchos tienen además más de un tipo de parafilia. Tal y como sentencia el Dr. Brown, “algunas parafilias, como la pedofilia, son delito”.
En este artículo nos centramos en cinco parafilias sobre las que seguramente no te hayas atrevido a preguntar.