El confinamiento nos obligó a permanecer largos periodos de tiempo sobre un mismo espacio. También con las mismas personas. Parejas que pasaron de una convivencia casi superficial, de unas horas al día, a una convivencia continuada y diaria. Cambios de rutinas y horarios que, sumado a la incertidumbre propia de la Covid-19, provocaron numerosos conflictos entre parejas.
Porque convivir 24 horas con la misma persona en casas en las que, en ocasiones, no se cuenta con un espacio propio e íntimo, no es fácil. Pero ¿qué pasó realmente? ¿Cuáles fueron las causas por las que muchas relaciones dejaron de funcionar?
Según Laura Palomares, directora de Avance Psicólogos, “las carencias en la comunicación, en la gestión de emociones, en la negociación y resolución de problemas, en la repartición de espacios comunes e íntimos y la lucha de poder como base de diálogo han sido las causas más comunes con las que nos hemos encontrado”.
Frente a estos conflictos, muchas personas decidieron apostar por la terapia de pareja online durante el confinamiento. Una gran alternativa para prevenir y solucionar problemas que puedan darse en un futuro próximo desde la escucha y la comprensión con el otro. Parando y sintiendo que, a pesar de ser un momento de crisis social, contamos con la otra persona.
Sin embargo, hubo casos en los que las diferencias eran ya insostenibles y acabaron en ruptura. Y si de normal aceptar la ausencia de la otra persona ya resulta doloroso, en tiempos de pandemia y en este continuo adaptarse que estamos viviendo, aún más.
Por ello, para empezar a encajar una ruptura, debemos ser conscientes de que el duelo es una fase especialmente dura en la vida de una persona. Esta ahí y, en ocasiones, es inevitable. Pero además, ahora resulta más difícil y dolorosa que nunca porque todos afrontamos un “duelo social” por decirlo de algún modo, o de modo de vida.
Son muchas las cosas que en nuestros hábitos de vida y de relación han cambiado y eso supone un proceso de duelo y de adaptación.
En uno de los capítulos de 'Teoría de la gravedad', una recopilación de las columnas publicadas por la periodista Leila Guerriero en el diario El País, la autora relata a la perfección ese estado de duelo, esa ausencia irreversible cuando alguien se va y el otro se queda. En este fragmento escrito con una sensibilidad extraordinaria dice:
"Siga caminando; esto no es una película y usted no tiene tiempo que perder: debe empezar a sufrir. Sufra. Diga: "Hola, aquí está el dolor". Diga: "Hola, bienvenido dolor". Sepa que sentirá eso durante mucho tiempo".
Si nos fijamos, las referencias literarias sobre este fenómeno del desamor se extienden como la pólvora en el mundo editorial. Forman parte de nuestra historia, como esas fases del duelo que debemos aceptar desde el primer momento; identificarlas, tocar tierra, aprender a esperar.
Estas fases van desde la incredulidad a la ira o enfado, pasando por la tristeza hasta aceptación y recuperación de nuestro equilibrio y bienestar. Por otro lado, la pérdida de una pareja conlleva además muchos cambios y la persona tiene que adaptarse a ellos, con el esfuerzo emocional que esto supone: cambio de residencia, de relaciones sociales, de hábitos y rutinas, y si se tienen hijos, cambios en la convivencia y tiempo con ellos.
Estos cambios son la pequeña piedra que aparece cuando dejamos atrás una relación. Obstáculos que forman parte de un proceso en el que construimos y nos construimos. Donde aprendemos que, para establecer una buena comunicación y convivencia, es importante expresar las emociones, ser asertivos, no olvidar nuestros espacios e inquietudes, reconocer y agradecer, empatizar, cuidar del lenguaje corporal y respetar el espacio individual y compartido.
Desde Avance Psicólogos nos dan las siguientes recomendaciones para afrontar el duelo de una ruptura. Cómo sentir, cómo escuchar, cómo equilibrar la actividad social con la indivudual, una manera de recuperar nuestros hábitos y aceptar la incertidumbre.