Aunque a veces solemos confundir uno con otro, o a pesar de que muchas personas crean que son lo mismo, lo cierto es que el amor y el enamoramiento son muy diferentes. Entender estas diferencias nos ayudará a ser más conscientes de cuál es la etapa de la pareja que estamos viviendo, y así, podremos saber qué necesito y qué necesita el otro también.
Si bien los dos son igual de conocidos, muchas veces la gente dice buscar al amor, pero en realidad anhelan el enamoramiento porque uno es intenso y el otro profundo. Uno es sexual y el otro no tanto. Uno fluye solo, el otro implica esfuerzo. Y así podría enumerar más diferencias, pero veamos de qué va cada uno.
¿Qué es el enamoramiento?
Julio Cortazar definió al enamoramiento como “un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio”, así que imagínate la intensidad que tiene y lo fuerte que es. El enamoramiento nos atraviesa de lado a lado cuando lo experimentamos y nos hace tocar el cielo con las manos al ser una de las sensaciones más hermosas que puede vivir el ser humano.
Los enamorados ven la vida color de rosa y sienten esta intensidad de la que te hablaba, especialmente en el plano sexual y en la necesidad de estar con la otra persona la mayor cantidad de tiempo posible. El cerebro de alguien enamorado se parece bastante al de alguien que consume una sustancia tóxica, por eso muchas veces se habla de estar embriagado de amor durante esta etapa.
Pero, atención, el enamoramiento es tan intenso como poco profundo, y esto la pareja lo va a tener que corregir si pretende seguir adelante y que la relación se sostenga en el tiempo. Además, no todo es de color de rosa, el enamoramiento puede ser un poco tramposo, ya que a la persona que amamos no la vemos tal cual es durante esta etapa, la vemos con menos defectos de los que tiene y de la forma que nos gustaría que fuese. También en sus contraindicaciones el enamoramiento incluye cierta dependencia.
Más arriba, llamé al enamoramiento una “etapa” y esta es otra de sus características: dura una cantidad de meses. Aunque algunos estudios hablan de seis meses, lo cierto que a los seis, a los ocho y al año, como mucho, se termina, y aunque esto para muchos sea algo negativo, yo creo que es positivo, puesto que bajo la influencia de esa borrachera de amor la pareja no puede construir algo demasiado sólido.
El paso del enamoramiento al amor
Cuando termina esta etapa hay que “cruzar el desierto” y esto tiene que ver con el desafío que tendrá la relación de pasar del enamoramiento al amor y tolerar las diferencias. Y digo tolerar porque no todas las parejas lo logran. Se le llama precisamente cruzar el desierto porque la pareja ya no tendrá viento de cola y eso implica muchas cosas.
La primera y gran diferencia es que el amor no es intenso como la etapa anterior. Y tú dirás “qué pena”, pero la buena noticia es que el amor es profundo a diferencia de la superficialidad del enamoramiento y con esa profundidad sí se puede construir lo que necesitamos para que la relación se sostenga. La palabra construcción está íntimamente relacionada con el esfuerzo y sí, esta etapa de amor va a implicar el trabajo de los dos integrantes de la relación.
Lo bueno es que en el amor las etapas son más largas, no duran meses, a veces implican años, pero como toda pareja tiene un contrato, este se tendrá que ir renovando a lo largo de años que esa relación dure. Te hablaba de construcción y lo que tendrán que construir será el “nosotros” de la pareja. Este nosotros será el epicentro de la relación y ahí sucederán cosas fundamentales, como decidir cuestiones cotidianas y operativas del día a día y también, claro está, aspectos sumamente importantes para la pareja y la dirección del vínculo.
El amor también implica riesgos y el más importante será el que se instala silenciosamente: la rutina. La que cuando nos queremos dar cuenta ya se apoderó de la pareja y la tiene contra las cuerdas. Será fundamental que ambos luchen contra esta, entendiendo que no todas las rutinas son malas, algunas nos ayudan a estructurar la vida y por eso nos sirven, son necesarias en cualquier pareja. A las malas, sí tendremos que mirarlas de reojo y estar atentos, ya que nos alejan y nos adormecen. Esto puede ser terrible para cualquier pareja.
Conclusión
Como verás, las dos tienen cosas buenas y cosas malas, las dos presentan beneficios y riesgos que transitar. Aunque la primera etapa posea muchos fans, ambas tienen lo suyo y son necesarias para construir una pareja sana que pueda sostenerse en el tiempo, brindándole satisfacción a los dos y no a uno solo. Un lugar en donde sean contemplados los proyectos individuales y los de pareja, donde cada uno logre conseguir su mejor versión y circule el respeto, la solidaridad y la admiración mutua.
