Cuando hablamos de educación sexual automáticamente pensamos en evitar embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual. Pero este concepto va más allá.
Su finalidad también es fomentar el respeto, proteger a las personas de situaciones de abuso, y destruir tabúes que generan malestar, vergüenza o disfunciones sexuales.
La importancia de educar bien desde la adolescencia
La Doctora en Ginecología y Obstreta Miriam Al Adib Mendiri habla de todo ello en Hablemos de Adolescencia, un libro que, a pesar de su título, no está tan solo pensado para adolescentes, sino para leer a partir de la adolescencia, porque a muchos adultos también les conviene revisar su educación sexual.
Con más de 180.000 seguidores en TikTok y premiada por los Doctoralia Awards como la ginecóloga más valorada de España, la doctora que ya triunfó con ‘Hablemos de Vaginas’ y ‘Hablemos de Nosotras’, se centra en esta ocasión en la educación sexual de adolescentes y adultos. Así, aborda temas como los aspectos biológicos de los procesos sexuales y reproductivos, la educación menstrual, las relaciones afectivas, la conciencia corporal o las diferentes sexualidades, entre otros.
Las diferentes sexualidades hoy en día
En el capítulo sobre sexualidades, por ejemplo, la doctora nos cuenta las diferencias entre sexo biológico (el asignado según los genitales al nacer), identidad de género (cómo te sientes), orientación sexual (quién te atrae afectiva y sexualmente) y expresión de género (cómo te comportas y expresas según los estereotipos definidos por la sociedad).
Una cuestión que hoy en día es, evidentemente, uno de los grandes problemas por los que sufren los adolescentes cuando empiezan a crecer y a experimentar con su sexualidad, ya que hasta ahora, las normas sociales solo contemplaban algunas sexualidades establecidas, y quienes no se identificasen con ellas, podían tener serios problemas.

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Respeto, responsabilidad y reciprocidad
Otro aspecto al que Al Adib dedica mucha atención es a la forma de relacionarnos en las relaciones sexuales. Y entre otros aspectos, destaca la regla de las tres erres: respeto, responsabilidad y reciprocidad.
- El respeto lo define como un equilibrio donde todas las partes se cuidan mutuamente para no ser dañadas, e insiste en que hay que ser respetuoso con el otro, pero también con uno mismo.
- Al hablar de responsabilidad, detalla qué es la responsabilidad afectiva, que tiene mucho que ver con comunicarse y decir la verdad intentando no dañar. En ese sentido, explica que engañar a una persona mostrándole falsos sentimientos para utilizarla, por ejemplo, es una grave irresponsabilidad. Así que, si uno solo quiere sexo, lo más responsable es dejarlo claro desde un principio.
- Por último, al referirse a la reciprocidad, la Dra. explica que el respeto y la responsabilidad han de fluir en ambas direcciones, es decir, han de ser recíprocos. Además, concreta que cuando esto no ocurre, suele ser porque alguna de las personas implicadas o ambas separa el sexo de los afectos. Algo que ocurre especialmente, según la doctora, en personas que son "ansiosas, evitavivas o mezcla de ambos".

Tipos de apego
Tambiéne es importante destacar el papel que juega en las relaciones el apego. Por un lado, el apego evitativo sería aquel en que la persona se siente incómoda con la intimidad y tiene dificultades para establecer vínculos. El apego ansioso sería el de las personas que tienen dificultades en la repciprocidad, ya que siempre están demandando.
El desorganizado sería el de las personas que tienden a relaciones tormentosas y utilizan el sexo como forma de demostrar su poder. Mientras que, el apego seguro, consiste en establecer relaciones simétricas basadas en el respeto, algo que se logra con empatía y asertividad.

Estos son solo algunos de los aspectos que aborda 'Hablemos de Adolescencia'. Un libro que nos ayuda a conocernos mejor, pero también promueve el espíritu crítico y el respeto hacia todas las personas. Ya que conocer nuestra sexualidad debidamente nos permite isfrutar de una mejor salud, promueve la libertad y la autonomía, y fomenta la responsabilidad con nosotros y los demás.