No se espera lo mismo de los hombres que de las mujeres. Y cuando nos referimos a sexualidad, la diferencia es todavía mayor. Para los hombres basta con una sonrisa de oreja a oreja, un cuerpo normal -o relativamente normal-, tener pelo, llevar una camisa planchada y un jersey limpio de color neutro.
Sin embargo, para las mujeres, no existe límite en cuanto a las exigencias que se les impone. Veamos a continuación las principales expectativas que condicionan la sexualidad femenina.
Ser atractivas
La sociedad tiende a valorar la belleza física de las mujeres como un indicador de su valor sexual, lo que puede generar una gran ansiedad en aquellas que no se ajustan a los estereotipos de belleza tradicionales. Estas expectativas, además, pueden ser muy limitantes y pueden dificultar el camino hacia una vida sexual saludable y satisfactoria porque las hace sentirse inseguras en sus relaciones afectivas.
Una encuesta realizada por Womanizer a más de 11.000 mujeres de 15 países mostró que la imagen social de la sexualidad femenina tiene un gran impacto en su autoestima sexual. Así, de las 509 españolas entrevistadas, casi un tercio (31%) ha cuestionado por lo menos en una ocasión su sexualidad a causa de la imagen ofrecida en los medios.

En este sentido, Ana Lombardía, experta en bienestar y salud sexual de Womanizer en España, comenta al respecto: "Los medios de comunicación nos bombardean constantemente con una idea muy idealizada y limitada de la sexualidad, que no refleja la variedad de experiencias sexuales que son realmente posibles. Esto hace que muchas se sientan insatisfechas con su sexualidad y se frustren intentando alcanzar un placer que no existe u obligándose a disfrutar de prácticas que, en realidad, no son satisfactorias para ellas".
Lombardía cree que esto limita a muchas chicas a la hora de compartir sus deseos y fantasías con sus parejas, ya que estas imágenes irreales de los medios de comunicación crean vergüenza si alguien no encaja en ellas. Además, a las mujeres no se les enseña a comunicarse abiertamente y con seguridad con sus parejas. Tres de cada cuatro encuestadas en España (77%) confiesa que tiene fantasías sexuales regularmente. Sin embargo, el 17% de las mujeres en España no habla nunca de sus deseos y fantasías sexuales con su pareja. El querer que la otra persona nos conozca mejor antes (41%) es una de las principales razones.
Ser sumisas
Además, a menudo se espera que las mujeres sean sexualmente sumisas y complacientes en las relaciones sexuales, mientras que a los hombres se les permite ser más agresivos y dominantes. Esta expectativa puede llevar a las mujeres a sentir que no tienen el control de su vida sexual y a sentirse incómodas o insatisfechas en sus relaciones.

En redes sociales, el placer sexual femenino es pornografía
Ser monógamas
Otra expectativa social que enfrentan las mujeres es a la idea de que la sexualidad es algo que se debe guardar para el matrimonio o para una relación seria. Esta creencia puede llevarlas a sentirse avergonzadas o culpables por tener relaciones sexuales casuales, lo que puede afectar negativamente su autoestima y su capacidad para disfrutar de su sexualidad.
Dicho de otro modo, cualquier deseo sexual fuera de una relación monógama es inapropiado. Esta creencia puede llevar a las mujeres a sentirse avergonzadas o juzgadas por tener relaciones sexuales con múltiples parejas, lo que puede afectar su capacidad para disfrutar de su sexualidad y ser abiertas sobre sus deseos y necesidades sexuales.

Ser madres
También existe la expectativa social de que las mujeres deben ser madres y que la maternidad es la principal forma con la que contribuyen a la sociedad. Esta presión puede hacer que las mujeres se sientan presionadas para tener hijos y, en algunos casos, puede llevar a la culpa o la vergüenza si no pueden o no quieren tener hijos.
En resumen, las expectativas sociales a las que se enfrentan las mujeres en cuanto a su sexualidad pueden ser muy limitantes y pueden dificultar el camino hacia una vida sexual saludable y satisfactoria.
Es importante que las mujeres reconozcan estas expectativas y trabajen para liberarse de ellas, de modo que puedan tener relaciones sexuales plenas y satisfactorias que les permitan explorar y disfrutar de su sexualidad de manera libre y sin juicios.