El reciente hallazgo de un pene tallado en madera de hace 2.000 años, catalogado como un juguete erótico romano, pone de manifiesto que la masturbación y los juguetes sexuales han existido desde siempre.
En aquella sociedad, las representaciones del pene se utilizaban como un símbolo erótico, pero también de poder y de prestigio. En su inicio estaban fabricados de materiales que se podían encontrar fácilmente en la naturaleza, como piedra o madera.
La sexóloga Esperanza Gil, encargada de Amantis Ruzafa, en Valencia, reconoce la importancia de este hallazgo, porque demuestra que “el ser humano es un animal sexual y sexuado que busca el placer propio”.
Breve origen e historia de los juguetes eróticos
Además de en la Antigua Roma, los arqueólogos también han encontrado objetos que parecen haber sido utilizados como juguetes sexuales en diversas culturas antiguas, incluyendo la Grecia Clásica, Egipto y China. Fue ya en el siglo XVIII cuando los juguetes sexuales empezaron a fabricarse, todavía no “en masa” tal y como diríamos en la actualidad, pero sí se inició una cierta profesionalización en los procesos.

A medida que aumentaba la demanda, aumentó la comercialización de estos objetos en el continente europeo, aunque se vendían principalmente a personas adineradas y se consideraban tabúes en la sociedad. Durante el siglo XIX se popularizaron los vibradores eléctricos para uso médico, que posteriormente se convirtieron en juguetes sexuales populares en la década de 1920.
Gil destaca que los primeros vibradores que usaban la electrónica “se utilizaban para estimular de forma externa el clítoris o el interior de la vagina a través de esa vibración”. En la actualidad podemos encontrar juguetes muy tecnológicos que se basan en la estimulación por ondas sónicas, que llegan hasta la raíz del clítoris, como Murmure, juguetes con efecto calor o con mando, así como los productos para penes, cuya industria también se ha perfeccionado. Por supuesto, los materiales que se utilizan son cada vez más seguros y respetuosos con la piel, además de suaves y agradables al tacto.

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La masturbación femenina todavía es tabú, pero ya no tanto
El hallazgo de un consolador es noticia porque hasta hace pocos años, la masturbación femenina era un tema tabú en muchas culturas y sociedades. A menudo, se ha considerado un comportamiento inapropiado, indecente o incluso pecaminoso, y muchas mujeres han sido desalentadas o avergonzadas por practicar la masturbación.
Sin embargo, en las últimas décadas, ha habido un aumento en la aceptación y el entendimiento de la importancia de la sexualidad femenina, lo que ha llevado a una mayor discusión y aceptación de su masturbación.
Esta práctica es una forma saludable de explorar y disfrutar de la propia sexualidad, y puede tener muchos beneficios para la salud física y mental de todas las mujeres. Que exista una tradición sobre la masturbación femenina con más de dos milenios demuestra que las antiguas romanas ya conocían los beneficios de esta costumbre.
Las tiendas eróticas están cada vez mejor aceptadas
Aunque aún existen tabúes y estigmas alrededor de la masturbación femenina, cada vez son más las mujeres que se sienten cómodas y seguras al hablar sobre el tema y al practicar la masturbación.
Esperanza Gil considera que es importante que cualquier mujer se sienta libre de explorar y disfrutar de su propia sexualidad sin sentirse juzgada o avergonzada, y que tenga acceso a “información precisa y útil sobre la masturbación y otros aspectos de la sexualidad femenina”.

Los prejuicios con respecto a las tiendas eróticas cada vez son menores. Esto es, en gran medida, porque se ha dejado de lado la idea de sex shop oscuro, con neones rojos y en calles escondidas, como si fueran casi delincuentes. Las tiendas dedicadas a este lucrativo negocio están situadas cada vez en calles más céntricas, incluso principales, y abiertas. De hecho, cada vez se encuentran más sex shops en centros comerciales.
Aunque no lo parezca, el reciente auge de las tiendas eróticas permiten aumentar la visibilidad de la sexualidad y la masturbación femenina porque se muestran con naturalidad en una estantería. Es decir, si todo el mundo puede ver un estimulador de clítoris expuesto en una tienda, el tabú, si no desaparece, por lo menos se reduce.
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