El ano sigue siendo, en pleno siglo XXI, un auténtico desconocido, aunque cada vez menos. Explorado hasta la saciedad por parejas homosexuales, hoy por hoy más hombres heteros se atreven a descubrir una zona erógena tabú asociada a la suciedad y el pecado.
Ni una cosa ni la otra. Cada persona es un mundo en cuanto a sexualidad se refiere, y la indagación del ano como zona erógena puede ser tanto un impulso desde la más tierna adolescencia, como un deseo que se desarrolla progresivamente durante varios años hasta que la persona se decide a experimentarlo.
La exploración sexual del ano, como cualquier otra propuesta erótica, requiere un espacio de confianza y seguridad en el que todo lo que pueda ocurrir se viva libremente como una experiencia agradable, divertida y natural.
El ano: una zona erógena más extensa de lo que imaginas
Esta zona erógena no incluye solamente el ano, sino que en el hombre se refiere a toda la región que va desde detrás de los testículos, pasando por el perineo, las zonas externas e internas del orificio hasta la parte baja de la espalda, que incluye la zona interna de los muslos.
Las terminaciones nerviosas de esta zona que te acabamos de describir son prácticamente infinitas, por lo que tanto hombres como mujeres tienen un campo erógeno de indagación e inspección muy amplias.
Desde el hueso púbico hasta el recto y los muslos, un punto muy sensible es el que se encuentra justo debajo del escroto. Si deseas explorar esta región de tu chico, puedes intentar presionar suavemente o mover ligeramente tu lengua en esta zona.
Y si lo que quieres es una guía actualizada de cómo moverte por la parte de atrás de tu pareja masculina, aquí te dejamos un acercamiento erótico en tres actos para que disfrutéis, juntos y sin presión, de tres prácticas sexuales que incluyen como protagonista el ano del hombre hetero.

El beso negro
El beso negro es una práctica muy habitual, junto con la felación, en parejas homosexuales estables o esporádicas. ¿Por qué gusta tanto? Porque conecta el deseo con el tabú, y porque una lengua se siente juguetona y divertida.
Para practicar el beso negro solamente hace falta una buena higiene del ano y una lengua húmeda. Basta con una ducha y enjabonado a conciencia de toda la zona anal, preferibelmente con un jabón de pH neutro, y un aclarado con agua tibia. Conviene repetir la operación bajo la ducha una segunda vez, para asegurarse de que la zona queda completamente limpia.
En caso de duda, siempre puede llenarse un bidé o una palangana de agua templada y dejar remojar unos minutos, lo que permitirá que se desprendan los restos fecales pendientes, si los hubiera.
Para garantizar el éxito del beso negro, mantén hidratada tu cavidad bucal y tu lengua, bebiendo varios sorbos de agua antes de ponerte manos a la obra.
El beso negro puede practicarse de dos maneras:
- Sin lengua dentro: se trata de lamer la zona erógena y pasar este órgano por la zona del perineo arriba y abajo, sin llegar a introducirla.
- Con lengua dentro: sí, nos referimos a la penetración del recto propiamente dicha. Puede ser muy erótico para las dos partes observar (y sentir) cómo entra y sale del cuerpo.
Y bien, ¿te atreverías a pedirle a tu chico que se siente en tu cara?

Introducir todo el dedo en el ano
Seguro que te suena la expresión “solo la puntita”. Se refiere a cuando en la penetración anal o vaginal el hombre dice que solo introducirá la punta del pene, para probar cómo se siente.
Cuando a sexo anal se refiera, te animamos a ir mucho más allá de solo la puntita: introduce un dedo entero. Eso sí, conviene ir paso a paso y estar preparado. La primera vez que se explora el interior con el deseo de otorgar placer sexual, conviene utilizar un lubricante de base acuosa, y utilizar tanto como sea necesario.
Primero es necesario cubrir toda la zona anal con el lubricante, y poco a poco ir buscando la zona de apertura, o bien con el dedo índice, o bien con el dedo medio, que son los que más fácil te resultará mover a medida que vayas entrando.
Estos dos dedos, además de tener una muy buena movilidad, son largos y estrechos, por lo que es más probable que alcances el objetivo: la próstata de tu chico. Sabrás que la has tocado cuando descubras que el dedo que has introducido ha sido engullido de placer o cuando notes que algún elemento que no puedes ver te impide seguir avanzando.
¿Cómo saber si estás introduciendo adecuadamente el dedo? Guíate por las instrucciones del otro y fíjate en su cara: ¿está relajado o por el contrario se muestra tenso? Si está disfrutando, ¡sigue avanzando!

Ventajas e inconvenientes de acostarse con un hombre casado
Juguetes: sexo anal heterosexual nivel experto
La tercera práctica que te proponemos consiste en introducir juguetes sexuales, como podrían ser dildos o vibradores. Qué tipología de juguete es el más adecuado depende en gran medida de cuánto quiera experimentar nuestro hombre hetero.
Lo más importante es respetar los tiempos de la persona. Como guía de uso recomendamos empezar por dildos más pequeños y estrechos, que simulen el tamaño de un dedo, o tal vez un poco más, con la idea de probar juguetes sexuales más grandes y anchos a medida que la persona se sienta a gusto.
Como ves, las posibilidades de diversión son muchas y la exploración del ano como zona erógena no se relaciona con la orientación sexual, sino con las ganas que tengamos de experimentar con la piel de nuestro cuerpo. Al final, se trata de disfrutar del sexo con tu pareja sin pensar en nada más, olvidándote de cualquier prejuicio que tengas.