Claves para ser responsable afectivamente: por qué es tan importante

Ser responsable afectivamente implica ser consciente de las consecuencias que tendrán nuestros actos en los demás. Un término que puede utilizarse tanto en relaciones en pareja como en amistades y que tiene como base la escucha, la comunicación y la empatía. Sin ellas, es difícil establecer un vínculo sano y sostenido. El objetivo es cuidarse uno para poder cuidar a la otra persona.

Claves para ser responsable afectivamente qué es y por qué es tan importante
Claves para ser responsable afectivamente qué es y por qué es tan importante
Sara Roqueta

Periodista

Ya lo decía Octavio Paz, “para que el destino se cumpla es necesaria la complicidad de los amantes”. Una conexión que se establece gracias a la comunicación, la empatía y el cuidado mutuo. Tan solo tenemos que fijarnos en nuestras relaciones personales y en las de nuestros familiares y amigos para comprobar cómo el amor, además de un acuerdo cómplice, debería ser también el resultado de una verdadera responsabilidad afectiva. Sin ella, el vínculo se rompe, deja de ser sano. Un término que ya no sorprende y que podemos escuchar en numerosas esferas. Se trata, simple y llanamente, de conocer las consecuencias de nuestras acciones en los demás y viceversa.

Todo lo que hacemos o decimos acaba teniendo un impacto en los otros. De eso trata la responsabilidad afectiva, un concepto que surge con la tercera ola del feminismo, justo en la década de los ochenta. La base es bien sencilla: establecer una relación afectiva en la que los vínculos se hagan de forma igualitaria, sabiendo que todo cuanto podamos decir tiene su efecto en la otra persona.

¿Pero acaso solo se aplica al ámbito de las parejas? La respuesta es no. Aunque actualmente se asocie en gran medida a las relaciones románticas y/o sexuales, la responsabilidad afectiva también tiene su propia lógica dentro de las relaciones de amistad o las familiares. De hecho, es el claro ejemplo de cuando “lo damos todo” en una amistad o con una pareja, pero no recibimos lo mismo, o no en el grado que nos gustaría. 

Sin embargo, muchas veces se piensa esto esperando recibir en la misma media, y eso, además de violento, puede llegar a ser egoísta. ¿Lo mejor? Entender que las relaciones se tienen que ir negociando. “Hay que ver cuánto estamos dispuestas a dar cada una y si es compatible. Damos por hecho que al enamorarse hay que darlo todo”, explicaba la escritora Coral Herrera en una entrevista para Público.

Esta forma de establecer una relación afectiva aparece como una manera de luchar contra los vínculos desiguales que aparecen en las relaciones

La responsabilidad afectiva parte de esa negociación, de una escucha directa y de saber poner límites, sabiendo separar lo que necesitamos como personas de lo que es mejor para nuestra pareja. 

Comunicar desde la empatía

Mencionar el ghosting no es casual. La forma más evidente de no ser una persona responsable afectivamente es así, mediante esa huida. Un silencio en la pantalla que deja a la otra persona con la duda de: ¿qué ha pasado? ¿por qué ya no responde a mis mensajes después de pasar varios días juntos? Todo parecía ir bien y de pronto, voilà, se esfuma todo lo vivido.

Antes de que ocurra esto, que ya es una red flag en toda regla y que a veces sucede sin que una o uno pueda hacer mucho, es importante llegar a las relaciones sabiendo qué es eso de la responsabilidad afectiva y por qué es tan importante. Hay quien lleva toda la vida practicándola desde la honestidad y no lo sabe. Pero otras personas, en el marco de una sociedad machista, todavía tienen mucho que aprender.

La clave de una relación afectiva, teniendo en cuenta la responsabilidad afectiva, es el cuidado de las emociones propias y ajenas. La comunicación de nuestros sentimientos se establecería, así, como la base sobre la que se asienta el respeto y el cuidado”, explica Yolanda Carmona, psicóloga, especializada en Sexología y colectivo LGTBQ+.

En este sentido, es importante que comencemos a deconstruir los patrones clásicos de las relaciones, especialmente aquellos que suceden en el seno de la pareja y que pueden llegar a ser realmente dañinos. “Si nuestra relación afectiva comienza teniendo como pilar fundamental la responsabilidad afectiva, nuestro desarrollo personal se disparará”, añade Carmona.

Como vemos, el principal fin de este tipo de responsabilidad es el de evitar daños por desacuerdos emocionales. Cuando cada persona establece sus pautas, expresando qué siente y qué necesita, es más fácil construir una relación desde la igualdad y la empatía.

En definitiva, el ejercicio de la responsabilidad afectiva es poder expresar los deseos propios para establecer acuerdos con los otros

Al expresarnos de esta manera, quizá nos encontramos en una situación en la que ningún miembro obtiene por completo todo lo que anhela, pero el sufrimiento o dolor innecesario se evitará. De hecho, ser responsables, como bien indica la palabra, implica hacerse cargo, enfrentar las situaciones, ser claros en los vínculos que queremos y en cómo los queremos. Es decir, cuidar al otro, aunque cuidarlo signifique reconocer que esa relación ya no va a más.

Ser responsable es distinto de ser culpable

Ahora bien, también debemos ser capaces de diferenciar entre la responsabilidad y la culpa. Cuando hablamos de responsabilidad afectiva, esto no significa hacernos cargo de todas las emociones de las personas con las que forjamos vínculos, sino de conocer las consecuencias de nuestras acciones en los demás y viceversa. Nuestras emociones también cuentan, jugando un papel muy importante en cualquier relación amorosa.

 “Ser responsable es muy distinto a ser culpable. Que alguien sea responsable no lo hace el culpable o el causante. La responsabilidad nos permite asumirnos como sujetos activos y no meros objetos del arbitrio y del poder que nosotros mismos le damos al otro”, explica Alexandra Kohan, psicoanalista argentina.

Amor libre no significa falta de responsbailidad

Pero, ¿qué ocurre cuándo estamos dentro de una relación poliamorosa o de amor libre? ¿Cómo actúan aquí los mecanismos de responsabilidad? Pues bien, en este caso, las preguntas no cambian mucho, pues al final se dirigen hacia el mismo punto: qué te apetece, qué quieres tú. “Si lo tienes claro, es más fácil negociar qué relaciones quieres y cómo quieres que sean”, comenta Coral Herrera.

Muchas veces se ha podido llegar a confundir el amor libre con la ausencia de cualquier responsabilidad o compromiso en el amor y en las relaciones sexuales. Pero no es del todo así. En este tipo de relaciones, la libertad prima por encima de todo y, junto a ella, también aparece la responsabilidad, es decir, la toma de decisiones libres pero conscientes.

Claves para ser responsable afectivamente

Como ocurre con la mayoría de cuestiones relacionadas con el amor y las emociones, ya se sabe que una cosa es la teoría y otra la práctica. Para que tu tránsito hacia una relación sana y responsable sea más sencillo, te hemos preparado algunas claves para aprender a ser responsable afectivamente. Como dice Herrera, “cuando eres leal a ti misma, cuando asumes la responsabilidad afectiva y compromiso contigo misma, y con tus relaciones, es amor del bueno”.

Sobre el autor
Sara Roqueta

Periodismo y cultura. En ese orden o viceversa. Me introduje de lleno en los estudios comparativos de Literatura, Arte y Pensamiento y el análisis de los procesos creativos. Todavía sobrevivo. Poesía, narrativa y arte contemporáneo. Ahora redactora en Objetivo Bienestar y Revista Interiores.

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