La educación en salud sexual y reproductiva ha cambiado radicalmente en España en las últimas décadas. Los hijos y los nietos de la generación nacida durante el franquismo viven su juventud en un marco social incomparablemente más abierto, más libertino y mucho más inclusivo que el de sus predecesores. Y, aunque el avance es evidente y más que positivo, siguen existiendo barreras que nos alejan de una buena salud sexual y reproductiva.
La información está a nuestro alcance a un solo clic, pero, a menudo, los jóvenes tienden a dejarse guiar por falsos mitos entorno al sexo y a normalizar conductas tóxicas (también conocidas hoy en día como red flags) que deberíamos dejar atrás. El impacto de la industria de la pornografía es un claro ejemplo de ello, y de cómo las expectativas de muchos se alejan muy a menudo de la realidad. De la misma manera, las crecientes cifras de violencia de género entre menores y jóvenes o las violaciones en grupo deberían hacernos saltar todas las alarmas y hacernos tomar conciencia de que estamos haciendo algo mal.
Los adultos debemos tomar la iniciativa y la responsabilidad de educar a nuestras hijas e hijos en sexualidad saludable
Al igual que sucede con las nuevas tecnologías, los padres debemos tomar la iniciativa y la responsabilidad de educar a nuestras hijas e hijos en sexualidad saludable y no dejar que sean ellos los que informen por vías menos seguras. Solo así conseguiremos un cambio real en la sociedad, invirtiendo en la crianza de adultos más saludables.
Pero, ¿qué entendemos por una vida sexual saludable? Estos son algunos de los puntos que, desde el laboratorio especializado en salud de la mujer Procare Health nos aconsejan no pasar nunca por alto, tanto en jóvenes como en adultos: