Seguro que te han llegado rumores sobre el sexo tántrico: esa misteriosa práctica que hace que las relaciones sexuales puedan alargarse durante horas, masajes eróticos que activan todos nuestros sentidos y, por supuesto, orgasmos increíbles que se alcanzan gracias a técnicas específicas de meditación. Pero… ¿Cuánto hay de verdad detrás de todas estas suposiciones? Y lo que es más importante, ¿en qué consiste realmente?
Pues bien: lo primero que te interesará saber, es que, en realidad, ¡el sexo tántrico como tal no existe! Lo que sí existe es el Tantra, una doctrina esotérica y con miles de años de antigüedad que busca experiencias holísticas en los placeres mundanos. La máxima entorno a la que gira esta filosofía es la existencialidad del momento presente, del “aquí y ahora”, por lo que no deja de estar conectado con otras prácticas meditativas.
¿Qué es el sexo tántrico?
El sexo tántrico no es sino una pequeña parte del Tantra. Tantra es una tradición hindú milenaria que busca la sanación integral del ser humano a través de todas sus manifestaciones: física, mental, espiritual y emocional. Una de las vías hacia esta sanación es el sexo y la práctica tántrica lo observa como un camino hacia la transformación.
Mejora las relaciones de los amantes y evita la monotonía entre la pareja. Es decir, el objetivo del Tantra no es meramente recreativo, sino que busca crear un vínculo profundo entre la pareja a través de una práctica sexual consciente. De hecho, el concepto de sexo tántrico surgió como revelación a la religión organizada que sostuvo que la sexualidad impedía alcanzar la iluminación. Tantra desafió esas creencias y defendió que el sexo era una puerta más hacia la divinidad.
Esta búsqueda ha dado forma a toda una serie de prácticas concretas y aplicables durante la práctica sexual, como el uso de la respiración, los sonidos, los movimientos y la proyección de nuestra energía interna. Gracias a la concentración en el momento presente, el Tantra se aleja de la búsqueda del placer individual y nos abre nuevos canales de conexión emocional con nuestra pareja. Esta forma de fusión intensifica la experiencia sexual, proporcionando un estímulo que va mucho más allá del plano físico.
El orgasmo femenino es un aspecto muy importante de esta filosofía sexual. De hecho, invita a los varones a que retrasen su eyaculación mediante técnicas de respiración, concentración y ejercicios musculares genitales. Estas técnicas ayudarán a prolongar el placer de ambos mediante una relación sexual más tierna, profunda, sensual, íntima y satisfactoria.

Las cuatro llaves del tantra
La filosofía tántrica se construye entorno a cuatro pilares básicos, conocidos como las cuatro llaves, gracias a los cuales podemos lograr estar en armonía con la energía de nuestra pareja:
- La primera llave es la aceptación de uno mismo y de los demás tal y como son, liberándonos de cualquier prejuicio.
- La segunda es el momento presente, la concentración en “el aquí y el ahora” con los cinco sentidos.
- La tercera llave es expresar libremente lo que sientes y lo que piensas, sin tabúes, siendo plenamente conscientes de nuestras virtudes y defectos.
- La cuarta llave hace alusión al movimiento armónico y fluido mediante el que podemos alcanzar el equilibrio de energías, es decir, a todo lo necesario para acompasar tu energía y tus ritmos con los de tu pareja.
Los beneficios de la conexión espiritual
La práctica del Tantra nos puede ayudar a vivir con una mayor libertad y a desarrollar nuestros sentidos, así como nuestra capacidad de amar a los demás. Además, también puede tener los siguientes beneficios:
- Puede ayudar a tratar problemas sexuales
Según la opinión de muchos expertos, gran cantidad de los problemas sexuales se deben a traumas del pasado o a experiencias emocionales negativas. En este sentido, el sexo tántrico, al promover la conexión espiritual entre ambos individuos durante las relaciones sexuales, podría ayudarnos a sobrepasar las barreras emocionales que nos impidan disfrutar de la experiencia con plenitud.
- Puede mejorar la lubricación
Gracias a una mejora de la energía sexual, el tantrismo puede contribuir a que haya una mejor lubricación ocasionada tanto por la falta de estimulación como por otros bloqueos que se deriven de problemas emocionales.
- Puede mejorar la comunicación en pareja
No consiste solo en conseguir el orgasmo. Consiste en ir despacio, de forma consciente y a la vez que el otro, por lo que la comuniación con la pareja es esencial.
- Puede ayudarnos a recuperar nuestra salud
Las técnicas de respiración que se incluyen en los ejercicios tántricos promueven la oxigenación del cuerpo, mientras que algunas de las posturas y movimientos (muchos de los cuales proceden de la tradición yóguica) ayudan a fortalecer los músculos, a estabilizar cambios hormonales y a mejorar nuestro sistema inmunitario.
- Empodera tanto al hombre como a la mujer
Tanto los hombres como las mujeres padecen a menudo de falta de autoestima debido a que tienen una imagen negativa de su cuerpo, lo que a veces lleva a que no se disfrute del sexo en toda su plenitud. En la filosofía tántrica, se busca un equilibrio de energías por igual, por lo que el papel de ambos individuos es igual de importante, lo que evita que nos podamos sentir como meros objetos sexuales y nos empodera como pilares fundamentales en nuestra fusión de energías.
- Proporciona otras formas de satisfacción
En ocasiones, las relaciones sexuales se enfocan sólo en la penetración, y eso lleva a que a menudo se alcance el orgasmo sin una conexión real con la otra persona. Gracias al sexo tántrico, se genera una energía mutua a través de la que se obtiene una unión no sólo física, sino también mental.

El objetivo no es la eyaculación
En Occidente solemos tener el concepto de que el máximo placer sexual se obtiene a través del orgasmo, que en el caso de los hombres se manifiesta con la eyaculación. Sin embargo, los practicantes de Tantra consideran la eyaculación como una importante pérdida de energía, y aquellos realmente fieles a esta filosofía consideran que con eyacular una vez al mes es suficiente.
Ejercicios para iniciarse en el sexo tántrico
Cuando llegue el momento, para comenzar se recomienda evitar la posición horizontal clásica, ya que se trata de una experiencia de exploración y experimentación. Eso sí, para el sexo tántrico debes encontrar posturas en las que os sintáis cómodos, como por ejemplo, sentados con las piernas cruzadas uno frente a otro. Se suele recomendar empezar así, colocando la mano derecha en el corazón de la otra persona y con la mano izquierda sobre el cuerpo de la pareja, haciendo contacto visual para empezar a crear esa conexión e intimidad. Y lo más importante, hay que tomarse la cosa con calma, ya que consiste en conocer tu cuerpo y el de tu pareja, siendo conscientes de las sensaciones del momento.
Respecto a las mejores posiciones para el sexo tántrico, hay dos fundamentales. El Yab-yum se practica con uno de los individuos de la pareja sentado con las piernas cruzadas y el otro encima, enlazando sus piernas alrededor de su cintura. Después, ambos se abrazan hasta sincronizar sus respiraciones. En esta postura se pueden frotar los genitales, iniciar la penetración o simplemente enfocarse en el momento.
Otra postura es el arco relajado, en la que una de las dos personas se sienta con las piernas rectas y la otra se sienta de rodillas sobre su pareja, inclinándose lentamente hacia atrás y colocando la cabeza entre las piernas de su pareja. A partir de ahí, la experimentación debe guiaros. Esto es todo lo que puedes hacer para asegurarte el éxtasis: