Vivimos rodeados de estímulos. Desde el tráfico hasta la hiperconexión con el mundo digital. Caminamos pegados al smartphone o, en su defecto, nos escribimos sin parar desde el autobús. La pantalla vibra, suena un nuevo mensaje y ya estamos ahí, atentos a esa distracción que nos aleja de lo que estábamos haciendo en ese momento y nos convierte en seres multitarea, capaces de escuchar música mientras mandamos un e-mail o leemos Twitter. Una vorágine de conocimientos y acciones que dificultan nuestra capacidad para concentrarnos profundamente en una sola cosa.
Hoy en día, cualquiera puede escribir y enviar un e-mail fácilmente, porque, aunque requiere de cierta reflexión, en la mayoría de los casos son tareas que, como las redes sociales o los mensajes por WhatsApp se suceden mientras podemos estar haciendo otras actividades. Lo mismo pasa en casa, cuando cocinamos y escuchamos un podcast al mismo tiempo o cuando aprovechamos para llamar a un familiar mientras termina la lavadora.
Sin embargo, cuando tenemos que realizar tareas más exigentes, todo se complica un poco más. La realidad es otra. Ya no estamos tan entrenados como antes para poner en práctica el conocido como “Deep Work”, esa capacidad de concentrarse sin distracciones en una tarea cognitivamente exigente. Nuestros antepasados puede que sí, pero para nuestra sociedad cada vez es más difícil mantener la atención profunda sobre algo. No porque no nos interese, sino porque vivimos y nos relacionamos de una manera más dispersa.
“En la era actual de las herramientas en la Red, los trabajadores del conocimiento hacen cada vez menos trabajo profundo y se quedan en la alternativa superficial, enviando y recibiendo constantemente mensajes de correo electrónico, como unos routers humanos, con interrupciones frecuentes propicias para la distracción”, explica Cal Newport, profesor de Ciencia computacional en la Universidad de Georgetown en su último libro titulado Céntrate (Deep Work).
Es muy difícil llevar a cabo un trabajo profundo cuando el ámbito de la atención está fragmentado
Claves para mantener activa la atención
El mensaje de Cal Newport al respecto es claro: debemos ser capaces de reforzar nuestra capacidad de concentración y saber alejarnos de las distracciones tecnológicas para poder lograr la felicidad y el éxito profesional. En un mundo altamente competitivo que además incentiva la hiperconexión y la multitarea, la atención se ha convertido en un activo extremadamente valioso. Al ser cada vez más escaso, “si cultivas esta destreza, prosperarás profesionalmente”.
De hecho, los beneficios de trabajar a fondo son más de los que a priori podríamos creer. Además de ayudarnos a extraer hasta la última gota de valor de nuestra capacidad intelectual, “el estado de esfuerzo mental que acompaña trabajar a fondo es necesario también para mejorar nuestras aptitudes, según sabemos tras décadas de investigaciones en los campos de la psicología y la neurociencia”, añade el autor.
Consciente del valor de mantener activa la concentración, el conocido profesor de Ciencia computacional ha elaborado cuatro reglas prácticas que te ayudarán a trabajar con profundidad y sin distracciones. Léelas tranquilamente y toma nota. Su objetivo es el de permitirnos vivir más conectados y, por lo tanto, ser más eficientes. Sobre todo, ahora que se busca el máximo rendimiento en poco tiempo. ¿Podrás conseguirlo? ¡Allá van!