No hacer literalmente nada. Mirar por la ventana, tumbarse bajo el sol, caminar sin prisa. En esto consiste el “arte del Niksen”, en darle al pause a nuestra agotadora rutina e insertar en ella una dosis de ociosidad para sentirnos mejor. Una paz que ya no solo se consigue a través del mindfulness. Actualmente existen otras maneras de conectar con el aquí y el ahora, y el niksen parece ser la mejor filosofía para ayudarnos a parar. Es en el poder de la pausa donde radica la fuerza de esta teoría holandesa que ya se está expandiendo por medio mundo por sus múltiples beneficios, pero, sobre todo, como un método que nos permite no tener que optimizar cada instante del día. Al contrario, solo hay que mirar hacia dentro, respirar et voilà, no-hacer-nada. ¿El resultado de esta práctica? Ir más despacio, rehuir las prisas. En definitiva, vivir bien, muy bien, vivir a la holandesa.
A veces es necesario aburrirse. O, mejor dicho, aburrirse siendo conscientes de que ese lapso de tiempo en el que no tienes planes, no tienes trabajo, no tienes nada de nada, es un momento idóneo para ponerle el freno al ritmo de vida apresurado al que en muchas ocasiones nos vemos abocados.
Irremediablemente, la cultura del estar siempre activo ha hecho mella en la sociedad. Por suerte, eso es algo que todavía podemos revertir. Sino, que se lo digan a los holandeses, quienes han hecho resurgir el término niksen, el de no hacer nada, pero cargado de connotaciones positivas.
“Los neerlandeses están adoptando un estilo de vida por el que, en ocasiones malgastar el tiempo no hace que la persona sea automáticamente tildada de derrochadora”, tal y como explica la escritora Annete Lavrijsen en su libro ‘El arte neerlandés de no hacer nada’ (Libros Cúpula).
Practicar el “arte del Niksen” consiste en disfrutar de las pequeñas pausas de la vida, una filosofía de vida fácil de introducir en el día a día y esencial para cuidar de nosotros mismos
Así que no, como explica el libro, no eres una persona holgazana por dedicarte un momento del día a parar y descansar. Quítate esa idea de la cabeza y apuesta por prácticas sosegadas. Puedes tumbarte, puedes mirar por la ventana o simplemente levantarte de tu mesa de trabajo con el único objetivo de mover las piernas, oxigenar el cerebro y cambiar el chip del producir por el de no estar activo. Esto es lo que defiende el niksen, sacar algo de tiempo cada día para no hacer nada.

Los neerlandeses y el Niksen
Con sus apenas 41.500 km2, los Países Bajos son uno de los estados más pequeños de Europa, pero también uno de los más felices del mundo. ¿Qué es lo que sus ciudadanos están haciendo bien?
La calidad de vida y el clima político estable que se vive en esta región es una de las claves para entender por qué tienden a estar tan contentos. Pero no solo eso. Hay quien también atribuye esta felicidad a su gestión de la relación entre trabajo, ocio y familia. Esa conciliación entre lo laboral y lo personal que tanto nos trae de cabeza en España.
Líbrate de las presiones externas y apacigua tu caos interno aceptando el niksen como una forma de resistencia a la cultura del estar siempre activo.
Así, como ocurre en el caso holandés, cuando tienes más tiempo para ti y no vives por y para trabajar, entonces es normal sentirse más sano, más feliz o más creativo. Es de cajón que cuanto más tiempo tenemos, como ocurre en las vacaciones, tendemos a desconectar más fácilmente. Algo que debería aplicarse al día a día y no ser un hecho aislado que solo se produce una vez al año.
Por ejemplo, aunque el niksen no significa estar en modo avión constantemente, sí que pretende hacernos reflexionar sobre cómo podemos tomarnos un descanso y cuidarnos en medio del ritmo frenético del día a día. Sin salir de nuestra ciudad, ni siquiera de nuestra casa. De hecho, practicar el método niksen nos aportará beneficios como:
- Romper esos mitos de que estás demasiado ocupado y de que no hacer nada es una locura.
- Encontrar nuevas formas de relajarte, ir más despacio y combatir el estrés. Una manera de minimizar y descongestionar tu agenda de forma selectiva: no malgastes tiempo y energía en tareas que no tienen ningún valor. Asimismo, puedes desarrollar una mejor comprensión de lo que es (realmente) importante para ti.
- Comunicar honestamente tus límites y reajustar tus prioridades.
- Crear tu propio santuario.
- Encontrar el equilibrio entre el trabajo y tu vida personal.
- Impulsar tu creatividad, tu estado de ánimo e incluso la productividad. Es decir, tener un cerebro más sano. Al estar siempre ocupados, perdemos la capacidad de parar y sentarnos a reflexionar o a estar a solas con nuestros pensamientos, los cuales pueden sorprendernos gratamente.
- Conseguir mayor energía y mejor salud. No se puede ser productivo si uno se siente mentalmente vacío o agotado. Al tomar pequeños descansos para no hacer nada, se pueden recargar el cuerpo y la mente.
- Ser más eficientes. Al desarrollar la capacidad de concentración, las tareas se realizan de forma más eficiente.
- Mejor sueño. Al añadir progresivamente cada vez más descansos a lo largo del día, podemos reducir los niveles de estrés y mejorar la calidad de nuestro sueño.
- Establecer una familia feliz y mejorar tus relaciones de amistad
Para terminar, como en toda técnica, debemos dejar bien definidas las claves sobre qué, dónde, cómo y cuándo practicar el niksen. Cuatro ideas para que conozcas más a fondo esta filosofía que te aleja de las presiones y te ayuda a conectar contigo, con tus prioridades. La manera más rápida y directa para dejar de huir y atreverse a no hacer nada. Descansar nunca fue tan necesario. ¿Te permites ya ese respiro?