Ya hay muchísimas personas que conocen el valor del autoconocimiento y que nos pueden compartir historias de cambios, superación y transformación gracias a haber invertido sus recursos en esta parte de sí mismos.
Sin embargo, también hay muchas personas que todavía desconfían de su utilidad real o de los profesionales dedicados a ello. Una mezcla entre miedo a conocerse a sí mismos, desconfianza de herramientas novedosas y falta de conexión con las personas que promueven este estilo de vida –porque sí, el autoconocimiento es un tipo de estilo de vida-.
¿Por qué invertir en autoconocimiento?
Los beneficios de invertir en nuestro autoconocimiento son numerosísimos, de hecho, existen largas listas de cambios positivos y ventajas que se experimentan después de los distintos tipos de procesos de ayuda, terapias, filosofías y demás.
¿Quién no ha buscado “cuáles son los beneficios del coaching” o se ha preguntado “para qué sirve el yoga”?
En función del tipo de proceso, terapia o filosofía, vas a encontrar unos beneficios u otros que son fáciles de percibir, incluso desde el primer día, y hoy vamos a revisar tres beneficios claros, casi inmediatos y comunes a muchos de los caminos de esta forma de conocerse más a uno mismo.
Tanto en mis procesos de coaching, mentorías, como en la escuela que tengo alojada en Patreon, estos tres beneficios son a su vez objetivos que me marco como profesional. Es decir, con un equilibrio óptimo de contenidos teóricos y prácticos busco que las personas puedan trabajar específicamente en conseguir estos tres resultados:
1- Claridad en objetivos y sentido de la vida
¿Qué puede haber más eficaz para tomar buenas decisiones que tener claro lo que quieres y cómo lo quieres conseguir? El autoconocimiento te brinda claridad en tus objetivos y metas, la práctica recurrente de atención plena te ayuda a entender tus emociones y así saber “qué te late” y “hacia dónde es”.
En mi caso, la espiritualidad y la filosofía slow dan el toque consciente, nos ayudan a determinar qué está alineado con nosotras y cuál es el camino más coherente para conseguirlo.
2- Mejores y más sanas relaciones
El autoconocimiento te ayuda a tener mejores y más sanas relaciones gracias a tres efectos fundamentales. Te conoces, sabes lo que quieres, sabes lo que necesitas y cómo lo quieres exigir; además, aprendes asertividad, mejora tu regulación emocional, las discusiones son más nutritivas, te quieres más y aprendes a poner límites; y, además, conocerte te devuelve la humildad natural del ser humano, la compresión, la empatía y la conexión real entre personas imperfectas que hacen lo que pueden con lo que tienen.
Ni siquiera es necesario trabajar directamente la relación de pareja, la relación con los padres o las relaciones laborales, a través de distintos temas –aparentemente no conectados con esto- se realizan los cambios necesarios para lograrlo.
3- Bienestar emocional, calma y tranquilidad
Vivir en calma y tranquilidad es el objetivo de muchas de nosotras. Sabemos que los problemas de la rutina diaria van a seguir ocurriendo, las cosas van a seguir saliendo mal, vamos a seguir enfrentándonos a retos y ya no queremos evitarlo.
Lo que queremos es tener la habilidad de responder a la realidad, desarrollar las habilidades necesarias para ello y poder confiar en nuestra capacidad de adaptación y resolución de conflictos.
El autoconocimiento nos ayuda a ser quienes queramos ser y poder responder a las circunstancias de una forma coherente con nuestros valores.
Hablando de inversión, ¿qué invierto y cuánto?
Cuando se conoce el valor de conocerse a uno mismo hay inversiones que ya no solo no cuesta hacer, sino que se buscan y se hacen con gusto.
Recuerdo la primera vez que decidí ir a terapia, el primer proceso de coaching, consultorías, programas, talleres y demás. ¿Quién no duda antes de poner su dinero en el bolsillo de otro?
Años después y después de miles de euros invertidos en mi autoconocimiento, estoy dispuesta a gastar miles de euros más.
Piensa que tu inversión siempre va a ser de tiempo –horas de coaching, horas de lectura, horas de ejercicios- y dinero; pero también de energía, energía que muy probablemente necesitas para otras cosas –rutina familiar, trabajo, deporte-.
Una buena pregunta que puedes hacerte, para saber dónde está tu reto actual es pensar qué te duele más: ¿el tiempo o el dinero?
Y para continuar, necesitas saber que hay desarrollo personal para todos los bolsillos: libros, membresías, procesos de ayuda, programas de fin de semana.
Lo importante es que entiendas y te grabes a fuego que tu inversión económica puede ser, por ejemplo, de 6 euros al mes –pongo este ejemplo porque es lo que cuesta el plan básico de mi escuela- y que puede ser tan valioso y potente como tú quieras que sea.
¿Y qué hacemos con la duda?
La duda, el miedo, la desconfianza, todo lo que te detiene está basado en creencias y prejuicios que tienes en tus esquemas mentales y que quizás ya ni siquiera son coherentes con tu forma de ver la vida.
Es normal sentir miedo de lo desconocido, miedo a perder por el camino. Perder tiempo, dinero, perder tu “forma de ser”, perder “tus relaciones”, perder la forma en que funcionas.
Sin embargo, hay algo que tenemos claro: todos los cambios que realizas mientras te conoces a ti misma, los haces porque tú quieres, porque quieres cambios, porque necesitas vivir cosas nuevas, transformar tu realidad y vivir de forma más alineada, y todo lo que pierdas por el camino serán cosas que ya han cumplido su función y que necesitas soltar.
Unas sesiones de psicoterapia, un proceso de coaching, una membresía, un libro… Hay herramientas de autoconocimiento que te pueden cambiar la vida, o la forma que tienes de vivirla.
Piénsalo detenidamente: ¿qué puedes perder?