Tras más de año y medio teletrabajando, un amplio porcentaje de trabajadores han regresado a la oficina este mes septiembre. La vuelta al cole en términos profesionales nos ofrece una buena radiografía sobre cómo ha afectado la pandemia al ámbito laboral. Conceptos como teletrabajo o trabajo híbrido eran, antes de la Covid-19, una especie de mito o privilegio para unos pocos. Sin embargo, hoy en día ya no nos sorprende encontrar ofertas de trabajo en las que se especifica, con mucha concreción, la posibilidad de trabajar a remoto. Un incentivo que muchas empresas han implementado a la velocidad de la luz vista la necesidad de los trabajadores, quienes en muchas ocasiones prefieren un contrato flexible y dinámico que les permita conciliar vida laboral con personal.
Sin embargo, aunque los modelos de oficina parece que van cambiando al permitir enfoques híbridos que combinan la presencialidad con el teletrabajo, lo cierto es que la mayoría de las personas han tenido que volver este último mes a sus respectivos trabajos sin que esto suponga grandes cambios en su manera de proceder. En estos momentos, 3 de cada 4 profesionales en España trabaja de forma 100% presencial, mientras que el resto continúa desempeñando sus tareas en remoto, según una encuesta realizada por la plataforma de empleo Infojobs.
De hecho, durante la pandemia se ha podido observar cómo hay sectores que pueden funcionar perfectamente a remoto; como son la información y las comunicaciones, las actividades financieras, de seguro o administrativas, o artísticas y de entretenimiento. Aquellos que lo han probado lo saben bien. De poder elegir, 7 de cada 10 trabajadores escogería un modelo laboral que le permitiese teletrabajar, especialmente de manera flexible o yendo a la oficina 1 o 2 días a la semana.
Al 60% de las personas que trabajan de forma presencial les gustaría adoptar un formato híbrido de trabajo o 100% remoto.
Pocos trabajadores que hayan experimentado el trabajo a remoto se negarían a dejarlo marchar. Aún así, no todas las personas tienen este privilegio al alcance de sus manos, siendo exclusivo de determinados niveles laborales. Por ejemplo, los directivos y los mandos intermedios tienen mayor independencia a la hora de elegir el lugar en el que trabajarán a diferencia de los empleados o especialistas, de quienes no depende esta decisión.
La vuelta a la oficina: cómo afrontarla
Ahora bien, pongamos que no existe otra posibilidad, y que el teletrabajo no entra dentro de las prioridades de nuestra empresa, ¿cómo sobrellevar la carga que supone la presencialidad después de tanto tiempo trabajando a remoto?
Primero de todo, debemos normalizar ese cambio. La vuelta a la oficina no es un trago fácil tras meses de independencia y flexibilidad horaria. Sin embargo, como todo, requiere de sus métodos para volver a reconectar con aquellas personas, espacios y rincones que nos hacen sentir bien dentro de los espacios de trabajo. De hecho, ya que pasamos tantas horas en ellos, ¿por qué no diseñarlos en función de las necesidades de los trabajadores?
Se trata de crear espacios inspiradores, productivos y flexibles, preparados para adaptarse de forma sencilla ante cualquier circunstancia.
Si algo positivo nos han aportado las oficinas en todo este tiempo es que son buenos lugares para socializar con los compañeros, ser más productivos o eficientes y trabajar en equipo; siempre y cuando se cuente con el equipamiento necesario para poder realizar estas actividades. Por ejemplo, estos son algunos de los espacios que deberían incluir las oficinas para que las personas puedan elegir dónde trabajar en función de la necesidad de cada momento.