Un exceso de trabajo es malo, porque puede acarrear problemas psicológicos para el empleado que lo sufra como estrés, cansancio e irritabilidad. De hecho, una persona sobrecargada de trabajo podrá llegar a sufrir burnout (o síndrome de quemado). Si por el contrario un empleado tiene poco que hacer en su empleo, corre el riesgo de sufrir una situación totalmente opuesta llamada boreout (síndrome del aburrimiento), lo que también tiene consecuencias negativas para esa persona.
Así, una persona víctima de boreout suele sentirse cansada y apática, vive en la monotonía y tiene sentimientos depresivos. En el trabajo, se siente insatisfecha y poco productiva al no tener nada que hacer. Pero, lo que es peor, no puede demostrar su potencial y habilidades, le cuesta disfrutar de actividades lúdicas y su estado anímico no sólo lo siente en el trabajo, sino también en casa. Por otra parte, suele encerrarse en sí mismo y pasar el tiempo de trabajo realizando otras tareas (jugar o realizar llamadas personales) para aparentar que está ocupado.
Con el fin de plantar cara a este síndrome, lo más importante es hablar con el jefe sobre la situación y proponer algunos cambios que puedan ayudar a eliminar el boreout. En el caso de que esta opción no sea posible, se puede pensar en otras alternativas de empleo (buscar trabajo en otra empresa o empezar un proyecto propio). Asimismo, hablar con un psicólogo puede ayudar a identificar el síndrome y buscar otro tipo de soluciones.
Boreout, el síndrome del aburrimiento en el trabajo
Las personas que tienen poco que hacer en su empleo o que desempeñan tareas muy monótonas pueden sufrir de boreout, una situación de aburrimiento con consecuencias psicológicas negativas.
