Cuando hacemos un regalo a otra persona experimentamos una larga serie de sensaciones. Hay quien lo vive con ilusión y quien con ansiedad. ¿A caso no os habéis agobiado alguna vez cuando "teníais" que hacer muchos regalos por Navidad? ¿Por dónde empiezo? ¿Le gustará? ¿Será su talla? De pronto, empezamos a dudar de todo. De hecho, hay quien opta por regalar dinero para escurrir el bulto y evitar así errores. Pero hay otras personas que se esfuerzan en buscar un detalle que pueda hacer feliz a la otra persona. La pregunta es: ¿por qué unas personas experimentan esa ansiedad y otras no?
Antes que nada, trataremos de dejar clara una de las bases de las compras compulsivas de Navidad: menos, es más. No pierdas la cabeza comprando todo lo que te han pedido para Reyes tus hijos, así vivirás con menos ansiedad estas fechas. Con un par de detalles deberían aprender a ser felices. Por el contrario, lo único que conseguirás es un niño o una niña con el síndrome del niño hiperregalado. Un término que se empezó a usar hace unos años y que hace referencia a esos niños y niñas que reciben muchos regalos en su casa, en la de cada abuelo o en la de los tíos, y esto puede llegar a tener grandes repercusiones negativas, ya que los pequeños dejan de ver el valor que tienen las cosas.
La regla de los 3 regalos
Si quieres vivir con tranquilidad estas fechas, márcales a tus hijos unos límites. A la hora de seleccionar qué regalos pedir, Pilu Hernández Dopico, CEO del Pupitre de Pilu, maestra y formadora de formadores, recomienda ‘La regla de los tres regalos’: “Una manera de elegir bien los regalos que se piden es estableciendo normas para guiar a los más pequeños. Con esta regla nuestros hijos deberían elegir un capricho, algo que necesiten y un libro, de esta manera estaremos fomentando la lectura”.
En este sentido, desde El Pupitre de Pilu creen que, si bien es importante que los niños escriban solos la carta, los padres deberían sentarse antes con sus hijos e hijas para explicarles el valor que tienen y plantear una serie de guías para evitar recibir exceso de regalos.
Otro truco para prevenir gastos innecesarios es decirles a los niños que solo pidan un regalo conjunto entre varios familiares. Sobre todo, teniendo en cuenta que cada español gastará una media de 240 euros en regalos de Navidad, de los cuales gran parte irá destinado a nuestra pareja e hijos, según un estudio Aladinia. En concreto, compraremos seis regalos y la ropa, los complementos y el calzado volverán a ser los regalos estrellas de este año.
Cada español gastará una media de 240 euros en regalos de Navidad, principalmente dedicados a la pareja y a los hijos
Realmente, lo interesante sería planificar con tiempo estas compras para no caer en regalos de última hora. De hecho, para seis de cada diez españoles es imprescindible hacerse una lista, comparar precios y buscar la mejor oferta.

Dentro de este informe, hay un dato que destaca entre todos: parece que los españoles se decantan cada vez más por regalar ocio y experiencias originales, para un 30 % de ellos será en lo que más dinero se gaste, por detrás, eso sí, de los clásicos de todas las Navidades, y es que un 37 % en lo que más gastará es en ropa, calzado y complementos. A la moda y el ocio les siguen los regalos tecnológicos, los juguetes, perfumes y libros
Pero, ¿de dónde viene este interés por regalar experiencias? ¿Qué nos aporta? Pues bien, lo que es evidente es que, recibir como regalo un objeto o una experiencia no produce el mismo impacto en la memoria de una persona. «Las cosas materiales se olvidan más rápidamente. Normalmente, una experiencia corresponde a una memoria episódica que tiene más connotación emocional. Esta memoria episódica depende del hipocampo, y lo que le da el significado emocional es la amígdala», señala Diego Redolar, neurocientífico y profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC.
Consejos para gestionar la ansiedad al hacer o recibir un regalo
Como ya hemos visto, no todas las personas encajan bien el momento de buscar un regalo para un ser querido. Hay gente a la que le causa ansiedad no saber qué regalar a su familia y amigos. «La falta de información es la causante de este sentimiento», advierte Redolar. «Al ser humano, cuando tiene que tomar una decisión, le gusta tener información de contexto. Si no lo tiene, la corteza prefrontal se ve obligada a hacer un sobresfuerzo para decidir qué hacer, y esto puede generar esta ansiedad».
De hecho, algunos estudios indican que las expectativas que se generan pueden convertirlo en una experiencia estresante. Cuando se da un regalo estamos en alerta y observamos si hay alguna pista que pueda indicar si la persona destinataria está satisfecha o no. Si no obtenemos la respuesta que esperábamos, como una sonrisa de oreja a oreja, es posible que nos decepcionemos. Del mismo modo, el destinatario se puede sentir presionado para mostrar satisfacción, incluso si es un regalo que no quiere.
Con la intención de orientar en la búsqueda de un regalo y rebajar la ansiedad, estos son algunos de los trucos que puedes aplicarte:
- Arriesga un poco e intenta encontrar algo que el otro no haga habitualmente. Por ejemplo, regalar una excursión, una entrada al teatro, etc. Si finalmente no le acaba gustando, al menos se puede pensar que se ha ofrecido la oportunidad a la otra persona de descubrir una cosa nueva. Además, esto nos puede hacer sentir más satisfechos con nosotros mismos.
- Ten presente lo que es particular del otro. Lo que le interesa al otro no siempre tiene que coincidir con lo que a nosotros nos gusta. Por ejemplo, podemos arriesgar y regalar una experiencia nueva teniendo presente qué ámbito de intereses tiene. Quizás es una persona que no va al cine o al teatro, pero a quien le gusta todo lo relacionado con el arte, el diseño o el urbanismo.
En el caso contrario, también debemos contemplar que hay personas a las que no les gusta recibir regalos (aunque es algo menos habitual, también puede suceder). En estos casos Ubieto recomienda a quien lo recibe que se ponga en la piel del otro y que piense que lo ha hecho con la voluntad de sorprenderlo. «Se tiene que tomar el momento como un reto, como una novedad que puede disfrutar. Si realmente es una cosa que no le gusta, siempre se puede intentar cambiarla, y es una manera de aceptar el don del otro. Es decir, nos puede gustar el gesto de que nuestro hijo nos ha hecho un regalo, pero no el regalo en sí mismo».