A menudo, después de una época difícil, lo que nos nace es una necesidad de “volver a la luz” y así es como lo percibimos. Nos entran ganas de renacer, de abrirnos, de lanzarnos a ser nosotras mismas de nuevo y esto no siempre es fácil.
A veces toca reconstruirse, reconocerse y armarse de valor para salir de nuevo al mundo. ¡Veamos qué conviene tener en cuenta!
El recogimiento
Puede ser una depresión diagnosticada, sensación de tristeza o desasosiego, una mala época, un estado depresivo al que no le damos importancia, sea lo que sea, no es una situación agradable.
Puede venir acompañado de una sensación de sentirnos perdidas, sin rumbo, sin saber qué hacer, a menudo ni siquiera sabemos qué nos pasa.
Esto puede ocasionar que tengamos problemas con otras personas, que experimentemos falta de motivación, desgana o falta de interés por cosas que en teoría nos gustan, y nos podemos ver presas de la ansiedad y el estrés.
Esto que yo llamo recogimiento no es más que un autocuidado que nos regalamos sin pensar mucho, sentimos incomodidad con algo que está pasando y nos aislamos para protegernos a nosotras mismas.
No hay nada malo en nosotras, es un perfecto mecanismo de defensa, sin embargo, conviene que revisemos qué está pasando y hasta qué punto afecta nuestra funcionalidad para poder darnos lo que necesitamos en cada momento (ayuda psicológica, distracciones, vacaciones…).
¿Sabías que algunos estudios han encontrado beneficios en eso que llamamos depresión?
Se dice que atravesar un trastorno depresivo mejora el razonamiento analítico y la perseverancia del individuo. Además, está relacionado también con el aprendizaje de tratar mejor con las variables de la vida y cuando se logra retornar, se hace con el espíritu fortalecido.
Punto de inflexión
Cuando llevamos un tiempo experimentando estas emociones y sensaciones físicas, llega un momento en que tocamos fondo, parece que estamos agotadas, exhaustas, de encontrarnos mal.
Podemos sentir desesperación, nos repetimos “no puedo más” una y otra vez, y esto puede llevarnos a experimentar el (para mí) maravilloso “hasta aquí”.
El día que dices “hasta aquí” no es el día que todo termina, es el día en el que todo empieza
Podríamos decir que en una primera fase entramos en consciencia de lo que está ocurriendo, es como si viéramos todo desde otro lugar y nos diéramos cuenta de cómo está siendo la realidad fuera de la burbuja que hemos creado.
Tras esto es fundamental hacer un ejercicio de responsabilidad y recuperar las riendas, para ello no hay que hacer nada demasiado intenso o arriesgado, basta con tomar algunas decisiones.
La primera de ellas, por ejemplo, podría ser buscar ayuda. Este punto es de vital importancia, a veces creemos que podemos con todo solas, pero aunque sea así, contar con ayuda psicológica cambia radicalmente la experiencia, los cambios son más certeros (y seguramente más rápidos) y el camino se hace más seguro.
En conclusión, si no has buscado ayuda todavía, ¡adelante! ¡Es una maravilla!
¿Y qué puedo hacer para volver a la luz?
Te dejo algunas ideas que pueden ayudarte de una forma u otra a terminar el recogimiento y abrirte al mundo.