Los más pequeños son fuentes de recepción constante. Aprenden por imitación. Nadie puede escapar del poder de parecerse mínimamente a sus progenitores, por mucho que se intente. Pero, en lo que sí podemos influir es en cómo hacerles sentir cuando aparece el estrés, la incertidumbre, el miedo... Porque, inevitablemente, los menores también son sensibles a todas estas alteraciones externas. Entonces, ¿cómo les transmitimos un estilo de vida saludable?
Aprender juntos. Esta es la máxima premisa que todo padre o madre debe tener en cuenta. Primero de todo, evitando la culpa. No existen padres de manual y todas las personas cargamos con una mochila llena de heridas, recuerdos y miedos que viajan con nosotros. Pero la idea no es olvidarlos, ni mostrarles a los pequeños una falsa apariencia de normalidad, sino aceptar con ellos, con escucha y respiraciones, todas las emociones que nos abordan.
De esto trata también el mindfulness, de ser conscientes del aquí y el ahora, escuchando a nuestro cuerpo, sin dejarnos llevar por pensamientos externos. Esa prioridad con el ahora, es justo la que la autora superventas Eline Snel destaca en su último libro, 'El despertar de la ranita'. Un manual de meditación con los más pequeños que, a través del ejemplo de una rana que está sentada y que observa tanto su interior como el mundo exterior, puede ayudar a toda la familia a entender qué es la plena consciencia y cómo llevarla a cabo.
Muchos padres y madres se preguntan continuamente cuestiones que sienten que están bajo su responsabilidad: ¿Cómo hacer crecer a un niño en la confianza y la alegría? ¿Cómo enseñarle a amar, a disfrutar, a saber calmarse.
Es importante practicar la serenidad y la meditación para ayudar a los niños a explorar su propio mundo interior y abrirse a los demás.
Llegar a ese punto de tranquilidad no siempre es fácil actualmente en medio del trabajo, las obligaciones o el estrés cotidiano. Pero, si algo vamos aprendiendo con el paso de los años es a integrar en nuestra vida la idea de la relajación y la pausa. Darle al "botón del stop", como explica la escritora.
Puede parecer sencillo, pero no todo el mundo sabe o practica la plena consciencia; es decir, una invitación a sentarse regularmente y permanecer tranquilos, estando presentes en lo que ocurre ahora. A no correr de aquí para allá y hacer cosas que realmente no nos llenan, no nos interesan y que en lugar de darnos bienestar nos perturban o que se podrían hacer más tarde.
La práctica del mindfulness empieza con un tiempo de parada... Solo así, poco a poco, la agitación en nuestra cabeza y en nuestro cuerpo se calma. Pero... "¿Un niño quieto? ¿Practicando meditación? ¡Pero si los niños solo hacen que jugar!". Pues no, el parar y respirar también pueden convertirse en un juego que puede aportarles grandes beneficios. Hace muy poco, escribíamos sobre las mejores posturas de yoga con animales para niños y el cómo pueden aprender a relajarse.
Unos consejos que completamos ahora con la práctica de la plena consciencia en los menores, pero que es perfecta en cualquier etapa por los beneficios que tiene el mindfulness incluso en el embarazo y posparto.
La plena consciencia nos enseña a respirar, a estar presentes en nuestro mundo interior y a reaccionar de un modo menos automático al estrés.
Lo primero que tanto padres como niños deben tener en cuenta es su cuerpo. Toda la atención se enfoca en lo que se percibe, sin preocuparse por los problemas, sus causas y sus consecuencias. Si aprendes a tomarte tiempo para relajar los hombros y que recuperen su posición natural, a sentir cómo la respiración se produce despacio dentro del pecho y dejas que los pensamientos sigan su curso libremente, sin inquietarte por lo que vendrá, entonces sí, se trata de una atención plena a ese momento. Pero como todo, también requiere su práctica.
De hecho, muchos estudios han demostrado que la plena consciencia tiene una influencia positiva sobre partes importantes del cerebro. También en los niños puede ayudarles a favorecer la resiliencia, el control de los impulsos, la regulación de las emociones y la capacidad de cambiar la perspectiva sobre las cosas.
Una técnica, la del mindfulness, ideal para los más pequeños que puede ayudares a reforzar la confianza en sí mismos, al ser ellos los que se escuchan y deciden las soluciones más creativas desde la pausa y la consciencia. Pero sabemos que todo esto te puede sonar demasiado adulto.
Por ello, te mostramos a continuación una serie de pequeños consejos y ejercicios diarios que puedes practicar con tus hijos y hijas para ayudarles a mantener un estilo de vida tranquilo y saludable y, que desde luego, va más allá de la idea de los niños burbuja, recubiertos por capas protectoras. Ahora serán ellos los que escuchen y aprendan con el tiempo a gestionar sus emociones.