Todos conocemos a alguien a quien le cuesta una barbaridad admitir que es su cumpleaños, o bien, oculta o miente sobre su edad. Está bien, se lo perdonamos, porque todos tememos que el tiempo transcurra, con las consecuencias que esto conlleva: cambios físicos, psicológicos, emocionales, laborales... Tampoco nuestro entorno ayuda demasiado. Nos asustamos ante la idea de envejecer “porque vivimos en una sociedad en la que prima la juventud como único valor en las personas y terminamos por creérnoslo. No nos damos cuenta de que cumplir años es una enorme suerte, ¡que lo malo es quedarse por el camino a los 35!”, dice Anna Freixas, doctora en psicología y autora de Tan frescas (Paidós).
Excesivo culto a la juventud
Hoy día, parece que todos pretendemos encontrar el elixir de la eterna juventud. En los medios, en las redes sociales, en el cine, en la cosmética, la moda, la medicina, etc., vemos como si esa etapa de la vida fuese la única válida socialmente. Esto provoca un rechazo social hacia la gente madura y, sobre todo, hacia la idea de envejecer. Es verdad que todos nos sentimos más jóvenes de lo que somos en realidad y que cuantos más años pasan, más rápido nos parece que pasa también el tiempo.
El biólogo estadounidense Robert B. Sothern ha pasado 45 años chequeando si él mismo experimenta un efecto similar a medida que envejece. Cinco veces al día registra su temperatura, presión arterial, frecuencia cardíaca y la estimación del paso de un minuto. Su autoestudio nos dice algo extraordinario: con el paso de los años, la estimación del tiempo se hace menos precisa y gradualmente se acelera. Pero no siempre es así, muchas personas admiten con serenidad y alegría los diferentes ciclos de la vida, dando a cada uno el valor que merecen.
Esto no quiere decir que no puedas ser joven eternamente en tu interior. Siempre se ha dicho que la juventud está en el espíritu, ésta es una forma poética de decir que es joven quien se siente joven y acepta, con tranquilidad e ilusión, el paso del tiempo. Según Freixas, “interiorizar un modelo social de desprecio a lo que no es joven es lo habitual cuando la presión social es tan potente. Para sobrevivir a ella se requiere una buena dosis de sentido crítico que nos permita cuestionar un modelo perverso de belleza jovial que es inalcanzable, que nos aliena, nos enferma y además nos arruina”.
Trucos para celebrar cada década como es debido
30: tu vida es (casi) un folio en blanco Tienes todas las puertas abiertas, muchas posibilidades y oportunidades que se abren ante ti. Quizás ya has formado tu propia familia o quizás estás aún libre de responsabilidades familiares pero sea como sea, el mundo está a tus pies. No eres tan joven como para no saber lo que quieres ni tan mayor como para pensar que hay cosas que ya no volverán. Aprovecha los 30 para seguir soñando y luchando por la vida que te gustaría tener. Inspírate en la serie Friends. Ellos tenían esa edad. Recupera los DVD o pásate a Cómo conocí a vuestra madre.
40: la madurez te hace sabia A los 40 seguro que ya te ha pasado que un niño te ceda su asiento en el autobús, ¿pero qué se ha creído? Te sientes joven porque aún lo eres pero seguro que no llevas la misma vida que a los 20 y esto se nota. Te conoces bien, sabes lo que quieres y, lo más importante de todo: sabes lo que no quieres. Aprovéchalo. Inspírate en Alicia Florrick, de The Good Wife, que a los 40 vuela libre y resurge como abogada. A su jefa (o socia) de 50 y pico, Diane Lockhart, tampoco le tose nadie.
50: más experimentada que nunca Seguro que has oído hablar de la crisis de los 50, ¿no? Ahora que ya has llegado, ¿qué te parece? Seguro que te ves y te sientes más joven de lo que te pensabas. Es posible que hayas notado cambios en tu cuerpo que te avisan de que hay que empezar a cuidarse pero estás en plena forma y aún con energía para empezar proyectos nuevos. ¿Ya has pensado en todo lo que quieres conseguir en esta década que acabas de empezar? Inspírate en la protagonista de nuestra portada, Rosario Flores. O en la delicadeza de Julianne More.
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