Acabamos con el mito del ratón de biblioteca. Para las que todavía crean que no son capaces de desenvolverse en sociedad porque prefieren pasarse todo el día enganchadas a las páginas de un libro, deben saber que precisamente leyendo están aprendiendo a empatizar con los demás. “Leer expande nuestros horizontes y nos permite crear empatía hacia los demás y en especial hacia otras culturas, nos ayuda a acabar con estereotipos, que no son más que producto de la ignorancia” nos comenta Rosa Fernández, psicóloga y coach en el Instituto Europeo de Psicología Postiva (IEPP). Más allá de este gran valor humano y cultural, hay más datos que constatan el valor vertebral de las historias en la mente humana:
Recordamos hasta un 22% más de información si los datos se incluyen en alguna historia, según la profesora Jennifer Aaker, profesora de márqueting de la Universidad de Stanford (EE UU).
El 65% del contenido de cualquier conversación diaria versa sobre asuntos sociales, historias al fin y al cabo, según apuntó un estudio dirigido por el antropólogo Robin Durban, de la Universidad de Oxford. Por lo tanto, el proceso narrativo va más allá de los libros: se traduce en nuestra manera de ver las cosas.
Tratamos de aportar sentido a nuestro alrededor con historias, como demostraron Fritz Heider y Mary Ann Simmel, del Smith College (EE UU), a raíz de un experimento sociológico llevado a cabo en 1944: proyectaron una animación de figuras geométricas ante 34 alumnos y 33 de ellos crearon una historia alrededor de ellas, les aportó humanidad, mientras que sólo una persona se limitó a enumerar a los elementos que aparecieron.