En los últimos doce meses, la pandemia ha puesto de relieve la necesidad de cuidar de nuestra salud física y psicológica de manera integral. Aunque antes de la Covid-19 ya existía esta conciencia sobre el bienestar y el equilibrio cuerpo-mente, parece que este último año hemos reaprendido ciertas técnicas para cuidar de nuestro cuerpo y de nuestras emociones mejor que nunca y sobrevivir así a uno de los periodos más inestables e inciertos de la última década.
Volver a retomar viejos hábitos de vida saludable, trazar un plan de nutrición adecuado a nuestro organismo o dejar de fumar o de beber alcohol son tan solo algunos de los propósitos ya cumplidos por miles de personas que en el último año y medio han decidido tomar las riendas de su vida y apostar por un estilo de vida saludable.
La pandemia ha provocado cambios en los hábitos de los españoles: el 20% afirma consumir menos alcohol, el 33,6% señala cambios en sus hábitos de sueño y el 32% hacer menos ejercicio
Sin embargo, no todas las personas han sido capaces de resolver sus dificultades con facilidad. Según el IV Estudio de Salud y Estilo de Vida creado por Aegon en colaboración con el Consejo General de la Psicología de España (COP) el 36,6% de los encuestados piensa que su salud psicológica y emocional ha empeorado en el último año.
El estudio, que se centra en el análisis del estado de salud, estilo de vida, hábitos y conductas relacionadas con la salud y el bienestar emocional de los españoles, así como el impacto que ha tenido la Covid-19 en muchos de estos aspectos —sobre todo en lo que respecta a la salud mental— revela que 1 de cada 4 encuestados presenta síntomas compatibles con un problema de ansiedad y 1 de cada 5 síntomas compatibles con depresión.
De hecho, con estos datos, no es de extrañar el por qué se ha hablado tanto de salud mental en el último año. La ansiedad, el estrés o la depresión han tomado el centro de las redes sociales con testimonios de personas que ya han decidido ir a terapia, con la consecuente revalorización de la figura del psicólogo/a y, en concreto, de acudir a este tipo de profesionales especializados.

No obstante, lo que sí sorprende es constatar la reacción de estas personas que han presentado malestar y que, por las razones que sea, no han tomado cartas en el asunto, dejando que los síntomas aumenten sin llevar a cabo ningún tipo de prevención o cambios en el estilo de vida. Al respecto, el estudio confirma que el 54% de las personas que identifica síntomas psicológicos afirma no tomar medidas para resolverlos y señala como una de las casusas la baja disponibilidad de recursos de este tipo. Sobre todo, teniendo en cuenta que en España solo hay seis psicólogos por cada 100.000 habitantes y 11 psiquiatras en el Sistema Nacional de Salud, según datos de 2018. Un contexto que dificulta el acceso a estos recursos sanitarios.
La salud en España
Si nos fijamos en la valoración del estado de la salud, los españoles la valoran de forma positiva. Más del 70% lo puntúa con un 7 o más (en una escala de 0 a 10), siendo el promedio de 7,13. Eso sí, cabe destacar que, los encuestados que valoran de manera negativa su salud en este último año mencionan el estrés, la ansiedad y la tristeza como los principales motivos.
¿Quiénes son los o las más dignificadas de este periodo que hemos vivido? En términos de salud, las mujeres y las personas mayores de 65 años se muestran algo más críticas con su estado de salud. La CEO del Consejo General de Psicología, Silvia Berdullas, presente en la muestra del informe, explica a qué se debe este sesgo de género:
“Durante toda esta pandemia, han sido las mujeres las que se han visto obligadas a asumir más carga doméstica, cuidando de los mayores y de los hijos, y lo han hecho más que los varones”
Por otro lado, cuando se les pregunta a los encuestados sobre su estado de salud, observamos una relación directa entre su salud y la situación económica y laboral: es decir, quienes no trabajan, han perdido su trabajo o han estado en ERTE y aquellos que creen que su situación económica ha empeorado hacen valoraciones más negativas.

Más datos sobre salud emocional
Como ya era de esperar, fruto de las consecuencias de la pandemia en nuestra salud, el 36,6% de los encuestados — es decir, 1 de cada 3—, señaló un empeoramiento percibido en su salud emocional en el último año y únicamente el 8,2% consideró haber experimentado una mejoría en su salud psicológica. Las reacciones entonces a la situación vivida durante este tiempo son evidentes. Por ejemplo, teniendo en cuenta la situación laboral, aquellas personas que habían perdido su trabajo o han estado en situación de ERTE en el último año valoraban su salud emocional con un 5,86 y las personas que no han tenido cambios laborales con un 6,92.
Una de cada dos personas (52,9%) que ha señalado un empeoramiento en su situación económica notifica, además, un empeoramiento de su salud psicológica.
Entre todas las afecciones emocionales, el estrés representa el mayor impacto emocional de la Covid-19. De hecho, 7 de cada 10 españoles lo han experimentado en alguna medida durante el último mes, siendo las dificultades laborales la principal causa señalada por los encuestados; seguidas de las tensiones con familiares o amigos, el miedo a enfermar o enfermase alguien querido por Covid, los problemas económicos y el fallecimiento o enfermedad de alguien cercano.
Ansiedad y depresión: factores de riesgo
Además del estrés ya mencionado, fruto muchas veces de la situación sanitaria, social y económica que estamos atravesando, uno de cada cinco españoles presenta síntomas compatibles con un posible caso de depresión o, al menos, sintomatología depresiva moderada. Además, un 15,5 % de los españoles admite haber presentado alguna ideación suicida en el último año, según el estudio, una proporción que ha sido mayor en personas de entre 18 y 25 años.
Sin embargo, 3 de cada 4 personas que presentan síntomas psicológicos de algún tipo sienten que ahora hay cosas en sus vidas que valoran más que antes, lo que podría estar señalando un indicador de crecimiento postraumático. Una cuestión a la que se une la relativa desaceleración de las retribuciones impuestas para frenar la pandemia.