'Sin música, la vida sería un error'. La frase se le atribuye al filósofo alemán Friederich Nietzsche, pero podría ser acuñada por la gran mayoría. La música no es una forma más de expresión, de representar y transmitir ideas, pensamientos, sentimientos. Su poder evocador, capaz de retrotraerte a cualquier momento pasado, de apabullarte con retales de instantes -"el arte de la música es el que más cercano se halla de las lágrimas y los recuerdos", decía Oscar Wilde- la sitúa en una posición privilegiada. Tanto, como para dedicarle un día. Y qué día.
Esta festividad, celebrada en prácticamente todos los países de Europa, pero oriunda de Francia, coincide con el solsticio de verano. La temporada estival arranca con banda sonora, la que ponen en las diferentes ciudades para conmemorar el Día Europeo de la Música.
La festividad arrancó en Francia en 1982 bajo el lema 'sacar a las calles a todos los músicos'. Le bastaron tres años para adquirir una dimensión europea y que se instaurara el 21 de junio como el Día Europeo de la Música.
Hoy se la considera una jornada cultural y festiva que fomenta la diversidad, está abierta a cualquier perfil musical y a cualquier oído, sea o no profesional. El fin es promover el intercambio cultural a partir de la música. Por eso, las principales ciudades de España se llenan de escenarios con conciertos y actividades musicales.
Día europeo de la música
El verano llega cada año con banda sonora. El solsticio coincide con el Día europeo de la música, una tradición que arrancó en 1982 en Francia y cada vez ha logrado que más países le den a play.
