Muchas personas de nuestra generación tuvimos la suerte de compartir tiempo con nuestros abuelos cuando éramos niños. Durante esas horas de juegos a menudo escuchábamos con atención sus historias de juventud, sus experiencias y capítulos únicos que quedaron grabados en su memoria, normalmente asociados a momentos de felicidad y alegría.
Sin embargo, no todos ellos, e incluso no todos los que hoy son abuelos, tienen historias amables que contar. Me refiero específicamente a las personas de la tercera edad que se engloban dentro del colectivo LGBT (lesbianas, gais, bisexuales y transexuales), que fueron discriminadas, perseguidas, obligadas a realizar trabajos forzados y torturadas en las cárceles españolas durante el franquismo en aplicación de la ya desaparecida Ley de Vagos y Maleantes, que fue modificada expresamente a partir del 15 de julio de 1954 para validar la represión de los homosexuales dentro del Código Penal.
Este contexto de persecución, rechazo y humillación institucionalizada constante se convirtió, poco a poco, día a día, año tras año, en el caldo de cultivo perfecto para que nuestros mayores LGBT desarrollaran unas vulnerabilidades que, por el hecho de formar parte de un grupo minoritario marginado, sean hoy no solo diferentes del resto de personas de la tercera edad, sino más acentuadas.
Veamos a continuación cinco razones que convierten a las personas LGBT de la tercera edad en personas más vulnerables: