El frenesí del día a día nos arrastra con fuerza. Rutina, trabajo, espacios concurridos y esa sensación de estar constantemente informados, rodeados de estímulos. Por eso ahora, quizá más que nunca, necesitamos dar con ciertos hábitos que, como la meditación, pueden ayudarnos a concentrarnos en el aquí y en el ahora. En definitiva, el momento presente que no solo es un valor del mindfulnness sino que corresponde a la necesidad de parar, parar y escuchar a partir de la consciencia de nuestro cuerpo.
Porque si algo ha supuesto la llegada del coronavirus en nuestras vidas es la suspensión de aquello que antes percibíamos como normal. Ahora todo se ha vuelto extraño, bajo el velo de esa "nueva normalidad" marcada por las restricciones y las medidas de seguridad e higiene. Un contexto que nos obliga a tomar las riendas, mantener la calma y acostumbrarnos a un escenario lleno de incertidumbre.
Sin embargo, hasta en momentos de crisis social y sanitaria, es posible introducir en nuestra rutina pequeños hábitos que pueden ayudarnos a crear nuestra pequeña burbuja, alejada del ruido de las noticias y la negatividad general. Un espacio que cada uno construye a su manera y, que cada vez gana más adeptos cuando se trata de la meditación. La meditación como una práctica que necesita constancia pero que, sobre todo, nos puede ayudar a bajar el ritmo y a desconectar para conectar con nuestro cuerpo.
Según nos explica la experta en meditación y minfulness Úrsula Calvo, cuando se emprende el camino de la meditación y el autodescubrimiento, todos pasamos por determinadas fases que llevan asociados algunos retos. Pero no son obstáculos, sino pequeños desafíos que forman parte del aprendizaje, de una práctica que puede liberarte de la presión del día a día pero que requiere constancia.
El secreto de la meditación consiste en desarrollar, concentrar y dirigir tu consciencia a través de una respiración tranquila.
En el camino de la meditación puedes encontrar pequeñas fases que se pueden distinguir en función de dos variables que nos explica Calvo: motivación y habilidad. Al principio puede que estés muy motivada y preparada para meditar, pero puede suceder que con los días pierdas esos ánimos, postergues la actividad y la dejes de lado. Pero debes tener en cuenta que será una fase, totalmente normal al iniciarte y que no por eso debes rendirte.
Con el tiempo, irás ganando habilidad y destreza, te sentirás con más ganas y fuerza para emprender el proceso de meditación. No te preocupes si después de mucho tiempo, todavía te cuesta encontrar ese momento para meditar, es normal, el ritmo de la rutina en ocasiones desplaza otros hábitos. Pero debemos intervenir, no dejar que nos arrastre la rutina y convertir la meditación es una práctica indispensable en tu vida.
Por eso hoy, volvemos a confiar en el poder de la meditación. Un ejercicio que podemos complementar con ciertos hábitos y rutinas yogui que nos ayudan a mantener un estilo de vida saludable. Ese que pasa por aprender a dominar tu mente y concentrarte, prestando atención a tus relaciones, la alimentación o el descanso.
Porque, aunque el ejercicio de meditar puede durar unos minutos al día, esto no quita que sea una práctica que puedas extrapolar a otras situaciones. Los valores de la meditación pasan por la presencia, por la respiración tranquila, un contacto con el aquí y el ahora que puedes trasladar a escenarios como el caminar, las relaciones, el momento previo al descanso o la alimentación.
Te dejamos ahora con todas las fases de la meditación, según Úrsula Calvo. Es importante conocerlas y reconocer en qué punto del camino te encuentras. De esta forma, podrás detectar los obstáculos mentales cuando surjan. Si ya eres experto o experta en el ejercicio, también es interesante que pongas atención a esas ocasiones en las que de pronto te sientes con menos motivación. Es totalmente normal, forma parte de un largo proceso en el que además puedes adoptar diferentes posturas de meditación consciente hasta dar con aquella que mejor te haga sentir.