A partir de los 65 años se producen una serie de alteraciones vitales en muchos ámbitos de nuestras vidas. Nuestras rutinas pueden verse alteradas en el ámbito laboral con la llegada de la jubilación, y nuestro bienestar emocional puede verse afectado por la aparición de problemas de salud relacionados con la edad.
En definitiva, el envejecimiento conlleva afrontar cambios psicológicos, físicos y sociales que requieren procesos de adaptación. Saber adaptarse a las situaciones adversas es vital para proteger nuestra salud y no abandonarnos, pero ¿cómo podemos gestionar correctamente algo como el duelo tras el fallecimiento de un ser querido?
A pesar de que en personas mayores la cercanía a la muerte se acepta de manera más natural que en personas más jóvenes, la viudedad o la pérdida de amistades generacionales son experiencias duras que pueden causar la aparición de miedos y vulnerabilidad psicológica.
Y es que según datos de un estudio del Grupo Albia para el tercer libro de la colección Enséñame a despedirme, con el objetivo de asesorar a las personas mayores y a sus familiares en el manejo del duelo, el riesgo de deterioro de salud o de fallecimiento tras la muerte del cónyuge aumenta en un 66% tras los tres primeros meses de viudez.
“Las mujeres tienen más facilidad para adaptarse a la soledad que los hombres
Las mujeres son el colectivo más afectado por la viudedad debido a su mayor esperanza de vida. Aun así, las mujeres viudas presentan una mayor facilidad para adaptarse a la situación que los hombres, manteniéndose activas realizando las actividades del hogar y apoyándose en familiares y amigos para el apoyo emocional.
Por ello, al pasar por un momento así se hace necesario contar con entornos conocidos y acogedores que ofrezcan una sensación de seguridad y faciliten la comunicación. Ahí es donde la familia o el círculo más íntimo cobra especial importancia.
Vivir implica pasar por una sucesión de duelos
Cuando alguien fallece no se produce solo una pérdida, sino también la alteración del equilibrio vital que esa persona contribuyó a crear. Así lo explica Marian Carvajal, Responsable de Atención Emocional de Grupo Albia. Todo ello implica estar más expuesto a sufrir estrés, ansiedad o tristeza que puede manifestarse en forma de problemas en el sueño y alimentación, sentimiento de soledad, disminución de las relaciones sociales e incertidumbre al pensar en el futuro.
Estos son algunos consejos por parte del Grupo Albia para gestionar correctamente el proceso del duelo durante la vejez.