Aunque hay personas para las que mirar el 'lado soleado de la vida', como dirían los Monty Python, resulta algo natural, hay muchas otras para las que el optimismo es una actitud forzada y por tanto inútil. Para esas personas que acostumbran a ponerse en lo peor y a imaginar los peores escenarios posibles, el pesimismo defensivo puede ser una buena forma de enfocar las cosas. Pero, en qué consiste exactamente el pesimismo defensivo? Se trata de, una vez imaginado todo lo que puede ir mal, por ejemplo en una primera cita o en el momento en el que debemos hablar en público, tomar las precauciones necesarias para poder hacer frente a las posibles eventualidades. Asi, por ejemplo, podemos pedir a un amigo que nos llame a una determinada hora para tener una excusa para escapar si la cita no transcurre como esperamos, dejar la ropa preparada la noche antes o comer algo antes de salir de casa para asegurarnos de que si los nervios nos hacen beber demasiado rápido, no vamos a acabar bailando encima de la mesa.
En una reciente entrevista publicada en The Guardian, la profesora de psicología Julie Norem, explicaba como gracias a esas estrategias la persona ganaba en seguridad con lo que se afrontaba a la situación temida con menos nivel de ansiedad. El pesimismo puede ser así una ayuda para prever las posibles complicaciones ayudándonos a tomar las precauciones necesarias para sortearlas. Eso sí, es útil cuando es un pesimismo que nos ayuda a actuar y no cuando nos paraliza y preferimos finalmente evitar la situación.
Las ventajas del pesimismo defensivo
Aunque hoy en día estemos acostumbrados a no escuchar más que las ventajas del pensamiento positivo y del optimismo, ponernos en lo peor puede también resultar una estrategia útil, siempre y cuando no nos impida actuar.
