Después de las vacaciones de verano, es momento de tocar tierra. Septiembre trae con él la vuelta a los horarios, la rutina, las obligaciones y una marea de cambios que todos, incluidos los más pequeños, debemos afrontar. De hecho, los posibles desajustes en la alimentación o el exceso de horas de descanso fruto del descontrol veraniego pueden dificultar esa “vuelta al cole” que ya trae de cabeza a numerosos niños. Un estrés postvacional que no solo concierne a los adultos, sino que requiere de un proceso de adaptación psicológica hasta que los viejos hábitos vuelvan a tomar la rutina de manera natural. Con ciertas variaciones, calma y mucha paciencia, nuestro reloj biológico volverá a ajustarse.
Como decíamos, despertarse pronto, cargar la mochila a cuestas, llegar al colegio y atender a la pizarra durante varias horas no siempre es fácil después de meses de mayores excesos y permisividad. Para los menores de edad, igual que le sucedería a cualquier adulto, la vuelta a la rutina puede ser dura. Y, aunque por lo general se trata de un proceso de adaptación que dura unas semanas, los psicólogos recomiendan prestar atención ante posibles señales como el rechazo a hablar del nuevo curso, los nervios excesivos, o las dificultades en el sueño.
Todos estos signos de malestar ante el inicio de un nuevo curso se pueden ver todavía más agravados ante la situación actual de pandemia, la cual a día de hoy continúa dejando tras de sí sentimientos y emociones que, como el miedo o la incertidumbre ante el devenir, pueden afectar también a los niños y niñas. Ponerse de nuevo la mascarilla durante horas, escuchar que solo pueden relacionarse con determinados “grupos burbuja” y demás restricciones, vuelve a colocarles en un escenario que, aunque ya no es tan nuevo, continúa incomodando a muchos menores.
«Prepararse para la incertidumbre no es fácil, sobre todo cuando se buscan certezas que afiancen sus aprendizajes. Pero los niños tienen una gran capacidad de adaptación a situaciones nuevas», recuerda Jordi Perales, quien añade que la parte positiva es que, después de más de un año de pandemia, los alumnos ya pueden empezar a anticipar qué sucederá si hay una semipresencialidad, «y la anticipación a situaciones nuevas puede facilitar la adaptación a ellas».
La ansiedad del cambio
En ese miedo a la vuelta, del que ya hemos hablado, pueden influir muchas variables. “Nos estamos refiriendo a situaciones tales como la relación con los compañeros, el empezar el curso en un nuevo centro, el tener que hacer frente al estudio y a los exámenes, la vuelta a la rutina y a los horarios asociados a ella, o simplemente la sensación de pérdida de relax y de actividades placenteras que puedan haber experimentado durante la época de vacaciones”, indica el Dr. Miguel Ángel Garabal, psicólogo y miembro de Doctoralia.
Sin embargo, Sylvie Pérez, profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, advierte que lo importante de las vacaciones es que hayan sido un tiempo de ruptura de las rutinas habituales del día a día relacionado con los horarios escolares, «y ser conscientes de que esto, que es positivo para todos, es lo que a la vez debe ayudar a afrontar la vuelta al cole asumiendo de alguna forma que los primeros días serán difíciles para todos».
Lo mejor es ir acompañándolos y preparándolos, siempre que no se viva desde la angustia o la nostalgia por lo que dejamos, sino afrontándolo como una vuelta a la tranquilidad y a la rutina diaria.
Tras la vuelta de las vacaciones, es momento de tomar algunas decisiones y ayudarles a recuperar ciertos hábitos e incluso afrontar con ellos posibles miedos.
“Será mucho mejor si todo esto lo hacemos de forma progresiva que si lo hacemos de forma repentina. La idea es que puedan ir despidiéndose de las actividades veraniegas unas semanas antes de las clases, poco a poco, y que así en los primeros días de la vuelta al cole el cambio no se represente tan brusco”, explica el Dr. Garabal.
Por ejemplo, tener una rutina adecuada a nivel físico, nutricional y de descanso puede ayudarles a conseguir toda la energía posible para afrontar la vuelta. Eso sí, ¡nada de exigencias! No olvides que también necesitan su tiempo de recreo y diversión junto a otros niños y niñas para continuar creciendo. Llenarles la agenda de actividades extraescolares nunca será la mejor manera de empezar el curso. Como todo, también los más pequeños necesitan una rutina y unos hábitos de vida equilibrados, acordes a su edad y al tiempo del que disponen.
Por eso, para que todo vaya sobre ruedas, queremos dejaros con algunos consejos para retomar la vuelta al colegio con calma. Una serie de ajustes que les ayudarán a afrontar el curso escolar con mayor energía y positividad.