Escribir historias, dibujar e incluso decorar una habitación o improvisar una nueva receta son actividades que nos relajan y hacen que el tiempo pase más rápido porque ponen en marcha nuestra creatividad. Y ser creativos nos hace ser más felices, solucionar más problemas y ser más valorados en el trabajo. Si la creatividad es tan beneficiosa, pues, ¿cómo podemos estimularla?
1. Actuando como un niño: Los niños juegan, interpretan distintos papeles y son capaces de cambiar de opinión. Comportarnos un poco más como niños nos ayuda a romper esquemas mentales que pueden limitar nuestra felicidad.
2. Poniéndonos en el lugar de los demás: Escribir la misma historia desde tres puntos de vista distintos y, al terminar, preguntarnos cuál nos gusta más es un buen ejercicio creativo que nos puede ayudar a trabajar la empatía.
3. Aceptando lo malo: El esquema prueba-error del proceso creativo demuestra que de todo se puede aprender algo, incluso de las malas ideas o del fracaso. Aceptarlo aumenta la resiliencia, es decir, la resistencia ante los inconvenientes o los giros inesperados del destino.
Mejorar las emociones a través de la creatividad
Dibujar, decorar o cocinar son actividades creativas que nos ayudan a ser más felices, a solventar mejor los problemas e incluso a ser más valorados en el trabajo.
