Las vacaciones. Muchos exclaman "¡benditas vacaciones!". El respiro que esperábamos, la calma, el descanso y, sobre todo, el no trabajar. Fuera horarios y alarmas. Y es que en verano las obligaciones se reducen al mínimo o incluso se eliminan. Las horas pasan lentas y tranquilas. Tomamos helado y dormimos siesta sobre una hamaca. ¡This is summer! Pero ¿siempre conseguimos desconectar?
En ocasiones, los nervios porque todo salga perfecto; los viajes, las excursiones o las quedadas con amigos impiden que disfrutemos plenamente de nuestras vacaciones. Como si el estrés de la rutina diaria y esa vida acelerada se trasladase de lleno a los días que, en principio, suelen dedicarse al descanso. Pero ya sabemos que eso de dejar la mente en blanco no siempre funciona, más cuando todavía cargas con la presión del trabajo.
Pero existen muchas maneras de disfrutar del verano y olvidarte de las preocupaciones diarias. Una de ellas es el mindfulness o atención plena, un estilo de vida que te permite saber cómo disfrutar de cada momento y que puede aportar grandes beneficios a tu salud. Se trata así de poner en práctica una atención consciente en todo aquello que haces. Desde despertarte hasta lavarte la cara o hacer el desayuno. Es decir, estar en el aquí y el ahora, dejando de lado ese torbellino de pensamientos que en ocasiones nos invade.
Esta escucha directa, este estado mental que propone el mindfulness nos permite aprender a reaccionar en el momento exacto. Es una manera de entrenar a la mente con el objetivo de centrarse en el presente y mejorar nuestra inteligencia emocional. De esta manera podrás reconocer lo que está sucediendo en cada momento, focalizar la atención y disminuir los niveles de estrés.
Ahora que el verano da rienda suelta a sentirnos libres y no atarnos a una rutina concreta, quizá es el mejor momento para que comiences a practicar el mindfulness con pequeñas cosas. Te mostramos cómo hacerlo a través del deporte, las conversaciones con amigos, un desayuno atento o simplemente disfrutando del caminar.