Sociobiólogo, referente internacional en el ámbito de las ciencias de la salud y bienestar, la calidad de vida y la práctica de la meditación, aprendiz de Anthony Elenjimittam -discípulo directo de Gandhi-, monje laico durante 11 años, autor de bestsellers y creador del método científico My Life Design. Todo esto ha sido y es Daniel Lumera.
Su última publicación para Mondadori en 2020, escrita junto con la profesora de Harvard Immaculata De Vivo, Biologia della Gentilezza ha dado lugar al movimiento Italia Gentil, en el que participan miles de personas, actividades, organizaciones y municipios de todo el territorio. Además, con su Associazione My Life Design ONLUS, se encarga de aplicar este método en contextos educativos y en el ámbito de la justicia, la salud y el medio ambiente.
Estudiaste sociobiología. ¿Cómo pasaste de ahí al campo de la gentileza?
Mi trayectoria profesional y personal es una trayectoria doble. Por un lado yo era un biólogo naturalista que trabajaba en la universidad, pero mi camino personal fue un camino de profunda práctica meditativa. Tuve la fortuna de poder ser un alumno de Anthony Elenjimittam, que fue un discípulo directo de Gandhi, con lo que me formé en la más profunda disciplina y respeto de una práctica tan antigua como es la práctica meditativa. Por eso siempre estuvo presente en mí la necesidad de juntar ambas. Y encontré el puente en los valores.
Cuando encontré la profesora, Immaculata De Vivo de la Universidad de Harvard, que es una genetista de cáncer de las más famosas del mundo, empezamos juntos un estudio sobre el impacto de los valores (como gentileza, perdón, gratitud y compasión) en la genética del cuerpo humano. Y fue así como nació el concepto de biología de valores, que son todos esos valores que pueden ser considerados medicamentos naturales porque impactan sobre longevidad, salud y capacidad de tener una calidad de vida elevada.
Hablando de Anthony Elenjimittam. ¿Cuál es la enseñanza que más recuerdas de esos momentos con él?
La humildad. Es una palabra que me encanta, porque viene de humus, de tierra. De la capacidad de recordarte que hay que mirar la vida desde un punto de vista sensible, real y reaccionar con sencillez a las cosas. Él era muy humilde. Hablaba 11 idiomas: latín, griego, inglés… Murió con 97 años y con una mente de niño, porque tenía una creatividad increíble. Pero siempre su característica principal era la humildad, su capacidad de ponerse al desnudo, sencillo, como un niño. Esta fue la enseñanza más grande de mi maestro.
Y durante 11 fuiste monje laico. ¿En qué consiste exactamente?
Un monje laico es un monje que no pertenece a ninguna religión, sino que tiene un acercamiento pragmático hacia el conocimiento y la realización de la parte más auténtica y profunda de la vida, de tu ser, de tu identidad. Mi acercamiento a la meditación no es hindú, no es cristiano, simplemente es universal con sólidas bases científicas que demuestran cómo el silencio, la capacidad de escucha profunda, la compasión, la conciencia profunda de existir en un milagro que es vida, tienen un impacto potentísimo en nuestro cerebro, en el sistema inmunológico, en el sistema circulatorio, en el aspecto de gestión de emociones, en la calidad de la vida en general. Yo entiendo la palabra espiritualidad como una actitud hacia la sacralidad de la vida en general, como todo lo que concierne al significado profundo de la vida, la tarea de cada uno de nosotros, el significado de nuestro nacimiento de la vida. Esto es espiritual para mí, y en este sentido puedo definir la ley universal.
Meditar es un estado de conciencia del ser típico de los niños pequeños, un conocimiento puro de nuestra identidad
Con tanto conocimiento sobre la meditación… ¿Crees que es una disciplina apta para todo el mundo?
La meditación, gracias a Dios, es una práctica que se adapta a todo el mundo simplemente porque es el estado natural presente en los niños. Lo más importante es comprender qué es la meditación. Meditar no es rezar ni visualizar, hay un montón de desinformación sobre esto. Muchas personas te dicen que hay que cerrar los ojos, oír el ruido de los pájaros…eso es visualizar. Tampoco el mindfulness es meditar, sino un estado previo al estado meditativo. Meditar es un estado de conciencia natural donde la mente se queda en contemplación profunda. Meditar es un estado de conciencia del ser típico de los niños pequeños, un conocimiento puro de nuestra identidad. La meditación básicamente es volver a raíz de lo que eres. Así que sí, todo el mundo puede meditar simplemente porque está en nuestra naturaleza.
Entonces, ¿qué consejos le darías a las personas que quieren empezar a meditar?
Bueno, lo primero que yo hago normalmente, o una persona que comienza a meditar es mostrarle el metaanálisis que hay detrás. A partir de estudios de Elizabeth Blackburn, la Premio Nobel de Medicina en 2009, se ha demostrado que con solo unos 12-20 minutos al día de meditación producimos el 3% más de telomerasa, que es la enzima que cuida los telómeros. Los telómeros son la parte terminal de nuestros cromosomas y son biomarcadores de longevidad. Esto significa que si están mejor conservados, nos enfermamos menos y vivimos más.
Una vez comprendido esto, lo mejor para empezar es una práctica sencilla. Yo propongo a todas las personas que quieran acercarse a la meditación hacer un ejercicio muy sencillo cada día, que es ponerse entre 3-5 minutos simplemente a percibir la sensación que el aire provoca entrando y saliendo de la nariz, poco a poco haciendo cada vez más lenta, profunda y relajada la respiración, transformándolo en un acto consciente.
¿Deberían los colegios implantar clases de meditación para los niños?
No es que lo crea yo, es que lo dice la ciencia. Hay proyectos maravillosos como Silencios, en el que los alumnos se tumban y en la clase y durante 20 minutos cada día, cuando suena el timbre, tienen que practicar meditación. Esto tiene impacto sobre el acoso, el bullying, en el déficit de atención, la hiperactividad, el rendimiento, la conflictividad y la inteligencia emocional, ayudando a gestionar emociones como rabia, resentimiento, culpa y vergüenza. Además, todos los estudios que han hecho sobre las habilidades cognitivas de alumnos que practican meditación han demostrado que algunas de esas, como la memoria, están hasta diez veces más desarrolladas que en alumnos que no meditan. Por eso la meditación debería ser una asignatura en las escuelas.
Todos los estudios sobre las habilidades cognitivas de alumnos que practican meditación han demostrado que, algunas como la memoria, están hasta diez veces más desarrolladas que en alumnos que no meditan
Estas clases, ¿podrían ser desde pequeños o a partir de cierta edad?
Nosotros tenemos programas que comienzan de los tres a los siete años. Incluso tenemos podcast para que no quede solo en la escuela y que toda la familia se ponga a meditar, porque es importante crear ese ritual del silencio. Somos una sociedad ruidosa, nos asusta el silencio y lo rellenamos con música, con la televisión… todo por miedo a la escucha.
Necesitamos salir de ese ritmo frenético y transmitir a los niños cómo ir lentos, escuchar y crear espacios en su vida para comprender que la soledad y el aislamiento, y más en este periodo de post pandemia, pueden ser transformados en un momento de escucha profundo, de reconocimiento de tu propia unidad, de tus necesidades profundas, más allá de lo que requiere el mercado, de lo que son las expectativas familiares o las necesidades sociales. Nosotros somos únicos. Necesitamos un momento cada día para escuchar, reconocer y tener las energías para seguir y manifestar, comunicar esta unidad. La meditación es una de las herramientas más potentes para poder llegar a esto.
¿Cómo propone la Escuela de la Gentileza llevar esta práctica a los niños?
Los estudios que mencionaba antes que hicimos con Inmaculada han demostrado que los individuos más gentiles tienen los telómeros mejor conservados. Esto coloca la gentileza no sólo como un deber moral, social y espiritual, sino como una realidad biológica en nuestro cuerpo, un medicamento. Las personas más gentiles no sólo tienen un impacto sobre la salud individual, sino que construyen relaciones felices, relaciones que pueden durar en el tiempo, y que por tanto tienen un impacto en la gentileza intrapersonal, interpersonal y colectiva. Es por esto que otra asignatura en las escuelas relacionada con la meditación debería ser la gentileza. Hay que aclarar que hay una diferencia de significado.
En España la gentileza se asocia con la amabilidad, pero hay un punto en la raíz etimológica de la gentileza que debería ser explicado. La raíz etimológica viene del latín gentilis, de familia. Pero los miembros que pertenecían a esa familia no eran sólo miembros biológicos, sino todas las personas que pudieran demostrar que saben cuidar a los demás. Y esto es potentísimo, porque creas sentido de pertenencia, sentido de identidad, a partir de tu capacidad de cuidar, de amar a los demás.
Esta es una característica que falta en la sociedad moderna, porque también a nivel político tenemos ejemplos de cómo el sentido de identidad, de pertenencia y también el consenso popular se gana a través de la creación de un enemigo, de un contraste. Entonces la gentileza es una provocación política, social y educativa. Deberíamos transmitir a los niños como crear identidad y pertenencia a partir de la gentileza y no del conflicto. Esto es muy importante.
La gentileza no sólo es un deber moral, social y espiritual, sino una realidad biológica en nuestro cuerpo, un medicamento
¿Si los niños son educados en la gentileza estarán más preparados para el futuro?
Claro, porque estamos en el periodo histórico donde estamos entendiendo más profundamente el valor de la interconexión, de la interdependencia. Los valores de gentileza, compasión, perdón y gratitud son características femeninas, y el futuro es totalmente femenino. No hablo de hombres y mujeres, no es una cuestión de género, sino una cuestión de características. Los hombres también son femeninos.
Estamos saliendo de un periodo histórico donde tenemos una sociedad patriarcal, antropocéntrica y competitiva. En cambio, la evolución de la selección natural con números en la mano está mostrando que es importante cambiar el paradigma, comenzar a desarrollar estas características que, según la perspectiva de la sociedad patriarcal, son debilidades. Y, al contrario, son puntos de fuerza y de amor importantísimos. La gentileza, como el optimismo, son herencias genéticas heredadas que, por un lado, solo son heredadas por el 4%. Pero, por el otro lado, son como músculos que podemos entrenar todos los días a través de prácticas.
Yo aconsejo a todo el mundo practicar cuatro actos de gentileza cada día. El primer acto debe ser hacia ti mismo, con tus necesidades. El segundo es una gentileza incondicional hacia los demás. La tercera es hacia los animales y la cuarta hacia la naturaleza. Esta es la mejor inversión que podemos hacer en nuestra salud.
En la República de San Marino deben hacerlo mucho, ya que es el primer “Estado Gentil”. ¿A qué se refiere este término?
Esto nació a partir de un movimiento en Italia con 250.000 personas, que es el movimiento Italia Gentil, dentro del International Kindness Movement. Y deseo con fuerzas que España se una también. Las primeras en practicarlo fueron las librerías, donde podías ir a comprar un libro y comprabas otro que dejabas allí como acto gentil para otra persona que no pudiese permitírselo. Después esto pasó a los restaurantes, que un día a la semana ofrecían comidas gentiles. Y después los hoteles. Más tarde, el primer ayuntamiento fue el de la ciudad de Bari en Italia, donde firmaron un protocolo para transformar la gentileza en proyectos sociales, en la escuela, en cárceles, en hospitales. Y allí comenzó la revolución.
Ya son 40 los ayuntamientos en Italia que se han convertido en ayuntamientos gentiles y que han creado proyectos espectaculares. Florencia, por ejemplo, a través del Hospital Pediátrico Meyer, ha creado el primer máster de la gentileza para las profesiones sanitarias para acompañar a los niños a lo largo de la enfermedad y apoyar a las familias. Pero tenemos muchas otras iniciativas en escuelas, en cárceles…Y en las ciudades gentiles lo que se hace son eventos culturales para dar a conocer al pueblo cuál es el impacto de la gentileza a nivel de salud y cómo transformarla en elecciones, decisiones, proyectos y relaciones. Esta es la revolución de la gentileza que está pasando y que esperamos comience también en España.