Siempre he dicho que enero es el mes de la motivación. Todos estamos pensando en nuevos objetivos, conversando sobre todo lo que queremos hacer este año y compartiendo consejos y experiencias. Es el mes en que nuestra mente hace mil planes sobre todas las cosas que le gustaría lograr, el mes en que más motivada se siente a realizar cambios; pero también es el mes en que más acusa la desmotivación, la realidad más fuerte golpea y más nos hacemos conscientes de que desear cosas no sirve para conseguirlas.
A finales de enero ya nos habremos dado cuenta de la cantidad de deseos que lanzamos al Universo y por los cuales no hemos movido una sola neurona...
Por otro lado, también encontramos el hecho de que la motivación inicial es muy explosiva y nos impulsa a llevar a cabo acciones poco sostenibles. A veces iniciamos actividades a un ritmo difícil de mantener y poco tardamos en advertir que la realidad no va a ponérnoslo fácil.
La motivación inicial es muy explosiva y nos impulsa a llevar a cabo acciones poco sostenibles
No sé cuál será tu situación, si la de no haber movido un solo dedo en favor de tus deseos o la de perder fuelle a medida que pasa el tiempo, pero sea como fuere hoy quiero compartir contigo dos puntos que me parecen vitales a la hora de mantener esa motivación que nos inunda los primeros días.
Encuentra el por qué y el para qué de tu motivación
Cuando nos viene a la cabeza un nuevo objetivo, rara vez profundizamos en el motivo que nos ha llevado a quererlo o en la ganancia que obtendremos al alcanzarlo. Simplemente nos quedamos en la idea de que queremos eso y, con los conocimientos que tenemos, vamos a hacer lo posible para obtenerlo.
Por abrir un paréntesis aquí, ¿has pensado alguna vez que para lograr metas nuevas tendrás que adquirir nuevas herramientas y conocimientos, y hacer cosas que no has hecho hasta ahora? Te lo digo porque si es el décimo año que te propones dejar de fumar, tendrás que hacer algo diferente para lograrlo.
¿Has pensado alguna vez que para lograr metas nuevas tendrás que adquirir nuevas herramientas y conocimientos, y hacer cosas que no has hecho hasta ahora?
Continúo, estábamos hablando del por qué y el para qué.
A veces deseamos cosas por presiones externas. ¿Te suena querer quitarte 5 kg de encima? ¿Has pensado si el hecho de que esa expresión esté en todas las portadas de las revistas femeninas puede tener algo que ver? ¿Te suenan objetivos como aprender inglés, hacer más ejercicio, comer más saludable, ser mejor persona, tener más paciencia con lo hijos, dejar de fumar, beber menos, etc? Son los objetivos más comunes junto con ahorrar, cambiar de trabajo, encontrar pareja y algún otro.
¿Son comunes porque todos tenemos las mismas necesidades o porque en nuestro deseo de conseguir algo arrastramos sin querer a nuestro círculo a desear lo mismo? No lo sé. La cuestión es que resulta sumamente importante conocer el por qué y el para qué de nuestro objetivo, y asegurarnos de que es algo que deseamos nosotros y no los demás, porque de lo contrario nos encontraremos ante un fracaso anunciado.
Para saber si tu objetivo es tuyo puedes empezar por preguntarte qué pensamiento te llevó a querer eso, cuál es el origen de tu deseo, cuándo fue la primera vez que pensaste en ello y cuál fue su raíz en ese momento.
Por otro lado, tener claro el para qué te ayudará a recuperar el rumbo cuando lo pierdas. Hazte preguntas como ¿qué lograrás si lo consigues? ¿Qué sacas de todo el esfuerzo? ¿Para qué quieres alcanzar esa meta? ¿Quieres dejar de fumar para tener salud? ¿Para qué quieres tener salud? Ve siempre más allá, quedarte en la superficie no es suficiente cuando se trata de mantener la motivación por un largo periodo de tiempo.
¿Qué sensación es la que deseas experimentar?
El propósito final es sentirte de algún modo. Esto lo escuché por primera vez de Evelyn Mezquita, buena amiga e increíble agente de cambio. ¿Cuál es esa sensación que deseas experimentar? Todos los objetivos que nos marcamos buscan en última instancia una sensación, una emoción, un estado, ¿qué es lo que deseas sentir cuando dices que quieres lograr tu objetivo?
Seguridad, amor propio, confianza, destreza, fuerza, resistencia, salud, capacidad, paz, bienestar, conexión, experiencia…Detrás de cada objetivo marcado hay una sensación buscada. No te quedes en el papel de regalo, piensa qué es lo que quieres que haya dentro.
Nada, ni el trabajo más intenso con el mejor coach del planeta, te asegura que no vaya a haber un bache que ponga a prueba tu motivación
Lo cierto es…
Lo cierto es que la motivación nunca está garantizada. No importa lo atados que creas que están tus cabos, los ejercicios que hagas, la profundidad de tu proceso de ayuda. La realidad es que la motivación puede variar, estar más alta o más baja según el día, más fuerte o más débil en función de la época. Nada, ni el trabajo más intenso con el mejor coach del planeta, te asegura que no vaya a haber un bache que ponga a prueba tu motivación.
La idea no es no perderla, es saber recuperarla. Por eso he querido acercarte estos puntos, porque decaer, decaerá. Lo que está en tu mano es volver a levantarla, a levantarte.