Si hay algo en que prácticamente todas las personas coincidimos es en la voluntad de alcanzar la felicidad. ¿Cuántas personas le piden a cada año nuevo solamente una cosa: ser feliz?
En este sentido, ¿somos capaces de definir la felicidad? ¿Solo sentimos felicidad en determinados momentos, o podemos adoptar esta emoción como estilo de vida? Realmente, la percepción de este término varía en función de la apreciación de cada persona.
Este 20 de marzo será el segundo Día Internacional de la Felicidad que nos tocará vivir en plena pandemia, aunque este año podremos permitirnos cosas tan simples pero que tanto nos llenan como compartir momentos con nuestros seres queridos (con mascarilla y distancia de seguridad, en caso de no ser convivientes) o dar paseos por la naturaleza. Y es que durante el último año y especialmente a raíz del confinamiento, el impacto económico y todas las consecuencias de la pandemia del coronavirus han afectado de manera muy negativa a nuestra salud tanto física como mental.
Concretamente, y según un estudio llevado a cabo por varias universidades españolas y dirigido por la catedrática y rectora de la Universidad del País Vasco, Nekane Balluerka, un 46,7% de los encuestados confesó haber experimentado malestar psicológico durante el confinamiento.
Conexión con la naturaleza
Sin embargo, lo sucedido a partir de la crisis sanitaria no ha sido lo único que ha perjudicado a nuestra salud mental, sino que también influyen ciertos comportamientos o hábitos que adoptamos día a día, como la gran cantidad de horas que pasamos frente a las pantallas o la poca conexión con la naturaleza. Precisamente, esta relación con los espacios naturales juega un papel fundamental a la hora de evadirnos y alcanzar la felicidad.
El ser humano y la naturaleza siempre han ido de la mano
“En los últimos años se ha producido una desconexión con ella, lo que ha producido que dejemos de beneficiarnos de todo lo que nos puede aportar. Esta crisis sanitaria ha puesto de manifiesto la importancia de estar en contacto con el estado natural, lo que ha provocado una revalorización por parte de la población de la naturaleza. Debemos apostar por integrar y aumentar el número de espacios verdes en las ciudades”, apunta Fernando Pozuelo, director del estudio de paisajismo ‘Landscaping Collection’.
¿Cómo puede la naturaleza y nuestra relación con ella ayudarnos a potenciar nuestra felicidad y bienestar?