Cuenta Ken Robinson, uno de los investigadores más reconocidos sobre la creatividad, el caso de su amigo Bart y lo que este le había explicado sobre su infancia. Bart era un niño que en todo reflejaba lo propio de la mayoría de los niños de su edad, con la salvedad de que tenía una habilidad poco común: era capaz de caminar con meridiana facilidad apoyado sobre sus manos. Subía y bajaba, corría y hacía piruetas.
Esta destreza no tenía mayor utilidad que la de representar, en las reuniones familiares, alguno de los numeritos que había aprendido a hacer, convirtiéndose, durante unos minutos, en fuente de entretenimiento para los invitados; subiendo y bajando las escaleras de su casa, por ejemplo, apoyado en sus brazos.
Cualquiera de nosotros le hubiéramos reñido: «¡Niño: estate quieto y camina bien!» o «¡Deja de hacer tonterías, que te vas a hacer daño!». Pero la madre de Bart — cuenta él— nunca lo hizo. Dado el entusiasmo y la insistencia de Bart en proseguir con su extraña movilidad, su madre decidió llevarle a un gimnasio cerca de casa y hablar con el entrenador. Bart cuenta que cuando entró en aquel lugar, con escaleras en el techo y en las paredes, con trampolines y barras para colgarse, se sintió como si hubiera accedido al paraíso terrenal. Explica que nunca olvidará la sensación de aquel momento en que experimentó lo que era estar liberado, como si de un pájaro se tratara.
Allí pasaba Bart horas y horas al día entrenando, aprendiendo y disfrutando. Pasaron los años, y el tiempo y el entusiasmo convirtieron a Bart Conner en campeón olímpico y medalla de oro en representación de los Estados Unidos. Con algo más de tiempo, conoció a la que posteriormente se convertiría en su esposa, Nadia Comaneci. Y juntos son los artífices de lo que hoy en día conocemos como los Juegos Paralímpicos.

Falsos mitos sobre la creatividad
Existen una serie de falsos mitos en torno al concepto de creatividad que dificultan su desarrollo en todas las esferas del quehacer humano:
- Que la creatividad es propia de algunos ámbitos del conocimiento como los artísticos o literarios. A pocos se les ocurriría pensar que resolver un problema que han tenido con su madre pueda hacerse de forma creativa.
Cuando mi hijo menor tenía apenas dos años, nos dimos cuenta que veía en mi portátil unas fotos de unos dibujos animados por los que bebía los vientos por esa época. Para nuestra sorpresa siempre eran las mismas imágenes pero no era posible que las hubiera guardado ni que supiera escribir para buscarlas. Cuando le sentamos ante el portátil y le pedimos que las buscara, inmediatamente se metió en mi correo electrónico, luego a una de mis carpetas de correos guardados, seleccionó y abrió un correo con un link, apretó y con ello abrió el Google Chrome. Poco importaba el vídeo que se abrió. Entre mis marcadores favoritos uno era el buscador de Google, clicó y ¡Eureka! Una de las páginas del historial era la buscada. Nunca se me hubiera ocurrido acceder a Google por ese camino. Me pareció cuanto menos creativo. Y largo. Y divertido. Y tierno.
- Que nos tenemos que dejar llevar porque todo lo que nos viene como un flash a la mente es origen de creatividad. También se cree que no debe requerir un esfuerzo porque debe surgir de forma espontánea e improvisada.
- Que el creativo nace, no se hace; y que no se puede inyectar creatividad en el que no la tiene por nacimiento. Por eso se trata de un bien escaso.
- Que las dotes de la creatividad se sitúan en el hemisferio derecho y quienes hacen más uso de sus facultades, son más creativos. Una falacia más puesto que los neurocientíficos han concluido que esta capacidad no se sitúa en ninguna parte específica del cerebro sino que la abarca por completo.

Las claves reales de la creatividad
Ken Robinson establece un paralelismo entre la capacidad creativa y la capacidad lectora. Así como todo ser humano está dotado de la potencial capacidad para aprender a leer y escribir, de igual manera, toda persona tiene la posibilidad de desarrollar su creatividad innata.
Toda persona tiene la posibilidad de desarrollar su creatividad innata
Algunas de las claves de la creatividad son:
- En primer lugar, la creatividad sólo se da con relación a una fuerte pasión por algo. El placer es la verdadera recompensa. Sin una intensa inclinación por un ámbito, cuestión o actividad es difícil poder crear nada. La motivación ha de ser totalmente intrínseca, es decir, que reside en el interior de ser y nada tiene que ver con el resultado final.
- En segundo lugar, necesitamos una gran fortaleza emocional para asumir los errores. Vivimos en una cultura que interpreta la equivocación en términos de fracaso, cuando el error resulta ser el camino más efectivo hacia el aprendizaje y, por tanto, hacia la creación.
- Tener una mente flexible y con capacidad de mirar desde diferentes perspectivas. La rigidez y la escasa capacidad de cambiar es la feroz enemiga de la creatividad y un pensamiento poco convencional es su mejor aliada.
- Otra clave es fluir. El estado de flujo es aquel en el que nos sentimos totalmente dedicados a lo que estamos haciendo, sin mayor conciencia de ello. Únicamente es a posteriori que reflexionamos y nos hacemos conscientes.
- Y, por último, pero no menos importante, necesitamos disciplina para llegar a dominar con maestría todo lo relacionado con nuestro elemento. Se puede ser un matemático creativo, o un químico creativo, un fontanero creativo, un profesor creativo, o un músico creativo. No obstante, para poder crear y traducir una idea original en realidad, uno tiene que dominar y controlar las técnicas, competencias y materiales con los que se trabaja. Por tanto, otra de las claves de este rasgo del carácter es la capacidad de trabajo. Todos los grandes creadores coinciden en que sólo cuando uno tiene una sólida base de competencia y saber puede desarrollar la intuición que precisa la creatividad.
Hace tiempo un joven muchacho me pidió que leyera algunas poesías que había escrito para comentarle mi impresión al respecto. Tanto me sorprendió que le comenté “Ah, qué bien! Te interesas por la poesía. Nunca hubiera dicho que fueras un fan lector de poesía”. A lo que sin vacilar comentó: “No leo poesía, en realidad no me gusta mucho porque no la entiendo pero he pensado que es en lo que yo puedo ser conocido”.
Es, pues, momento de cambiar de mentalidad con respecto al desarrollo de nuestra capacidad imaginativa y empezar a vivir de forma más creativa y disfrutar no tanto del resultado sino del proceso mismo de aprender a serlo.