Vivir más despacio, eso es todo. Echar el freno ahora que podemos y replantear nuestra forma de vivir para hacerlo con más consciencia el resto de nuestra vida. ¿Por qué? Porque no es posible que pasemos la vida añorando una felicidad que nunca llega, cuando la realidad es que ya somos felices y lo que ocurre es que no podemos verlo.
Mucho se ha hablado del mindfulness. Hemos leído libros y artículos sobre cómo practicarlo, dónde y por qué, sobre mindful eating, mindful cooking, etc. Pero ¿hemos entendido la importancia real que tiene practicar la atención plena en absolutamente todos los aspectos de nuestra vida?
Pasamos la mayoría del tiempo quejándonos de no poder hacer las cosas que queremos, pero resulta ser que cuando tenemos la posibilidad de hacerlas, nuestra mente vuela a otro lugar y no disfrutamos plenamente de esos momentos. Nos enfocamos únicamente en todo lo que no tenemos, lo que no se nos da, el sueldo que no cobramos, el tiempo del que no disponemos y yo me pregunto ¿y si ponemos el foco en lo que sí tenemos y nos olvidamos por un segundo de lo que no ha llegado aún?
Quiero proponerte que vivas un día completo con atención plena, desde que suene tu despertador hasta que te acuestes. Me gustaría que te ofrecieras la posibilidad de comprender que los días no son tan rutinarios, locos y rápidos como parecen. Ocurren cosas maravillosas, lo que pasa es que son invisibles para nuestra mente acelerada. Ocurre magia cada día, golpes de suerte, oportunidades inexplicables y millones de detalles preciosos que disfrutar, pero el materialismo en el que estamos envueltos no nos permite valorarlo.
Veamos, ¿te gusta el olor del café recién hecho? ¿El suelo lleno de hojas ocres? ¿El olor a lluvia? ¿Un abrazo de tu pareja o de un buen amigo? ¿Te gusta relajarte en el sofá con los pies en alto? ¿Ver tu serie favorita? ¿O disfrutar de los rayos de sol en invierno? Quizás no todo esto, ¡pero seguro que algo te gusta! ¿Entonces por qué no sueltas todas tus preocupaciones y disfrutas de esos momentos?
Es tristemente común que nuestra cabeza esté en otro lugar cuando estamos cómodos haciendo algo. Como es fácil y agradable, ella aprovecha para irse. ¡Pero no! Tú tienes que traerla de vuelta, invitarle a que atienda aquello que tiene delante, que es agradable y hermoso y que le va a regalar un buen momento, una alegría o un rato de relajación. ¡Nuestra mente va por libre! Ya lo sabemos. Somos nosotros los que tenemos que volver a por ella cada vez que se vaya y darle la oportunidad de poner toda su atención sobre aquello que nosotros queremos.
En este artículo me he propuesto hacer un repaso de lo que puede ser un día en nuestra vida y reflexionar sobre aquello en lo que podemos poner nuestra atención, ¡empecemos!
- Despierta
No sé cómo te despiertas habitualmente, pero es común despertar y salir disparado a hacer mil cosas mientras se piensa en otras mil cosas.
Algunos somos más de posponer la alarma un par de veces, pero al final, cuando llegamos al límite, salimos disparados de la cama con actitud acelerada y distraída. No atendemos a las maravillas que nos reciben en ese nuevo día y, claro está, no podemos disfrutar de ellas.
El agua recorriendo tu cuerpo cuando te duchas, el frío que se siente al pisar el suelo descalzo o el olor del pan tostado. ¿Te has detenido alguna vez a experimentar estas cosas con todo tu ser? ¿Has puesto alguna vez tu cuerpo, tu mente y tu espíritu en línea con la realidad que te está tocando vivir? ¡Pruébalo!
Proponte despertar mañana con algo de consciencia, agradece el nuevo día, estírate. ¡No cojas el móvil! Pídele a tu mente que no se vaya aún al trabajo o a los problemas que tendrás por la tarde, pídele que se quede contigo. Prepara tu desayuno con atención, comételo con atención, lava tu cara con atención. Disfruta del olor a limpio, de elegir la ropa que quieres y poder tener todas las opciones que encuentras en el armario.
Si tienes hijos, y el momento de levantarse es un desmadre, trata de poner tu atención en cómo actúan, cómo se divierten, ¡cómo no entienden lo grave que es llegar tarde! ¡Son niños! Ellos no entienden las cosas de la mente, ¡no les interesa!
- Trabaja
A menudo solemos pasar el tiempo de trabajo pensando en otras cosas que no tienen nada que ver con él. Esto puede estar muy bien, si con ello logramos hacer la jornada más distendida o si proviene de un buen clima laboral que nos aleja de la sensación de estar trabajando. Sin embargo, no suele ser así, sino que más bien responde al hecho de que nuestra mente está en preocupaciones sobre el pasado o el futuro que nos están atormentando.
¿Has pensado en cómo de productiva serías si dejaras al margen todo lo que no es presente y pusieras toda tu atención en lo que estás haciendo en cada momento?
- Come
Comer, esa otra tarea que parece resultarnos desagradable. Mientras comemos somos capaces de mantener una conversación, trabajar, escuchar la radio, ver la tele, planear la tarde, ver vídeos en YouTube, mantener conversaciones de Whatsapp y un largo etcétera. ¡Todo para no poner nuestra atención en la actividad de comer!
No es que comer no nos guste, es que el tiempo no está bien aprovechado y creemos que podemos rellenarlo con actividades que nos entretengan o sean más productivas.
¡Craso error! La digestión comienza a hacerse cuando olemos la comida, nuestro cuerpo se prepara para comer y la experiencia de comer es sumamente importante para la actividad de nuestro aparato digestivo, nuestra saciedad y nuestra relación con la comida.
Trae a tu mente a la mesa e invítala a comer contigo. ¡Seguro que disfruta de los sabores tanto como tú!
- Valora
Puedes valorar muchas cosas, pero en este punto me voy a centrar en el tiempo en pareja o contigo misma. ¿Sabes lo importante que es pasar tiempo con las personas que amas? Esas personas pueden ser miembros de tu familia, tus amigos, tu pareja o tú misma. Pero, además de eso, ¿sabes lo importante que es estar presente en cuerpo y alma en esos momentos?
Piensa que hoy en día no contamos mucho tiempo para disfrutar con las personas que queremos, es necesario que tomemos consciencia de ello y practiquemos atención plena en esos momentos. Aléjate del teléfono, aparca por un momento las preocupaciones del trabajo o todo lo que tienes que hacer después y céntrate en el momento presente. En esa conversación o ese abrazo. No te ausentes, ¡vívelo!
- Disfruta
¿Eres de series o de libros? Sea cuál sea la actividad que te gusta hacer en tus momentos de descanso, ¡disfrútalo! No dejes pasar el rato sin tomar consciencia de la suerte que tienes por poder dedicar un tiempo a esas actividades que te relajan.
Siempre digo que es justo con nosotros mismos que nos dediquemos esos momentos y que alejemos de nosotros todo tipo de distractores: teléfono, preocupaciones, programas del corazón, etc. Todo lo que no nutra o sume, mejor que se quede fuera de nosotros en ese momento.
Regálate momentos para ti misma, valóralos y disfruta de ellos.
- Aprende a aburrirte
Por último, no quiero dejar pasar la oportunidad de recomendarte que retomes la buena costumbre de aburrirte cuando te toque hacerlo. Nada de rellenar los momentos de espera, los viajes en transporte público o los 20 minutos que quedan para que te tengas que ir.
¡No tienes que aprovechar todo el tiempo! ¡Prueba a no hacer nada un rato!
Observa la urgencia que nace en ti de ponerte a hacer algo útil, de rellenar cada minuto con alguna tarea. Desde doblar ropa hasta revisar tus redes sociales. ¡Tu mente no sabe qué hacer para huir de esos ratos de ocio total! ¡Ponle a prueba y dedícate a aburrirte un rato!
La atención plena es una herramienta imprescindible para dejar de huir de la realidad y aprender a gestionarla, ¡a responder a ella tal como viene sin juzgar! Todos necesitamos desconectar de la rutina, ¿qué mejor manera de hacerlo que conectando con nosotros mismos?
Nuestra mente lleva un ritmo demasiado rápido como para que podamos detenernos a saborear cada momento, echa el freno. Ofrécete la posibilidad de poner toda tu atención en detalles que normalmente pasan desapercibidos, ¡experiméntalos! Recuerda que mindfulness no es solo el tema de moda del que hablan todas las revistas, ¡es también un estilo de vida!