A mediados de los años 70, cantar a los Sex Pistols y moverse entre grupos urbanos era sinónimo de juventud. Ahora, salir de fiesta e ingresar en una banda punk ya no es suficiente. Las cosas han cambiado. Hoy, ser joven es tener entre 18 y 35 años y no contar con trabajo. Ser joven es no poder emanciparte de tu familia porque tus ingresos no llegan a los 400 euros mensuales. Ser joven es también conocer muchas cosas sobre la cultura fenicia o la hebrea, pero no saber gestionar una crisis de ansiedad. Ser joven es ya tantas cosas que solo la pandemia podía llegar para recordarnos lo difícil que es estar ab-so-lu-ta-men-te cualificados ante un mundo hecho de incertidumbres.
Ni alegres, ni felices, ni fiesteros. Los jóvenes de hoy en día no somos siempre 100% felices. "Un porcentaje bastante elevado está tremendamente insatisfecho, perdido o falto de confianza", según explica la conocida psicóloga Mª Jesús Álava Reyes. Empezamos carreras, las dejamos, cambiamos de trabajo, de ciudad e incluso de amistades. De fondo, insoportable y ruidosa, la pregunta del millón: "¿Qué hago con mi vida?".
Más tarde llega el famoso: "¿Qué esta fallando?" "¿Soy yo o es el sistema?". Sobre todo cuando no encuentras trabajo, a pesar de tener un Grado Universitario, un Máster y, un título que ya podría ser de Wisconsin o Cambdrige y nada de eso alteraría el año que has pasado en paro o en ERTE.
Los jóvenes son los que han experimentado con mayor intensidad los efectos del parón económico de la Covid-19
¡ERTE! ¿Es acaso ya la palabra del año? Lo que sí es seguro es que oírla nos recuerda a aquellas personas que durante la pandemia pasaron horas esperando una respuesta del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) para que, simplemente, les solucionaran algo tan básico como cobrar su sueldo. Y es que, según un informe del Instituo de la Juventud, las personas jóvenes son las que han experimentado con mayor intensidad los efectos del parón económico derivado del confinamiento.
"Antes de empezar en el mercado laborar, los jóvenes ya encuentran dificultades", según ha indicado Ángel Peralbo, director del Área de Adolescentes y Jóvenes del Centro de Psicología Álava Reyes, durante la presentación online del libro '¿Qué hago con mi vida? De la revolución de los 20 años al dilema de los 30'.

Los jóvenes: uno de los grupos que demanda más ayuda
Ante cualquier duda, siempre se presupone que los jóvenes estarán preparados para funcionar de manera autónoma. Tras años de escuela, universidad y prácticas se espera que la actuación final sea rápida y directa. Sin embargo, la falta de oportunidades laborales se convierte en un lastre cuando nos damos cuenta de que el tiempo invertido en formación no se traduce en un trabajo. Perlalbo lo explica así: "Sienten que están preparados para lanzarse, pero luego hay una especie de 'me he desinflado' cuando no lo consiguen".
Obviamente, las consecuencias emocionales de esta situación no pasan desapercibidas. Echa un vistazo a tu lista de amigos y seguro que encuentras a más de uno que haya recurrido a ayuda psicológica. De hecho, según la fundadora del Centro de Psicología Álava Reyes, "en 2005 el 10% de las consultas eran jóvenes, ahora son el 35%". Unos datos que nos desvelan cómo la gestión emocional no es el fuerte de nuestra juventud. Millones de jóvenes actualmente sufren ansiedad, depresión, problemas alimenticios o trastornos del sueño, muchos de los cuales se han visto agravados por la pandemia.
Los jóvenes están muy preparados en conocimientos, pero no cuentan con los recursos emocionales para afrontar ciertas dificultades en su vida
El confinamiento, la destrucción de empleo, la mayor incidencia de la Covid-19 y el retraso de la edad de emancipación son las claves que convierten a los jóvenes en uno de los grupos de edad más vulnerables actualmente. Por eso, no es de extrañar que ya se hayan multiplicado las consultas psicológicas, lo cual nos desvela algo positivo: la ruptura con el tabú de ir al psicólogo. Así que no, ya no eres la única persona que se abre con su terapeuta una vez por semana.
Gestión emocional: la tarea pendiente
Nunca tuvimos tanta información como ahora; redes sociales, plataformas digitales, vídeos en streaming. ¡Lo digital nos inunda cada día! Sin embargo, las leyes no escritas sobre la gestión emocional nos las hemos saltado a la torera. "Muchos pacientes llegan a consulta con una bola de pensamientos. Lo único que son capaces de expresar es que no se encuentran bien y no saben lo que les pasa", explica la psicóloga Elena Escribano, también colaboradora del libro.
Antes de que la Covid-19 llegara a nuestros días, "los jóvenes ya presentaban ciertas dificultades adaptativas", comenta Escribano. La pandemia solo ha hecho que acrecentar algo evidente; las dudas, los miedos y las incertidumbres de los que nacieron de 1900 en adelante.
"Ahora pasan mucho más tiempo solos con sus pensamientos y sus emociones", explica la psicóloga Gloria Tudurí, "al tener tanto tiempo para reflexionar se han sentido muy infelices y se han dado cuenta de que se conocían poco o que no saben expresar sus emociones", añade.
La pandemia puede ser un buen momento para que aprendan a estar con ellos mismos, autocuidarse y generar hábitos saludables.
Que las emociones dan sentido a nuestra vida es ya una realidad, pero no solo eso, también nos ofrecen muchísima información acerca de nosotros y nuestras relaciones. Son una guía útil, intuitiva y sincera, tal y cómo explican los seis expertos que han hecho posible la publicación del libro '¿Qué hago con mi vida?'. Un texto que nos aporta herramientas para descubrir las emociones, superar los miedos o afrontar los conflictos.
Sabemos que ser joven es mucho más que bailar a los Sex Pistols o pagar el alquiler. Ser joven puede ser un dilema, pero también es la etapa que nos convierte en personas más resilientes. Manejar los celos, la vergüenza, la apatía o la rabia no es tan divertido como escuchar un podcast de Deforme Semanal, pero, a fin de cuentas, no enseña a saber estar en el mundo de manera plena y consciente.