Parece mentira que todavía, en pleno 2022, haya que manifestarse para pedir más medidas que garanticen los derechos, la seguridad y la igualdad de todas las personas por su orientación sexual o su identidad de género. Aunque en España hay una aparente igualdad (en la práctica, muchas de estas personas siguen sufriendo discriminación), hay muchos países en los que las personas LGBTI son silenciadas, perseguidas y ejecutadas.
Y es que ser gay, lesbiana o bisexual todavía se considera un crimen en uno de cada tres países del mundo. Concretamente, son 70 los países que criminalizan las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, y en 11 de ellos los delitos están condenados incluso con pena de muerte. Según el informe Homofobia de Estado de 2020 realizado por la Asociación Internacional de Lesbianas, Gais, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales, la protección y reconocimiento a los homosexuales actualmente está presente en países del norte de América y algunos del Sur, Australia y la mayor parte de Europa. No obstante, la criminalización a estos colectivos se extiende por buena parte de Europa del Este, todo Asia, África y parte de Centroamérica y América del Sur.
En 11 países las relaciones entre personas del mismo sexo se castigan con la pena de muerte
Y, sin embargo, de los países que reconocen los derechos de las personas homosexuales sólo 9 contemplan específicamente la no discriminación por motivos de orientación sexual en sus constituciones, y tan sólo 3 de ellos (Brasil, Ecuador y Malta) prohíben específicamente las denominadas terapias de conversión, tratamientos destinados a “reconducir” la orientación sexual de las personas.
En lo que respecta a España, somos en realidad uno de los países más avanzados del mundo en materia de reconocimiento y protección de los derechos de los homosexuales, situándose por detrás de Malta, Noruega, Reino Unido, Bélgica, Francia, Dinamarca, Finlandia y Portugal. En España están permitidos los matrimonios y las adopciones por parejas del mismo sexo, y existen leyes contra la discriminación por motivos sexuales. Sin embargo, solo hace falta entrar a las redes sociales para ver cómo cada poco tiempo se realizan denuncias de brutales agresiones y discriminación a personas del colectivo.

Por qué se celebra el 28 de junio
Cada año se celebra el Día del Orgullo el 28 de junio en homenaje a los disturbios de Stonewall, un bar del neoyorquino barrio de Greenwich Village, uno de los pocos sitios donde las personas homosexuales y transexuales podían reunirse cuando en Estados Unidos todavía estaban prohibidas las relaciones homosexuales de manera visible.
El 28 de junio de 1969, durante una redada policial en dicho bar, las personas LGTB presentes se rebelaron por primera vez en la historia ante estos abusos y agresiones. La primera noche únicamente se rebelaron los presentes, en la segunda noche se les unieron más personas y posteriormente organizaron una manifestación en la que, por primera vez en la historia, salieron a reivindicar “no ser criminales, ni enfermos, sino seres humanos igual que el resto”.
Desde entonces, cada año se celebran manifestaciones para reivindicar los derechos y la igualdad que todavía no se han conseguido, incluyendo cada vez a más personas en la causa. Mientras que en su momento era un movimiento de homosexuales mayoritariamente, en los últimos años hemos sido conscientes de la gran diversidad que hay dentro del abanico sexual y de identidad, por lo que ahora el movimiento del colectivo incluye y lucha por gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, no binarios, queers e intersexuales.
En realidad, hoy en día la celebración del orgullo LGBTI va mucho más allá; se trata de una manifestación del amor libre, una lucha en pro de los derechos humanos, de la libertad de expresión y de la aceptación de una diversidad que va mucho más allá de lo que hasta hace poco clasificábamos como normal. Un abanico de orientaciones, tendencias, rasgos físicos y formas de expresión que no hace sino enriquecernos.

Aún queda mucho camino por recorrer
Sí, es posible que hayas oído eso de que “también habría que celebrar el día del orgullo hetero”. Pero, ante afirmaciones como esta habría que pensar en qué ha llevado a esa celebración. Tal y como explica Gustavo Bonache, miembro del Área de Diversidad de Amnistía Internacional, esta organización "no tiene consciencia de ningún heterosexual que haya sido despedido del trabajo por serlo; de ningún heterosexual que haya sufrido acoso en las escuelas por serlo".
Y es que, a pesar de todos los avances, aún nos queda un larguísimo camino por recorrer, incluso en los países donde existen leyes de protección. Y si todavía no estás convencido, estas son algunas razones para seguir celebrando el Orgullo: