Hay distintas épocas del año que nos invitan al reseteo mental, a desconectar y a descansar a nivel físico, pero, sobre todo, a nivel psíquico. Y una vez que logramos desconectar de verdad y nos relajamos, podemos llegar a mimetizarnos hasta tal punto con el entorno, que podemos comenzar a apreciar mucho más los sonidos del mar, de la naturaleza, o de repente, los sabores de alguna comida que se impregna de una forma especial en nuestro paladar, y que llega a agudizarse hasta el punto de poder experimentar un fenómeno en nuestro cerebro que los expertos han denominado orgasmo cerebral o ASMR.
La Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma (ASMR, por sus siglas en inglés) es un estado emocional complejo reservado a algunos pocos. ¿Por qué? Al parecer, no todos somos capaces de alcanzar un estado tan profundo de euforia y relajación al mismo tiempo simplemente por el hecho de escuchar ciertos sonidos procedentes de la naturaleza como las olas del mar, determinados susurros, aromas y olores. ¿O sí? Se trata de un nivel de percepción a ciertos estímulos que es muy personal, y que casi se podría decir que resulta algo parecido al síndrome de Stendhal, un trastorno probado, por el cual una persona experimenta una “belleza inesperada y desmesurada”, pero que en este caso, ocurriría en el cerebro.
Y, ¿en qué consiste este suceso de la mente? En una investigación publicada por la revista científica Frontiers in Psycology, los expertos explican que se desencadena por la repetición de movimientos o sonidos que pueden ser, desde un aroma, hasta el punto de ver cómo alguien simplemente se cepilla el pelo suavemente. Unas emociones que comienzan con una sensación de cosquilleo que empieza en la coronilla y que se extiende, primero por el cuello, la columna vertebral y por el resto de las extremidades del cuerpo. Algo similar a un estado de trance por el cual la persona entra en un momento inmersivo que le produce intensos sentimientos de relax, bienestar y euforia al mismo tiempo.
El orgasmo cerebral o ASMR es un estado de euforia y relajación profunda causada por la repetición de movimientos o sonidos que pueden ir desde un susurro, hasta ver a alguien cepillarse el pelo
Esta sensación de orgasmo cerebral se puede dar de repente y de improviso. Puede que en algún momento te haya sucedido y no lo supieras, pero lo que sí sabemos es que se ha convertido en uno de los términos de YouTube más buscados en Estados Unidos. La búsqueda a través del canal por tener esta experiencia se ha vuelto viral, pues, a partir de 2020, hay registradas ya hasta la abrumadora cantidad de 2.3 millones de búsquedas de Google de las siglas de ASMR.
Esto es tanto de ASMR como de los miles de los también llamados “ASMRtists” o vídeos, cuyo fin es el de provocar esta sensación eufórica en el cerebro, que van desde meditaciones guiadas con sonidos de la naturaleza, hasta otro tipo de sonidos que no son especialmente relajantes, y que también pueden dar lugar a tener esta experiencia tales como masticar, rasgar algo, arrugar papeles, los ruidos electrónicos, etcétera.
Si experimentas ASMR, simplemente, lo sabrás
La doctora en psicología e investigadora británica Jennifer Allen es quien acuñó este término de orgasmo cerebral o ASMR en el 2010, y por el que creó un grupo de Facebook llamado “ASMR Group”, un página dedicada en exclusiva a este fenómeno donde sus participantes cuentan su experiencia a través de relatos en vídeo. En ellos, destacan una sensación de mini convulsión en la cabeza que se experimenta como un inmenso placer en el cerebro o sensación de calma intensa de los nervios, o como una especie también de intenso hormigueo o cosquilleo. Así, y echándole un vistazo a algunos de los comentarios de las personas que aseguran haber tenido esta experiencia, casi todas coinciden en que, durante sus efectos, las sensaciones eran de profunda calma y relax.
Y es que, los desencadenantes de la ASMR más comunes, a pesar de ser individuales y muy personales, tal y como recoge un estudio publicado por la doctora en psicología, Jane Elizabeth Aspell de la Universidad Anglia Ruskin, son provocados por los susurros hasta en un 75 por ciento; por los sonidos muy nítidos en un 64 por ciento; por los movimientos lentos en un 53 por ciento; y los movimientos repetitivos en un 36 por ciento, entre otros.
A pesar de que los estudios científicos están todavía en sus etapas más iniciales, sí que existen evidencias de sus significativos beneficios para la salud mental y física como es la reducción de la ansiedad, la regulación emocional, los sentimientos de conexión interpersonal o autoconocimiento, un estado de ánimo mejorado, el aumento de la positividad, la atención plena, una mayor concentración, la reducción del dolor, el alivio del estrés o una mayor relajación tanto para ayudar a conciliar el sueño, como para mejorar la calidad del descanso.
En otro informe sobre las experiencias de ASMR cuenta como este fenómeno comparte algunas características con el denominado estado de “flow”, otro fenómeno por el que una persona, cuando ejecuta una actividad de su máximo agrado, se enfoca en ella en exclusiva hasta el punto de perder casi absolutamente la conciencia del paso del tiempo. Esta, quizás, sea una de las sensaciones que se comparten con el orgasmo cerebral, pero no es lo mismo, pues mientras que en el estado de flujo está muy involucrado el aspecto de la motivación, o un potente motor a la hora de crear un cuadro, escribir una novela o tener una idea de repente y ponerse a ejecutarla de inmediato. Por ejemplo, en un orgasmo cerebral se habla de una experiencia súbita y con una reacción física más evidente. Sea como fuere, es un estado que cada día despierta mucho más el interés entre la comunidad científica y psicológica.