No hay nada más sano que la esencia, mostrarnos al mundo tal y como somos, con nuestros defectos y nuestras virtudes. Sin embargo, desde bien pequeños vamos asumiendo que debemos reprimir todas aquellas actitudes que han sido reprobadas. Si te han tachado de débil, de iracundo, de ser demasiado alternativo, felicítate y vuelve a los orígenes.
La ira
Estar enojado y expresarlo de una forma saludable es muy liberador y puede ser también muy positivo. A menudo olvidamos que la ira es sólo un tipo de energía que brota cuando hemos sido heridos. Aprende a abrazar esa energía que emana de la ira y úsala para algo positivo. Examina, por ejemplo, cómo puedes expresar el enojo de una manera positiva.
Estar perdido
¿Y quién no está perdido? Basta una imagen para entender las ventajas de no saber dónde nos encontramos o hacia dónde dirigirnos. Cuando visitas una ciudad y simplemente echas a andar, sin más pretensión que la de recorrer su calles como un nativo puedes hacer descubrimientos asombrosos. Sin embargo, cuando viajas guía el camino hacia el monumento de turno es un mero trámite. Dejarse llevar te descubre nuevas perspectivas, nuevos horizontes. Estar perdidos es siempre un estado transitorio, siempre se acaba encontrando el camino.
Sensible
El llanto, como la ira, es una respuesta natural ante ciertas situaciones. Las lágrimas pueden ser de alegría o de tristeza, pero siempre son liberadoras. Cuando lloramos, la mente liberar la energía y se suaviza nuestra personalidad.
Estar solo
Afortunadamente, cada vez hay más modelos y más estructuras familiares así que los solteros ya no son solterones, un término absolutamente peyorativo. Si bien es cierto que hay algunas situaciones en las que si una persona se aísla podría ser preocupante, también lo es que muchos conviven mejor en soledad. Es ahí donde encuentran los verdaderos estímulos.
No encajar
Lamentablemente, nos pasamos la infancia y la adolescencia obcecados en formar parte del rebaño, no sobresalir ni un ápice porque las consecuencias de hacerlo pueden ser dolorosas e incómodas. Hay quien vive siempre en esa etapa y se limita a imitar per sé a sus semejantes, sin explorar sus creencias y sus pensamientos, que son a menudo el terreno fértil para nuevas ideas y nuevos formas de pensar.