1. Vive y ponte a prueba
Para querer a alguien, primero has de conocerlo. ¿Te conoces? Para conocernos mejor necesitamos información de nuestras capacidades en diferentes áreas. Para eso hay que ponerse a prueba, comprendiendo que podemos triunfar o fracasar, pero que será un éxito poder descubrir nuevos talentos y habilidades, y saber qué puedes hacer y qué has de mejorar, si es importante para ti. Empieza por pequeños retos que te ilusionen, y a medida que los superes reforzarás tu confianza, pero recuerda que un error no te define como persona.
2. Ten autocompasión
¿Eres amable y comprensiva contigo? La doctora Kristin Neff de la Universidad de Texas (EE UU) explica que la autocompasión aporta optimismo y un sentido de valor y seguridad más estable que la autoestima, pero con menos presión. Por eso abre nuestro verdadero potencial, nos motiva y nos conduce al bienestar. No se trata de ser autocomplacientes, ni de creernos mejores o tener que encajar con expectativas sociales, sino de afrontar las dificultades sin desanimarnos, sabiendo que podemos caer y volver a levantarnos.
3. Reconcíliate con tu diálogo interior
Las palabras tienen un gran poder para amar o herir. ¿Hablas a tus amigas como te hablas a ti? A veces somos demasiado duros con nosotros mismos y no nos lo merecemos. Date cuenta de lo que te dices y cómo te lo dices, ya que eso determina tus actitudes y comportamientos. Cuestiona las creencias que te limitan, que con frecuencia son residuos del pasado o etiquetas que te colocaron otros, y cambia las críticas y la exigencia que desgasta y debilita, por el cariño.
4. Respétate siempre
Sé auténtica y no trates de ser perfecta. ¿Eres tú misma? No idealices a nadie porque todo el mundo tiene su historia y sus circunstancias. Sé responsable de tus conductas y decisiones, aprendiendo de tus aciertos y tus errores. Puede haber alguien mejor o peor, pero la vida no es una competición y la perfección no existe. Sé fiel a ti misma y no trates de ser alguien que no eres. Toma las riendas de tu vida y enfócate con ilusión en lo que deseas, siendo consciente de que algunas cosas se escapan a nuestro control y de que los imprevistos existen.
5. Suelta lazos que atan
Asume la responsabilidad de ser tu misma. ¿Eres libre? Vivir en familia y sociedad comporta unas responsabilidades, y no podemos hacer que el mundo gire en torno a nuestros deseos, pero no hay que dejar que otros controlen nuestra vida, ni depender de los demás. Cuando hay dependencia emocional se limita nuestra capacidad de decidir y actuar, y se deja de ser libre, dejas de ser tú. Busca personas que cooperen contigo y te tengan en cuenta, toma tus propias decisiones, aprende a poner límites y a decir no cuando sea necesario.
6. Mímate más
Tómate tu tiempo para disfrutar, ¡lo mereces! ¿Qué haces por ti? Siempre tenemos mil cosas que hacer, y a veces parece que todo es más importante que cuidarnos. Pero, todos merecemos un tiempo y un espacio para nosotros mismos, para descansar, para recargar las pilas: lee, relájate, haz ejercicio, cuida tu alimentación, baila, apuesta por el sentido del humor… Es necesario que descubras tus valores y aquello que te satisface. Piensa en ello, haz una lista y dedícate aunque sea unos minutos al día, a hacer algo de lo que hayas escrito para conectar contigo.