Recibe el nombre de "falacia de planificación" la creencia de que podemos hacer más de lo que en realidad somos capaces. Se trata de la paradoja de una organización tan rotunda que va más allá de los límites de la razón. "Es un signo de nuestro tiempo, que suele observarse habitualmente sobre todo en el rango de edad de 25 a 40 años, cuando somos más creativos", como comenta Jorge López, uno de los fundadores de Psicología en Positivo y miembro de la comunidad online Saluspot. El cofundador, Antoni Pérez, añade: "Hacer muchas listas nos puede llevar a hacer listas de las listas que hemos hecho", lo que resulta del todo ineficaz.
Más realismo y organización la justa
Tratar de controlarlo todo es la causa de esta organización desbordante que, en última instancia, trata de abordar el todo y acaba en fracaso. "Todos tenemos, en mayor o menor medida, la necesidad de controlar, de tener certidumbre sobre los acontecimientos venideros", comenta López.
En un equipo debe haber pesimistas y optimistas
Son las dos caras de la moneda de la efectividad. En un grupo de trabajo, "la persona 'pesimista' es quien marca los tiempos porque prevé que algo pueda fallar, lo que resulta totalmente positivo dado que no todo en la vida sale bien siempre", comentan los expertos. Por otro lado, el optimista será quien impulse proyectos nuevos, quien aporte el coraje necesario para dar un paso adelante y ver más allá.
Ser (muy) optimista también tiene desventajas
Es fundamental apostar por un optimismo realista para evitar que el exceso de expectativas que proyectemos en algo acabe chocando frontalmente con los resultados.
