Aunque solemos utilizar estos dos términos de forma casi indistinta, el estrés no es lo mismo que la ansiedad, y es importante aprender a diferenciarlos:
El estrés es una respuesta fisiológica que cumple una función de alarma y que activa el equilibrio de nuestro organismo cuando percibe un peligro externo concreto e identificable. Es decir, que pone nuestro cuerpo a la defensiva y lo prepara para responder de forma inmediata a una urgencia, alterando nuestra presión arterial, nuestra fuerza muscular o nuestra actividad mental, entre otros.
La ansiedad, en cambio, es una reacción emocional de alerta ante una sensación interna de peligro inminente de origen más difuso e imperceptible, en la que predomina el miedo y una emoción invasiva sostenida en el tiempo, que nos provoca un gran malestar. Muy a menudo, la ansiedad es una consecuencia del estrés agudo. Por eso un concepto va tan ligado con el otro y es frecuente que una misma persona experimente estos dos estados a la vez.
Remedios contra la ansiedad y el estrés
¿La ansiedad y el estrés pueden combatirse? Por supuesto. Y también pueden prevenirse para evitar que aparezcan.
Hay quien dice que el estrés es un exceso de presente, mientras que la ansiedad es un exceso de futuro
Sea como sea, lo importante es poner conciencia en el momento en que el estrés se perpetúa en el tiempo y no sabemos corregirlo o bien cuando la ansiedad y el miedo impreciso hacia cosas que podrían pasar pero que no han pasado se mantiene durante un largo periodo. En ambos casos, es recomendable pedir ayuda profesional.
Pero, antes de llegar hasta este punto, también es bueno conocer otras sencillas técnicas que podemos poner en práctica en nuestro día a día para recuperar la serenidad y la paz interior y vivir de una manera más lenta y consciente, con mucha más calidad de vida física, mental y emocional.