El estilo de vida frenético que llevamos actualmente nos ha llevado a un estado mental más frágil que hace unos años, especialmente a raíz de la pandemia del coronavirus y sus terribles consecuencias.
Desde hace unos años nos hemos acostumbrado a escuchar a la gente decir que tiene estrés, ansiedad o angustia, términos que se suelen usar de forma indistinta, pero que no tienen nada que ver. Además, sufrir uno u otro puede ser indicio de cosas más graves.
¿Qué son el estrés y la ansiedad?
Vayamos por partes. Empecemos por definir el estrés, el concepto más utilizado de los tres por cualquier persona en sus conversaciones diarias. Se trata de un acontecimiento habitual en la vida de todas las personas. Todos lo experimentamos en algún momento de su existencia.
El origen del término se encuentra en “distres”, que en inglés antiguo significa “pena” o “aflicción”. Según el artículo “Ansiedad, angustia y estrés: tres conceptos a diferenciar”, éste es un proceso adaptativo y de emergencia, siendo imprescindible para la persona. No se considera una emoción en sí mismo, sino que es el agente generador de las emociones.
Aparece cuando, por ejemplo, nos mudamos, iniciamos o terminamos una relación de pareja, afrontamos la muerte de una persona querida, perdemos o cambiamos de trabajo, estamos enfermos, o tenemos una mala experiencia. Es importante señalar que puede asociarse tanto a experiencias positivas como negativas.
Una cosa es el estrés y otra la ansiedad. Sierra, Ortega y Zubeidat consideran en el artículo antes mencionado que la ansiedad es una manifestación habitual de la vida. A diferencia del anterior, la ansiedad sí es una emoción, “complicada y displacentera, que se manifiesta mediante una tensión emocional acompañada de un correlato somático. En general, el término ansiedad alude a la combinación de distintas manifestaciones físicas y mentales que no son atribuibles a peligros reales, sino que se manifiestan ya sea en forma de crisis o bien como un estado persistente y difuso, pudiendo llegar al pánico".
Cabe recordar que la ansiedad se diferencia de la angustia moderada en el sentido de que esta última es la emoción más universalmente experimentada por el ser humano. De hecho, todos podemos sufrir angustia en momentos concretos por causas naturales.

Síntomas del estrés y la ansiedad
Los síntomas de ambos se parecen y pueden confundirse con facilidad, aunque cabe destacar que los que se relacionan con el primero son más bien físicos (recordemos que no es una emoción), y los ligados a la segunda son de índole más bien emocional. Eso no quita, sin embargo, que estrés y ansiedad compartan síntomas.
Los principales síntomas del estrés son:
- Dolor de cabeza
- Tensión o dolor muscular
- Dolor en el pecho
- Fatiga
- Cambios y alteraciones en el deseo sexual
- Malestar estomacal
- Problemas de sueño
- Irritabilidad
- Falta de motivación o enfoque
Los principales síntomas de la ansiedad son:
- Sensación de nerviosismo, agitación o tensión
- Sensación de peligro inminente, pánico o catástrofe
- Aumento del ritmo cardiaco
- Respiración acelerada (hiperventilación)
- Sudoración
- Temblores
- Sensación de debilidad o cansancio
- Problemas para concentrarse o para pensar en otra cosa que no sea la preocupación actual
- Tener problemas para conciliar el sueño
- Problemas gastrointestinales
- Dificultades para controlar las preocupaciones

Causas del estrés y la ansiedad
Las principales causas del estrés son:
- La predisposición genética. Existen algunos genes que favorecen la aparición de estos problemas en los individuos que los presentan en su genotipo, de manera que la producción de determinadas moléculas bajo las instrucciones de ADN nos vuelve más vulnerables a esta forma de malestar.
- Exposición a situaciones de violencia, agresión o acoso. Si desde niño el entorno te ha inculcado que el mundo es un lugar hostil en el que hay que estar alerta para prevenir ataques, lo más probable es que hayas crecido asustado, en alerta constante y con la sensación de que muchos estímulos pueden considerarse una amenaza, aunque no sea así.
- Cambios en las rutinas o las experiencias. Una mudanza, tener hijos, casarse, el fallecimiento de un ser querido… todas estas situaciones necesitan un proceso de adaptación que puede resultar estresante.
- Problemas en las relaciones personales. Tener dificultades en las relaciones sociales puede ser una fuente estresante, porque por un lado lleva a un estilo de vida poco amable debido al miedo a buscar ayuda o aliados, y por el otro las conversaciones se convierten en una fuente de temor.
Por su parte, las principales causas de la ansiedad, son:
- Causas médicas. Se relacionan con un problema de salud que no ha salido a la luz. Es posible que los síntomas de ansiedad sean los primeros indicadores de una enfermedad. Además de enfermedades, también puede estar causada por los efectos secundarios de algunos medicamentos.
- Causas ambientales. Según el Hospital Victoria Eugenia, la ansiedad también puede ser causada por factores ambientales, a partir de las características propias del medio donde la persona con ansiedad se desenvuelve.
- Factores personales. La experiencia acumulada a lo largo del desarrollo evolutivo puede ser causa de picos de ansiedad.

Cómo aliviar el estrés y la ansiedad: fármacos y medicamentos
Los tratamientos farmacológicos actúan directamente en la reducción de la sintomatología fisiológica de la ansiedad, porque la considera un desequilibrio bioquímico que se intenta corregir actuando sobre los neurotransmisores. Se utilizan mayoritariamente dos tratamientos para aliviar los síntomas:
- Ansiolíticos. Existen una gran variedad de fármacos ansiolíticos y se prescriben según las características y causas e historial de cada persona.
- Antidepresivos. Los antidepresivos que más se prescriben para el tratamiento de la ansiedad son los que actúan sobre la recaptación de la serotonina, neurotransmisor no solo implicado en la depresión sino también en los trastornos de ansiedad.
Cómo aliviar el estrés y la ansiedad de forma natural
En muchas ocasiones no es necesario llegar al tratamiento farmacológico. Con seguir las principales recomendaciones para mantener hábitos de vida saludables es suficiente para reducir los niveles de ansiedad y estrés en el medio y largo plazo.
- Dejar de fumar
- Practicar deporte de forma regular
- No beber alcohol
- Dormir entre siete y ocho horas diarias
- Seguir y mantener una dieta saludable
Si quieres profundizar en una propuesta natural para aliviar el estrés y la ansiedad, nosotros te proponemos el aceite de cannabidiol, que podría resultar beneficioso para este fin, como apuntan algunos estudios.
Trastornos derivados del estrés y la ansiedad
Si no se pone remedio y se viven largas temporadas bajo los efectos del estrés y la ansiedad podrían aparecer otros trastornos derivados, como tipos de ansiedad más específicos o cronificados. Lo mejor es que si sientes estos síntomas durante seis meses o más, contactes cuanto antes con un especialista.
Mientras tanto, puedes probar con alguna de las manualidades más populares para calmar la ansiedad. Recuerda que lo importante es tener claro que es normal sentir algo de estrés, angustia y ansiedad en momentos puntuales, pero no lo es cuando se instala en nuestro día a día y nos impide nuestras rutinas.