Las decisiones que no tomamos no nos duelen. Ésta es la principal razón por la que dejamos que el día a día nos meza en sus conformistas sábanas. Solemos dejar pasar los días esperando que pase algo que nos motive, algo que nos encante, algo que nos saque de la monotonía, algo que nos despierte del agridulce sueño del día a día… Esperado… Quien espera no busca, quien espera se desespera, se angustia y se neurotiza. Esperamos que se cumpla una expectativa incierta que no conduce a ningún lado, una expectativa formada a partir de retales de otras vidas, de parches de experiencias pasadas, de ideas que quedaron un día aparcadas.
Creemos que la vida es lo que vemos en las redes sociales y nos lo creemos sin cuestionarlo. Vemos unas vacaciones en una playa paradisíaca, pero no las maratonianas jornadas laborales que encarcelan un alma sin interés alguno por lo que está haciendo. Vemos besos y abrazos, vemos el amor y nos cuestionamos por qué motivo nosotros no tenemos un amor tan intenso y tan pasional, sin saber si ese amor es real o aparente, interesado o noble… Confundimos un intercambio de intereses con el amor.
¿Pero cómo se va a cumplir una expectativa completamente irreal? Las películas son historias que parecen reales pero aderezadas con dosis de fantasía y dramatismo. No te creas las películas que ves en la televisión, pero tampoco te creas las películas que te cuentan. Si sientes cierta inquietud, cierto deseo de mejora y un cierto interés en crecer; es una muy buena noticia. Tu vida te está hablando. Tu vida te está pidiendo que tomes decisiones urgentemente. ¡Hazle caso! ¡No sigas ignorando las señales!
Sí, ya sé que es más fácil comprarse un bolso, seguir soñando mientras navegamos por internet o machacarse en el gimnasio como si de una moderna clase de flagelación se tratara. No pretendas ignorar lo necesario, no pretendas tapar lo evidente, no pretendas seguir viviendo en modo rutina en un aparente stand by que crees que te compensa. Es posible que notes cierta ansiedad, cierto desasosiego, tristeza o falta de interés en la vida. Es posible que te cueste disfrutar, que te sientas sola e incomprendida o que no puedas conciliar bien el sueño. Es posible que esperes que te pase algo que saque de este estado de letargo. Es posible. Pero creo que estás confundiendo lo posible con lo probable y querida mía, lo importante, lo realmente importante no es si es posible o no, sino cuán de probable es.
Solo hay un camino para ser feliz… No lo sigas evitando… Tu cuerpo ya no sabe más cómo avisarte. Toma decisiones y serás feliz. Pero ten cuidado: no las tomes resentida, ni dolida, ni amargada. Hay quien toma decisiones como quien toma una salida, una escapatoria, un tren a cualquier dirección mientras sea bien lejos de aquí. Toma decisiones con calma, con perspectiva, después de pensar y analizar. Las mejores decisiones tienen una gran parte de razón, un poco de emoción y una pizca de intuición. Toma decisiones desde el valor.
Huye de la comodidad, del deseo y del miedo. No mezcles el miedo con la realidad o te limitarás. No mezcles la comodidad con la realidad o tomarás decisiones que serán buenas a corto plazo pero malas a medio y largo plazo. No mezcles el deseo con la realidad o serás carne de cañón de quien sepa leer lo que necesitas, algo que llevas escrito en la frente y lo vas gritando a los cuatro vientos. Toma decisiones y si te equivocas aprende y rectifica. Toma decisiones, haz algo, muévete… Nadie lo hará por ti. Deja de esperar y pasa a la acción.