Todos tenemos momentos de nuestro pasado de los que no nos sentimos especialmente orgullosos o cuyo recuerdo nos resulta por un motivo u otro doloroso. Sin embargo, reconciliarnos con el pasado es fundamental para poder disfrutar del presente y ser capaces de construir un futuro distinto.
Aceptación
Pero, ¿cómo reconciliarnos con los acontecimientos del pasado? Para empezar, aceptándolos. Forzarnos a olvidar lo vivido significa gastar un montón de energía en apartar algo de nuestra mente y magnificarlo. Un viaje que no salió como esperábamos, una discusión que podríamos haber evitado, unas palabras que preferíamos no haber pronunciado, una vivencia que preferiríamos olvidar? Querer borrar de nuestra memoria las malas experiencias acaba por pasarnos factura. Asumir lo ocurrido es el primer paso para superarlo.
Perdón
No huir de los recuerdos tampoco significa quedarse a vivir en ellos. Si nos pasamos la vida sintiéndonos como víctimas por el daño que nos hicieron en el pasado o culpabilizándonos por lo que hicimos o dejamos de hacer no nos quedaran fuerzas para disfrutar del presente. Por eso es fundamental perdonar, ya sea a nosotros mismos o a aquellos que creamos que nos han agraviado en el pasado. El perdón aleja la amargura y nos permite volver a avanzar.
Aprendizaje
Se trata de aceptar también que no podemos cambiar el pasado pero sí podemos actuar en el presente para que las cosas sean distintas en el futuro. La experiencia es una inmejorable fuente de aprendizaje y de todo lo que vivimos, bueno o malo, podemos aprender.
Tres claves para reconciliarse con el pasado
Todos tenemos momentos de nuestro pasado de los que no nos sentimos especialmente orgullosos o cuyo recuerdo nos resulta por un motivo u otro doloroso.
