Desde que los dispositivos móviles copan la vida de las personas muchos son los que viven enganchados a cualquier novedad que sus teléfonos puedan anunciar. Este fenómeno, ampliamente estudiado por la economía de la atención de la mano de Marta Peirano, tiene efectos devastadores en un grupo de edad especialmente vulnerable: los adolescentes.
El concepto vamping surge de la unión de dos términos: vampire (de vampiro, seres extraordinarios que siempre están despiertos de noche) y texting, la acción de enviar mensajes de textos a través de dispositivos electrónicos.
¿Cuáles son las principales causas por las que los adolescentes se ven atrapados en la dinámica del vamping?
No existe una sola causa detrás del vamping. Más bien se trata de un conjunto de factores que, interrelacionados, generan un estado de ansiedad y sensación de estar perdiéndose algo, que empuja a los adolescentes a estar horas conectados durante la noche.
Estos factores son:
- Necesidad de conocer gente. De interactuar. De integrarse. Está de moda romper las reglas. Permanecer despierto de noche en su habitación sin que nadie lo sepa o sin que nadie moleste es muy tentador. Según explica Cuídate Plus, cada vez más adolescentes publican en sus redes sociales que están despiertos de madrugada. Eso supone un efecto llamada para otros adolescentes que también están despiertos y conectados, y que ven en los muros de sus redes sociales que pueden interactuar con otras personas como ellos. Así, en lugar de dormir, los adolescentes inician conversaciones con otras personas que, además, pueden alargarse durante horas.
- Expresión de su intimidad. Mientras sus padres duermen, los adolescentes se sienten más libres para hablar o escribir mensajes sabiendo que ni son escuchados ni son vigilados. La noche se convierte en un aliado para expresar sus sentimientos y emociones con libertad.
- Sensación de vacío existencial. A menudo detrás de los dos factores anteriores se manifiesta el deseo de sentirse llenos y útiles. Si durante las horas diurnas han atendido las necesidades de los demás (ir al instituto, obedecer a sus padres, realizar tareas extraescolares, etc.), al sentirse en soledad cuando llega la noche quieren expresar sus emociones y sentir que todavía pueden divertirse, aunque les cueste sus horas de descanso.
Las consecuencias del vamping
Esta práctica se está extendiendo cada vez más entre los adolescentes e incluso entre los adultos jóvenes de diferentes países y culturas. Sus consecuencias son más graves de lo que parecen, porque emplear tiempo dedicado al descanso en otras actividades resulta perjudicial por la falta de sueño que supone.
Tal y como recuerda el doctor Albares, especialista en medicina del sueño de la Clínica Teknon de Barcelona:
La luz azul de onda corta que emiten las pantallas afecta directamente a la producción de melatonina, deteniéndola, lo que provoca un retraso en el inicio del sueño y, en consecuencia, dormir menos horas.
El doctor Albares recuerda en su cuenta de Instagram que el vamping es más característico en niños y adolescentes y la afectación en ellos es más grave ya que la producción de melatonina se reduce hasta en un 90% más que en los adultos. Además, insiste en que “dos horas antes de ir a dormir, adultos y niños apaguemos todos los dispositivos electrónicos para que nuestro sueño sea de mejor calidad”.
Además de trastornos en el ritmo circadiano, el vamping también es responsable de cansancio, debilidad, fatiga visual, irritabilidad, aumento de las dificultades para aprender, falta de concentración, alteración del metabolismo, predisposición a la obesidad y caída de las defensas del sistema inmunológico.
Para intentar atajar este problema, hoy te traemos algunos consejos para prevenir el vamping.