Cada día nos enfrentamos a situaciones complejas, desconocidas o inciertas que exigen lo mejor de nosotros mismos. Para poder hacer frente a estas situaciones necesitamos sentirnos seguros y confiar en nuestro criterio y en nuestras capacidades pero, ¿qué ocurre cuando no nos sentimos capaces? A veces tenemos que enfrentarnos a situaciones desconocidas.
Si éste es el caso, no te precipites, ya que lo más importante es que dediques un tiempo a analizar la situación y tus recursos para hacerle frente. Pero... ¿Ya te conoces? ¿Eres consciente de los recursos que tienes? La mayoría no son conscientes de los recursos de los que disponen, por lo que se sienten inseguras ante determinadas situaciones.
Te propongo que conectes con tu fortaleza emocional para poder tener fe en ti y en tus capacidades. La seguridad que necesitas te la vas a proporcionar tú misma conociendo tus propios recursos. No sobrevalores ni infravalores tus capacidades, tu seguridad se ha de basar en que te ves capaz de hacer frente a los retos que te proponga la vida. La seguridad te la van a proporcionar tus capacidades de trabajo, análisis y de diseño de un plan que te acerque a un óptimo afrontamiento de la situación.
En otras ocasiones nos enfrentamos a circunstancias que conocemos pero que no fueron bien en el pasado y que nos generan miedo o ansiedad. Éste es un caso distinto. Cuando estamos bajo el influjo de una emoción intensa, solemos precipitarnos en nuestras conclusiones y realizar análisis parciales y descontextualizados. No en pocas ocasiones ligamos un fracaso o un error a nuestra autoestima, lo que nos provoca directamente inseguridad ante situaciones que puedan parecerse o recordar la vivida tiempo atrás.
Si este es tu caso, te animo a que vuelvas a analizar y contextualizar lo ocurrido de una manera más constructiva desligándolo de tu autoestima. Si revisas lo que te pasó con cierta distancia y perspectiva, verás que posiblemente puedas extraer conclusiones más acertadas, lo que te va a permitir recuperar la confianza en ti misma. La inseguridad nace del miedo y el miedo se vence con conocimiento. Mi mejor consejo es que aprendas e incorpores recursos.
Lee, viaja, estudia y disfruta del conocimiento con una actitud curiosa. Cuanto mayor sea tu bagaje de recursos más segura te sentirás, ya que tendrás un conocimiento más amplio de la vida, vivirás menos situaciones desconocidas, habrás aprendido a analizar y solucionar los diferentes problemas que te puedas encontrar, y, lo que es más importante, dispondrás de más estrategias para poder hacer frente a cualquiera de los retos que la vida te ponga por delante.
No lo dudes, aprende, vive con los ojos bien abiertos y con una actitud curiosa. Empieza por conocerte a ti misma y todos los recursos de los que dispones para hacer frente a la adversidad, la novedad o la complejidad. Si eres capaz de creer en ti, el mundo se mostrará repleto de posibilidades inesperadas y verás cómo la inseguridad se desvanece hasta desaparecer.
Cuando tengas que enfrentarte ante algo que te provoque inseguridad, adopta la mirada de un explorador interesado por resolver un enigma. Gracias a esta nueva perspectiva, podrás desvincular el problema de ti misma, ganar en perspectiva, realizar un mejor análisis y te podrás preparar mejor esa charla, reunión, acto social o cualquiera que sea la situación que antes te provocaba miedo e inseguridad.
