Como sociedad, cada vez somos más conscientes de la importancia de cuidar el planeta, minimizar nuestra huella ecológica y reducir nuestro impacto medioambiental. Lo cierto es que el planeta se encuentra en un momento crítico, y solo nosotros podemos cambiar esta tendencia.
Se estima que, cada año, alrededor de ocho millones de toneladas de plástico acaban en nuestros mares y océanos. Y ya no hablamos solamente del plástico que vemos en las imágenes de tortugas y peces atrapados, sino también de los nanoplásticos y microplásticos que no solo provocan un daño demoledor en los ecosistemas y los animales, sino también en nuestra salud al consumirnos sin darnos cuenta.
Afortunadamente, la filosofía zero waste o residuo cero se está adentrando cada vez más en nuestras rutinas: la encontramos en nuestros baños con productos biodegradables, en nuestra compra con las bolsas de rejilla, en nuestro día a día con las botellas y pajitas de aluminio y en nuestras cocinas, con alternativas como las fundas reutilizables o las tapas extensibles como las de Lékué, que nos permiten no solo utilizar menos plástico, sino también ahorrar una gran cantidad de dinero al final del año.

Envoltorios de alimentos sostenibles
Después de haber visto las consecuencias del confinamiento en el medioambiente (ciudades sin contaminación, ríos con agua cristalina y un aire mucho más limpio), sabemos que parte del cambio parte de nuestros actos. Porque sí, como explican las autoras del libro ‘Zero Waste para chicas con prisas’, la mayoría de plásticos que acaban en el mar los lanzan las cuatro megacorporaciones mundiales y no el ciudadano a pie, pero, como consumidores, podemos ser agentes directos del cambio: si empezamos a actuar de manera distinta, el mercado tendrá que adaptarse a nuestra nueva manera de consumir.
Así que está en nuestras manos dar un pasito más: ¿sabías que, a lo largo de un año, cada hogar utiliza alrededor de 100 metros de plástico para envolver? Ya es hora de que, al uso de las botellas reutilizables, las fiambreras de cristal y las pajitas de aluminio, sumemos los envoltorios reutilizables.
Los hay de muchos tipos, aunque algunos de los más populares están hechos a partir de cera de abeja.

¿Cómo funcionan?
Funcionan como una alternativa al típico papel film o papel de aluminio, para conservar los alimentos frescos durante más tiempo. La diferencia es que están hechos con ingredientes naturales y cera de abeja, y son totalmente veganos.
Además, cuentan con muchas ventajas que las opciones no sostenibles no contemplan:
- Elimina el plástico de nuestro día a día
- Prácticamente todo puede taparse o envolverse con estos envoltorios. Tan solo hace falta envolverlo y presionar ligeramente con las manos, para que se adapte y se adhiera con el calor de estas
- Si se cuidan, pueden utilizarse durante un año o más
- Son 100% biodegradables, por lo que pueden ser reciclados de manera respetuosa con el medioambiente
- Como explican desde ‘beeskin’, una de las marcas alemanas fabricantes de este tipo de envoltorios, conservan los alimentos durante más tiempo gracias a sus propiedades antibacterianas y transpirables
Cuidado y lavado de los envoltorios
Lo único y más importante que tenemos que tener en cuenta es que, al ser hechos con cera de abeja, se derriten con el calor.
Es por eso por lo que, si queremos envolver alimentos que todavía están calientes, debemos esperar a que se enfríen. Pasa lo mismo con su mantenimiento y cuidado: cuando se ensucien deberemos lavarlos como si fueran un plato, con agua fría, una esponja suave (o la mano) y el jabón habitual que usamos para los platos. Por el tema del calor, debemos evitar lavarlos en agua caliente, en lavavajillas o lavadora, ya que las altas temperaturas dañarán e incluso derretirán los envoltorios. A la hora de secar, es recomendable que lo dejemos secar al aire.

Pero todavía hay más ventajas: si quieres alargar la vida útil de tus envoltorios de cera de abeja, marcas como ‘Becool’, fabricante española de este tipo de envoltorios, ofrece unas pastillas de mezcla que permiten recargar los envoltorios más gastados para darles una nueva vida y contribuir todavía más a la filosofía zero waste.