Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte y mejorar la calidad del aire depende de muchos aspectos. A estas alturas, no podemos obviar la necesidad de buscar respuestas a un problema que nos pisa los talones: la emergencia climática. Sin embargo, a pesar de que cada vez son más las conversaciones y acuerdos sobre transición ecológica, continúan existiendo grandes fisuras por las que se cuela la contaminación, llenando nuestras ciudades de un aire de muy baja calidad. Un ejemplo de esta falta de compromiso lo encontramos en el bloqueo al proceso de reforma de las etiquetas ambientales para los vehículos. ¿No haría falta una renovación de sus criterios para fijar qué vehículos contaminan más que otros?
Los tiempos cambian y con ello la información que a día de hoy tenemos del mundo que nos rodea, bastante degradado en muchos puntos del planeta, con ecosistemas que languidecen año tras año. Las ciudades, centro del ruido y los motores, tienen su parte de culpa en la propagación de gases de efecto invernadero que calientan la tierra. En ellas, los vehículos campan a sus anchas con unas etiquetas o distintivos ambientales que, según las entidades ecologistas, deberían revisarse.
Pero, ¿por dónde empezar? La problemática reside en quién toma las decisiones relacionadas con el tráfico, la protección de la calidad del aire y la reducción de emisiones de C02. Tendría sentido que fuera una cartera regentada por el Ministerio para la Transición Ecológica, pero no ocurre de esta manera en España, donde las decisiones sobre las etiquetas ambientales de los vehículos recaen en la Dirección General de Tráfico (DGT), la cual pertenece al Ministerio de Interior.
“Es absurdo que la DGT, que no es un órgano ambiental, esté suplantando al Ministerio para la Transición Ecológica en la labor de rediseñar el sistema de clasificación ambiental de los vehículos, el cual es una herramienta fundamental para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte y mejorar la calidad del aire”, explica Carlos Bravo, experto en políticas de Transport & Environment España, en rueda de prensa.
Nuevas exigencias para controlar la emisiones de gases de efecto invernadero
De hecho, a día de hoy, la complicidad de la DGT con el sector del automóvil bloquea la necesaria reforma y actualización de los distintivos ambientales para vehículos, ignorando tanto la propuesta presentada el pasado mes de abril por ECODES, Ecologistas en Acción, Greenpeace y Transport & Environment (T&E) como todas sus solicitudes de reunión con la institución.
La insistencia por parte de estas entidades destaca en el actual sistema de distintivos ambientales para vehículos, el cual ha sido muy criticado por clasificar como “ecológicos” a vehículos que, en condiciones reales de conducción, resultan más contaminantes de lo que dicen ser, así como por establecer una clasificación incoherente en determinados aspectos. “Nuestra propuesta mejora y actualiza los criterios del etiquetado, y revierte las deficiencias del sistema actual y sus incoherencias”, señala Cristian Quílez, responsable de proyectos de ECODES.
Estos distintivos son la herramienta principal para que medidas como las Zonas de Bajas Emisiones sean efectivas
Estos son algunos de los puntos en los que insiste la propuesta ecologista:
- Incluir las emisiones reales de CO2
- Reservar la etiqueta CERO a los vehículos sin emisiones y eliminar la confusa etiqueta ECO, que actualmente beneficia al gas y a los SUV híbridos, sustituyéndola por una D coherente
- En la actualidad, vehículos muy contaminantes pueden obtener una clasificación C o incluso ECO, sin olvidar que no discriminan respecto al gas fósil
- Necesitamos un sistema de etiquetado que discrimine positivamente a los vehículos que realmente contaminan menos

“La propuesta que realizamos se basa en una racionalización del etiquetado coherente con los objetivos de reducción de emisiones de GEI en el transporte y que realmente exprese las emisiones reales de cada vehículo. No podemos perder esta oportunidad que tenemos para obtener ciudades más resilientes, con una mejor calidad del aire que no ponga en peligro nuestra salud ni la de nuestros hijos”, explica Raquel Paule, directora general de Fundación Renovables.
En este punto, los representantes coinciden en que las ciudades son clave para cumplir con la descarbonización del transporte y la movilidad, fomentando así la movilidad limpia y activa, el transporte público, la reducción del vehículo privado, etc. “Reformar coherentemente el sistema de etiquetas es de vital importancia para acompañarlas en este proceso, generando claridad, un cambio de hábitos y haciendo que sean una referencia efectiva”, indica Adrián Fernández, coordinador de la campaña de movilidad de Greenpeace.
De hecho, en Barcelona, desde enero de 2020, los vehículos que no disponen de ninguna etiqueta ambiental no pueden circular por las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) de lunes a viernes de 8 de la mañana a 20 de la tarde. Con estas iniciativas, además de reducir las áreas de contaminación y mejorar la calidad del aire, también se trata de incentivar el cambio de vehículo hacia uno más eficiente y con menos emisiones y apoyar el uso de transporte público.