Ya casi nos sabemos el mantra de que el pescado es una fuente importante de nutrientes que nos ayuda a mantener una dieta equilibrada y saludable. Pero lo que muchas veces olvidamos es la idea de conservar los mares. En ellos se encuentra la mayor parte de la fauna marina que luego termina en nuestros estómagos. Océanos llenos de seres vivos, pero también de plástico y de residuos tóxicos. De hecho, debido a la necesidad de un cambio trascendental en materia de medioambiente, uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas es "conservar y usar de forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos". Un compromiso con las más de 200.000 especies de pescado identificadas en todo el mundo, pero sobre todo con el ecosistema, el cual, a día de hoy, continua deteriorándose debido a los efectos del cambio climático y un nivel de vida capitalista, rápido y directo que fomenta la sobreexplotación de los océanos.
Es una realidad: el ecosistema marino se debilita y, como consecuencia, la pesca llega a ser deficiente en muchas ocasiones. Eso de capturar tantos ejemplares de una especie marina como sea posible no es ya ningún juego, ni ninguna apuesta. La Tierra se resiente y con ella los océanos en los que la superviviencia de muchas especies se vuelve un grave problema debido a la contaminación costera.
Pero todavía hay más, porque otro de los grandes retos a los que nos enfrentamos actualmente es la sobrepesca, que no ha dejado de crecer a nivel global desde la década de 1970. De hecho, de acuerdo con el informe Sofía de la FAO publicado en mayo de 2020, el 34% de las poblaciones de peces se encuentra en un estado biológicamente insostenible. A esto se suma que cada vez consumimos más pescado por persona. Hemos pasado de los 9 kilogramos (kg) en 1960 a 20 kg en 2017.
El 34% de las poblaciones de peces se encuentra en un estado biológicamente insostenible.
La demanda de esta proteína animal de alto valor biológico para millones de personas no cesa. Comemos pescado en casa, pero también en los bares y restaurantes. Nos los sirven directo, llegado desde lonjas y otros entornos. Viene del mar, pero ¿en qué condiciones fue capturado? ¿Se respetó a las comunidades del entorno? Estas son tan solos algunas de las preguntas que debemos hacernos cuando buscamos a toda costa que el pescado que compramos contenga la Ecoetiqueta MSC que garantiza la pesca sostenible.
Vayamos por partes. Has leído etiqueta y MSC. Pues bien, Marine Stewerdship Council (MSC) es el organismo internacional que promueve la pesca sostenible certificada en todo el mundo y que ahora se ha unido con más de 50 entidades para defender y cuidar los mares en la iniciativa “Mares Para Siempre”, según explicó en rueda de prensa online Laura Rodríguez, directora de MSC España y Portugal.
Gracias al programa de esta organización, que establece unos estándares que permiten a las empresas evaluar y certificar la sostenibilidad de sus operaciones, podemos identificar si un pescado es sostenible o no a través del Sello Azul de MSC.
Esta identificación solo la encontrarás en aquellos productos del mar que cuenten con verdaderas garantías de sostenibilidad. Estos son algunos de los parámetros en los que se basan los expertos de MSC para adjudicar el Sello Azul:
- La presencia de este sello en los productos del mar asegura el respeto al estado de las poblaciones.
- Se deben dejar suficientes peces en el mar, de manera que la pesca permita su continuidad indefinidamente.
- La gestión pesquera eficaz.
- La reducción del impacto sobre los ecosistemas marítimos. Respetar los hábitats con prácticas de pesca que posibiliten preservar el medio marino en buen estado.
- La trazabilidad hasta un origen sostenible.
- No perjudicar a las comunidades de personas que dependen de la pesca y que la utilizan como medio de vida.
Cuidar los océanos: una demanda global
En la medida de lo posible, asumir retos en materia de sostenibilidad es una de las prioridades ciudadanas. Muchas personas se fijan ya en el etiquetado por su salud, por la calidad del producto y, sobre todo, como ocurre con la pesca sostenible; para saber qué proceso hay detrás de ese alimento que ahora se nos sirve directo para cocinar.
De hecho, según los últimos datos del estudio de GlobeScan para MSC publicado en mayo de 2020, la salud de los océanos y la sobreexplotación de la pesca se sitúan entre los problemas medioambientales que más preocupan a los españoles, hasta tal punto que el 54% de los españoles afirma haber cambiado sus hábitos de consumo de pescado en los océanos.
Además, el 79% de los encuestados respondieron que es necesario que las marcas y supermercados verifiquen de manera independiente sus reclamos de sostenibilidad, y el 83% estaba dispuesto a realizar acciones en el futuro para proteger el pescado en los océanos.
El 54% de los españoles afirma haber cambiado sus hábitos de consumo de pescado en los océanos.
Solo en España, el volumen de pescado ya certificado por MSC asciende a 72.222 toneladas, contando así con 394 barcos pertenecientes a la flota española o vinculados a empresas españolas que operan bajo el estándar de sostenibilidad de MSC. Y lo más interesante es que las cifras continúan subiendo. Entre 20219 y 2020, se comercializaron un total de 380 productos en España con el Sello Azul de MSC, lo que supone un aumento del 22 % respecto al año anterior.
Para Miren Garmendia, directora de la Organización de Productores de Guipúzcoa (OPEGUI), “apostar por la pesca sostenible es apostar por el futuro. El futuro de una actividad que garantiza al ser humano un alimento nutritivo, saludable. Es respetar los equilibrios de esta, nuestra tierra, en la que tres partes de ella son mar, hábitat de nuestro preciado recurso”.
Cada vez son más los retos en materia de sostenibilidad, al mismo tiempo que se multiplican las iniciativas para frenar, en la medida de lo posible, el irremediable camino al que anda abocado nuestro Planeta si no ponemos fin a ciertas actividades de sobrexplotación. Esta vez hablamos de océanos, de fauna marina, de la degradación de su ecosistema. Podríamos haberlo hecho de otra manera, pero nada de eso habría apagado focos tan candentes como el aumento de la temperatura, del nivel del mar o la extinción de especies. Hay aspectos que como el Sello Azul pueden ser clave para conseguir un mundo más sostenible que el que ahora habitamos.