Botellas, bolsas y envoltorios flotando desde la Antártida hasta el Mediterráneo. Pequeñas partículas de plástico llenando el estómago de los peces, perforando los orificios nasales de las tortugas, dejando a la intemperie un océano repleto de residuos. Cada año más de 12 millones de toneladas de plástico terminan en nuestros mares. No nos cansamos de escucharlo, de ver noticias, de leer que pronto habrá una recogida de plásticos en una playa cercana. Y no es de extrañar, vista la velocidad con la que la contaminación por plásticos se extiende por todo el planeta, alcanzando rincones donde ni siquiera ha llegado el ser humano. Una problemática que moviliza a centenares de organizaciones que cooperan para tratar de evitar un desastre medioambiental que ya amenaza con poner del revés a nuestro a planeta.
De entre todos estos plásticos que habitan las costas y fondos marinos, las artes de pesca representan aproximadamente el 10% de esos desechos. Según la organización World Wild Life (WWW), entre 500. 000 y 1 millón de toneladas de artes de pesca se abandonan o se pierden en el océano cada año. Las redes, palangres y cuerdas desechadas ahora constituyen aproximadamente el 46% de la Gran Mancha de Basura del Pacífico. A este plástico marino se le conoce como “redes fantasma”.
Entre 500.000 y 1 millón de toneladas de artes de pesca se abandonan o se pierden en el océano cada año
De hecho, no solo contaminan los mares al ir desintegrándose en pequeñas partículas tóxicas, sino que también son todo un peligro para millones de animales que mueren atrapados entre sus redes.
¿Qué son las “redes fantasma”?
Ahora bien, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de redes fantasma? Realmente se trata de cualquier tipo de arte o equipo de pesca que haya sido abandonado, perdido o desechado al mar.
Como ya adelantábamos, estas redes fantasma son la forma más letal de plástico marino, ya que capturan la vida silvestre de manera no selectiva, enredando a mamíferos, aves, tortugas y tiburones, sometiéndolos a una muerte lenta y dolorosa por agotamiento y asfixia.
Las artes de pesca fantasma también dañan hábitats marinos clave como los arrecifes de coral
Además, son responsables de la pérdida de poblaciones de peces con valor comercial, lo que destruye tanto la sostenibilidad general de la pesca como a las personas que dependen del pescado para su alimentación y sustento.
Diferentes soluciones para un mismo problema
Para acabar con esta problemática, organizaciones como WWF o la Confederación Española de Pesca (Cepesca), esta última a través de su proyecto RED-USE, trabajan actualmente para definir un sistema de gestión responsable para la mejora de la recogida y tratamiento de las artes de pesca. Por ejemplo, para WWF, su misión es la de colaborar con pescadores, agencias gubernamentales y otros aliados para retirar las redes abandonadas del agua, así como establecer programas de recolección y reciclaje de artes de pesca, entre otras acciones que tienen como fin conseguir una pesca sostenible.
“Estamos pidiendo a los diseñadores y fabricantes de artes de pesca que innoven artes de pesca nuevos y rastreables y que los pescadores recuperen, si es posible, e informen sobre cualquier arte de pesca extraviado”, explican desde WWW.
Por otro lado, el reciclaje y la transformación de las redes abandonadas en productos sostenibles es también el principal objetivo de Gravity Wave, empresa social española que se encarga de la limpieza de redes fantasma del mar. Para continuar creciendo, se han aliado con Garden Gourmet, marca de productos de proteína vegetal, para cumplir un gran propósito este 2022: la limpieza de 14.5 toneladas de redes fantasma de nuestros mares y puertos.
La idea de Gravity Wave no deja indiferente a nadie. Fue en 2019 cuando sus fundadores dieron el paso de crear esta entidad que trabaja para recuperar las redes fantasma que se quedan en el mar, así como aquellas que permanecen en los puertos y corren el riesgo de volver al mar. Si bien empezaron con unos 20 pescadores, podemos decir que actualmente ya cuentan con 2.000 profesionales locales repartidos entre Grecia, Italia, Egipto y España.

El procedimiento es bien claro: en lugar de pagar a grandes empresas, prefieren fomentar la pesca local y de comunidad y es a través de esta que consiguen toneladas y toneladas de redes que, tras un largo proceso de reciclaje, acaban convirtiéndose en mobiliario: desde bancos hasta mesas y esculturas, consiguiendo darles una segunda vida.
Una solución bastante práctica y directa que basa su eje central en la economía circular. Su fundadora, prefiere pensar en positivo y “ver una solución donde los demás solo ven basura”, explicó ayer durante la rueda de prensa en la que Garden Gourmet y Gravity Wave aprovecharon para sellar su alianza.
De hecho, esta colaboración será muy importante para Gravity Wave en 2022 puesto que les permitirá ampliar sus zonas de actuación, llegar a más pescadores y aumentar así su impacto. Actualmente cuentan con 20 puertos de actuación en España y su objetivo es llegar a 100.
Para una pesca sostenible: una alimentación sostenible
Por su lado, desde Garden Gourmet han querido sumar fuerzas en la lucha contra la eliminación de estas redes a través del lanzamiento de VUNA, la alternativa vegetal al atún de lata, una de las conservas más elegidas en España. De hecho, se estima que el atún representa el 71% del consumo de conservas de pescado en España, según el informe de Alimarket “Conservas de Pescado y Marisco” (2021).
Una alternativa vegetal al atún que ayude a reducir las redes de pesca que se lanzan al mar y que contaminan la fauna y flora marinas
A día de hoy, la preocupación por el medio ambiente es la tercera motivación de los hogares para la reducción/eliminación del consumo de carne, según el último estudio Mercury 2021. Sin embargo, muchas personas todavía abusan de productos enlatados como el atún, llegando a comer varias latas a la semana sin ser conscientes de que es un pez sobreexplotado que ya comienza a estar en peligro de extinción. Si nos quitamos la carne, pero aumentamos el consumo de pescado, no terminamos de conseguir una dieta sostenible y responsable con el medioambiente. Por ello, desde Garden Gourmet han querido facilitar al consumidor una alternativa vegetal al atún en lata que les permita disfrutar de un estilo de vida saludable mientras cuidan de su entorno.
Se trata de un producto elaborado a base de proteína de guisantes, vegano y que cuenta con el sello oficial de la European Vegetarian Union, con una textura y sabor muy parecidas a la del atún.

Queda claro que existen alternativas saludables, sostenibles y deliciosas a la carne y al pescado que, además, permiten seguir cuidando de nuestros mares antes de que terminen siendo una auténtica piscina en la que nada de todo menos seres vivos.